Vértigo es una propuesta esencial que desafía a saltar y sacarse las pieles que envuelven a cada persona. Tendrá su reestreno el sábado 11 de marzo en el Centro Cultural «Paco» Urondo. Paz Meza, bailarina y directora de danza, es quien está al frente de la obra de danza teatro, con textos y voz del escritor Claudio Chiuchquievich.
¿Qué es el vértigo para vos? ¿En dónde se aloja? ¿Qué dice tu cuerpo y como lo expresa? Paz le pregunta al cuerpo de baile y luego se repregunta. Traslada la demanda al público que mira su obra.
Paz Meza es bailarina, coreógrafa, directora e incipiente escritora. Trabaja con la improvisación como herramienta primigenia y, luego, el trazado de su campo experimental artístico deviene en abarcar dos espacios que dialogan, se interfieren y nutren: la danza y la creación de lazos con la palabra dicha, hablada, proyectada.
La obra, que se estrenó la primavera pasada, promete ser «una experiencia íntima abordada desde la poética del movimiento, de la palabra y la danza-teatro». Así reza la gacetilla, cual plegaria que incita a ingresar a un universo cubierto con sonidos de hojarasca. Al caminar, les bailarines quiebran las hojas secas y un amoroso eco se produce en la gran sala de teatro, el perfume a tierra y humedad del rocío entraman el tejido con la poesía del otoño.
«Les intérpretes avanzan en fila, une detrás de otre, hacen referencia a las partes del cuerpo, aquella cara posterior y anterior. Sus manos recorren las cabezas y se dirigen hacia la espalda. Cada porción de nuestro cuerpo carga letos, historias, matrices distintas: la posterior es la de las mochilas del pasado, de los ancestros; el frente es estar de cara a lo que es y lo que viene», dice su directora. Vértigo propone un juego constante entre los cuerpos, el tiempo, los procesos personales, los duelos, el dejar ir y el permitirse ser en contextos nuevos.
La obra comenzó su gesta en pandemia, aunque en medio de ese proceso creativo la directora recibiría una noticia en su seno familiar que la colocó en otro mapa, pero usó el recorrido —personalísimo pero cargado de empatías— para cambiar y nutrir Vertigo. Admite Paz: «Te invita a dejar ir, soltar, dejar, identificar qué velos necesitamos correr, dejar caer para que el cuerpo suelte esos pedazos, desde los más pequeños y cotidianos, esos que no alcanzás solo porque el día es más corto de lo que planificaste o porque ya no sos la misma, hasta los enormes que están llenos de mortalidad y tristeza.»
Pina Baush, la coreógrafa alemana creadora del género danza-teatro, decía: «No me interesa cómo se mueve el ser humano, sino aquello que lo conmueve.» Esa búsqueda es clara y exacta en la obra: cada momento tiene una razón, un porqué, un significado relacionado a la corporalidad. El movimiento tiene que decir algo, tiene que contar y la palabra acaba zurciendo aquello que enuncian los cuerpos. Una silla, un escenario adornado con ramas invertidas, cuerpos que danzan produciendo cierta imperfección de la perfección, los vaivenes que emulan los ciclos de la naturaleza. La directora y el escritor logran poner en diálogo la diversidad de tiempos y espacios, llevan al espectador frente al espejo individual «…ahí justo ahí / sentís que el viento raspa la piel / sentís que se pone filoso el aire / y corta»*. Un espejo para reflejarse que demanda valentía «y en esa circunstancia intransferible / en ese momento inconfundible y preciso, en ese instante definitivo…»*, el público se entrega, el espectador cruje con cada hoja y el silencio se apersona para abrazar.
La obra, que dialoga directamente con la semilla de Pina Bausch, nos desafía a movernos, atravesar los duelos, sacar las cáscaras de la piel cual sustancia visible y prueba de las heridas, los cambios; y también el cuerpo invisible que solo carga, envuelve y conoce el alma.
Vendaval Compañía de Teatro está integrada por:
Bailarines e intérpretes: Narela Barrionuevo, Julieta Borrmann, Dolores Collins, Agostina Dela Rosa, Florencia Graziano, Victoria Salas, Ángel Sayes Soplan, Cecilia Tolosa, Martín Velarde. Textos y voz: Claudio Chiuchquievich. Asistencial teatral: Chola Almirón. Coreografía: Paz Meza. Técnica de luces: Nicolás Sanchez. Edición musical: Agostina Firpo. Diseño de vestuario: Paz Meza – Cecilia Tolosa. Confección de vestuario: Gisela Araujo. Escenografía: El cuarto de máquinas – Demian Sanchez. Fotografía en escena: Juan Martín Alfieri. Asistente de producción: Rocío Stechina. Prensa y difusión. Rocío Corrales. Dirección general: Paz Meza.
Texto: Victoria Bordas
Fotos: Juan Martín Alfieri
Nombre de sección: Teatro
Edición: N° 92