El veganismo postula que podemos vivir saludablemente sin explotar a otros seres sintientes.
Para esto promueve una dieta libre de productos de origen animal (ninguna carne, ni lácteos, ni miel). Además sostiene que, como consumidores que somos, podemos revisar nuestras rutinas y costumbres haciendo que estas estén atravesadas por la paz, la empatía y la justicia evitando causar cualquier dolor a otros seres. No solo consumimos alimentos, sino que consumimos vestimenta, calzado, productos cosméticos y recreación.
Todos estos consumos, el veganismo propone, se pueden satisfacer sin explotar a seres que desean vivir, que tienen intereses y deseos.
Satisfacer nuestras necesidades de alimentación, por ejemplo, de una manera empática, es decir, “poniéndonos en el lugar del animal”, no solo que va a mantenernos saludables sino que, además, propiciará una nueva visión del mundo que nos apartará del antropocentrismo —que nos ha hecho creer que la humanidad es el centro del mundo y que todo lo que hay está para ser utilizado como recurso—.
El interrogante que resulta es si podemos tener una dieta balanceada y sana evitando algunos alimentos que, por costumbre, se han consumido. La respuesta es sencilla: hemos creído que necesitamos determinados alimentos para obtener, por ejemplo, el calcio, el hierro y las proteínas entre otros; cuando en realidad lo que necesitamos son esos nutrientes.
Estas creencias, en ocasiones, son ancladas por algunos medios de comunicación que publican notas tendenciosas, que desmotivan a abrazar el veganismo, como ha ocurrido en este último tiempo.
“No necesitamos determinados alimentos, necesitamos determinados nutrientes” y a estos los encontramos en el mundo vegetal, aprendiendo a combinarlos sabiamente, accediendo a la salud y a una abundante energía.
Cuando le preguntamos a alguien de dónde se obtiene el calcio, la respuesta es muy rápida y usualmente responden que se obtiene de la leche; pero si continuamos indagando de dónde obtuvo esa información, quién se la compartió, si la investigó es posible que la respuesta sea que la vio en publicidades de lácteos, o que lo estudió en la escuela u otra respuesta. Luego si se pregunta si conoce otras fuentes de calcio, en muchas ocasiones desconoce la respuesta.
Esto evidencia que gran cantidad de información que tenemos se ha ido repitiendo y se ha aceptado “como verdad” y en pocas ocasiones la ponemos en debate e investigamos.
Si hablamos de proteínas, estas son necesarias, porque determinan la forma y la estructura de las células y acompañan muchos procesos vitales. Los alimentos ricos en proteínas para las personas que optan por el veganismo son fáciles de obtener en las legumbres como lentejas, porotos, garbanzos, arvejas, entre otros. También, se obtienen del amaranto, quínoa, avena, el mijo, arroz, los frutos secos, del seitán y el tofu.
El calcio que tiene funciones vitales —tales como la formación de huesos y dientes, previniendo la osteoporosis, entre otras funciones—, es uno de los minerales necesarios para el organismo y, si bien muchas personas creen que se obtiene de los lácteos, el veganismo dice: la leche de la madre humana, para el bebé humano; la leche de la madre vaca, para el ternero; la leche de la madre perra, para el cachorrito; la leche de cada especie para los de su especie. Es decir que la humanidad no necesita de los lácteos. Es más, existen estudios fundamentados de lo nocivo que son para la salud, pero se entiende que la publicidad de sus bondades se debe a una gran industria que la promueve. Entonces, ¿de dónde podemos obtener el calcio? Lo obtenemos de verduras como el brócoli, col, kale y espinacas. Las semillas, especialmente chía, sésamo, amapola y lino contienen gran cantidad de este mineral y se pueden preparar fácilmente. Una forma sencilla es activar (es decir remojar en agua durante algunas horas) tres o cuatro cucharaditas de las semillas mencionadas; luego se les cambia el agua, se las procesa con una minipimer, agregando un poco más de agua, una banana, cuatro higos secos y una cucharada de azúcar mascabo. Se obtiene un smoothie nutritivo y rico en calcio que puede ser disfrutado en el desayuno o merienda.
También son ricas en calcio las legumbres, el tofu y los frutos secos.
Optar por una alimentación vegana no solo hará que tengamos una salud más plena sino que, además, nos pondrá del lado de la justicia y la empatía; de la compasión, la paz y la inclusión.
Es importante cuando tomamos la decisión de alimentarnos sanamente poder ser asesorados por un profesional de la nutrición que no nos desaliente en relación al veganismo, sino que nos acompañe e informe, ya que existe evidencia científica que valida esta forma de vida. Solo hay que mantener la mente abierta e investigar, dejando viejos paradigmas.
Texto: Jorge Bode