TODA se sumerge en una necesidad sostenida. La ve, la asume como propia y la convierte en realización tenaz y en belleza vibrante.
Así nace este primer catálogo del Arte de Santa Fe, una colección que le pondrá ojos y texturas a un arte poderoso que, sin embargo, necesita registro, difusión, comercialización y una representación tangible.
Esta manifestación sensible, clama por espacios donde sus imágenes, sus volúmenes y objetos, sean libres, donde se vinculen con todo tipo de ciudadanos, para mostrar la vida de otro modo, para revelar lo oculto, crear mundos en rebelión contra lo literal y para recuperar poesía, vibraciones y emociones que lo cotidiano está pulverizando.
Un catálogo no es sólo una provocación para conocer las obras. Se trata del soporte visual ofrecido como otra proximidad y otro disfrute, una posesión en papel, plana y profunda a la vez, que deja huella, símbolo, género y formato.
Esta recopilación nos pone a conocer con el cuerpo, a entrar en los laberintos de la extraña magia y la ciudad, para encontrar objetos imposibles en mitos desencajados, paisajes que se han despojado de su fuente para volverse puro clima, trazos, círculos y abstracciones como el movimiento de los centros sangrantes, manchas de vida…
Página aparte para las cajas de escultura: deconstrucción pura y trozos ensamblados en un mundo lúdico, azaroso y perfecto, dialogando con lo sutil y mínimo, casi de niño pequeño: alargado amor de caras con soles y lunas, cabelleras cósmicas en el plano finito. Luego vendrá la rosa mojada, expandida, palpitando su ser ajado y frágil.
Un logro de esta publicación es borrar fronteras y dejar que la escultura crezca con fuerza entre sus páginas, el metal y la madera como tótem contemporáneo, las piedras, como joyas talladas en lo sagrado, bordeando el blanco y negro con una originalidad ancestral y la mujer en sus collages, sus ironías de mandatos e historias, los juguetes siniestros, la línea de lo clásico, los cuerpos intervenidos.
Las cortinas no tapan la melancolía del terciopelo, alternando con geometrías en equilibrio, planos desconcertados.
El amor sostenido sólo en marcos y el abrazo pesado y fuerte contra la reminiscencia de lo religioso y un zapato entre banderas argentinas.
Lo nuevo carga con todo, lo reluce, lo trasluce, lo vuelve, lo resuelve, como la historia, el negativo de la foto.
Gracias por todo esto, tan estremecedor, secreto, siniestro y demostrable.
Necesario como la lluvia en la ciudad.
Como el amor en medio de la noche.
Como el arte tembloroso en medio de los desgarrados o ausentes cuerpos de la muerte.
Chiqui González
Ministra de Innovación y Cultura
Gobierno de la Provincia de Santa Fe