Con una mirada amable y profunda como clave de acceso a su mundo de la palabra poética, Patricia nos introduce en su territorio escriturado por la grafía, por esas marcas sonoras que atestiguan la pertenencia a un lugar: una llanura de palabras. Esa llanura que –según ella- la identifica como escritora situada: “yo escribo desde aquí porque también esto soy: mi lugar, mi gente, el clima, el calor, los lapachos, la naturaleza.”