En un brillante mediodía de sol intenso, Stella nos da la bienvenida en los jardines de su casa intervenida por la naturaleza que la contiene. En la intimidad de su hogar, auspicia de anfitriona de su propia entrevista, encontrándose en su relato conmovida por sus palabras, indagando la escena plástica visual santafesina y reconociéndose una apasionada en todo lo que emprende. Sostiene su espacio desde la gestión pública cultural instalada en el desafío de pronunciar el cruce de lenguajes como modo de “decir” la obra del artista.
TS-¿Cómo nace y germina la semilla de las artes visuales en tu vida?
SA-Yo nací en un pueblo muy pequeño que se llama Santo Domingo, departamento Las Colonias, aquí en Santa Fe,mi vida consistía en andar en bicicleta y dibujar. Cuando entré en la escuela primaria hubo un concurso en el que participaba la escuela completa para la tapa de la revista escolar y lo gané. A partir de ese vínculo, me encargaban la ilustración de la revista completa, año tras año, mientras estuve en la escuela.
TS-¿Cómo fueron los inicios de tu camino de perfeccionamiento específico en el área?
SA-Tuve dos versiones: una, la académica, en la escuela Mantovani y la otra la amistad con Miguel Benassi, alguien muy especial al que agradezco mucho porque fue un paralelo que tuvo que ver con lo informal y lo emocional, además de una gran persona, un profesor de arte, un artesano, un orfebre.
Esta amistad significó también reuniones semanales, charlas informales no para criticar la escena santafesina visual livianamente, sino para analizar materiales, fijarnos en los soportes, reflexionar en los procesos y finalmente hacer crítica de los resultados, es decir, una cantidad de elementos, por fuera de lo académico que a mí me sirvieron mucho.
TS-¿Qué es para vos el Arte Contemporáneo?
SA-Al Arte Contemporáneo si uno quiere definirlo realmente tiene que vivir el presente de la acción visual, aquí en Santa Fe, nuestra escena reducida, en el país y en el mundo. Es cierto que no vamos a poder abarcar absolutamente toda la cultura que nos toca vivir, pero sí hay que evidenciar interés por las novedades, interés por el crecimiento personal de nuestros propios artistas y aparte interesarse por la escena del lugar y de otros contextos. Tomando algunos ejemplos, Ushuaia o Tucumán tienen escenas muy compactas, muy significativas a nivel visual, en Santa Fe es mucho más fragmentada pero tiene cosas muy interesantes, muy fuertes. Hay artistas aquí como Fernanda Aquere o José Luis Roses que tienen una obra tan fuerte que se sostiene en el tiempo con un trabajo planteado industrialmente, incorporado a sus obras. Son productores de arte, son personas que no solo hacen obra privada sino que reflexionan, piensan y hacen gestión cultural ya que los dos son docentes. Logran un guión, un relato visual y una producción que tiene el mismo nivel de su relato teórico.
TS-¿Por qué la creación de un Museo de Arte Contemporáneo para la ciudad?
SA-Antes de empezar la licenciatura había presentado el proyecto de creación del Museo de Arte Contemporáneo por varios motivos: primero porque dentro de la Universidad pude vislumbrar la cantidad de obras que eran patrimoniales diseminadas en aulas Magnas y en Rectorado o en diferentes salas especiales pero no estaban planteadas como un todo organizado y segundo, por esa necesidad de un espacio de experimentación en la ciudad para un nicho que no estaba cubierto. Así que el proyecto del Museo nació y fue aprobado por el Consejo Superior de la Universidad en el año 2000, a partir de la generación de un lugar donde gente formada como la que había en los talleres pudiera tener un espacio real para presentar experiencias diferentes, desbordes visuales con fundamentos e instancias significativas.
TS-¿Qué importancia pensás que le dan los santafesinos a las artes visuales y a la cultura en general?
SA-El área cultural en Santa Fe siempre ha dado que hablar, en el país se sabe que Santa Fe tiene un vínculo muy fuerte en ese sentido. El santafesino absorbe mucho, sabe, indaga, se interesa, y surgen cosas como la revista de ustedes, por ejemplo, que tan bienvenida ha sido en el sentido de abarcar el área, si bien es mucho más amplia, tiene a los artistas como protagonistas, a los gestores culturales como protagonistas. La gente sabe mucho de su cultura. Asisten a lo que se le ofrece, a mi me llama la atención la cantidad de público que viene a las salas del Museo no solo a las inauguraciones sino durante el período que se expone la muestra.
TS-Como capital simbólico es muy valorado el arte santafesino.
SA-Vos dijiste una palabra clave: “capital simbólico”. Yo creo que los santafesinos comprendemos las metáforas del arte, lo simbólico que es arte en la vida cotidiana, tanto en la música como en la danza, como en todas las áreas artísticas. Evidentemente se ha innovado en esta ciudad, hay espacios nuevos que así lo indican, son espacios públicos y eso para mí tiene mucho valor.
TS-¿A quién admirás en el mundo del arte?¿Cuál es esa obra que te quedarías mirando por horas?
SA-Me fascina el presente con todas sus novedades y siempre estoy buscando nichos de dónde asirme para investigar. James Turrell es un artista óptico multimedial. En Colomé, provincia de Salta, se hizo un museo Turrell. Son Obras que cambian la percepción visual de la persona y hasta el equilibrio corporal al desproporcionar el espacio, al dejarte sin paredes, sin techo y sin piso. Es algo mágico, casi metafísico, eso de desdibujar los bordes del espacio a mí siempre me impresionó, me llamó la atención y me fascina.
TS-¿Cuál es tu arte cotidiano?
SA-En mi pasado me había dedicado muchísimo al diseño de joyas contemporáneas, un trabajo de mucho dibujo, de mucha dedicación en el momento del diseño, en la parte de la producción y supervisando toda la tarea que finalmente es resuelta por un orfebre. Me interesa mucho este trabajo de acordar en equipo, de tener la idea, plantear el diseño, de seguir la producción y finalmente de tener entre manos los resultados.
Yo no soy orfebre, diseño las joyas pero tal vez aquel Miguel Benassi con el cual yo me sentaba a hablar tantas horas y que sí era orfebre, me trasladó la pasión por el objeto pequeño, por la producción delicada, por el tratamiento de una pieza-objeto muy pulida, muy trabajada.
TS-¿Qué hubieras sido si no estarías relacionada con el arte?
SA-Yo fui coleccionista desde chica, coleccioné fósiles, caracoles, piedras, monedas y todo lo que se te ocurra. Alguna colección hubiera armado. Acá armé la colección de Arte Contemporáneo que empezó con alrededor de 90 obras y ahora tiene más de 1000, por supuesto, con la generosidad de artistas nuestros y filántropos como León Ferrari que donó 183 obras al patrimonio del Museo.
CRÉDITOS: Ezequiel Perello
FOTOS: Pablo Aguirre