Nos encontramos en el espacio de TODA un sábado lluvioso en horas de la tarde. La agenda de Damián viene bastante apretada y de ahí la necesidad de un encuentro más distendido durante el fin de semana. Sin embargo, esa aceleración que aparece adentrada la charla tarda en evidenciarse. Viste un atuendo bastante formal, del que asegura que no se puede deshacer, pone el celular en silencio y durante casi dos horas y media no lo toca ni una sola vez. Así como se lo ve, tranquilo y pensante, es el responsable de haber revolucionado el marketing de una reconocida marca de alfajores santafesinos y se dedica al rubro desde hace nada más que dos años.

Damián Malizia tiene 30 años. Empezó a trabajar hace doce y le quedan diez materias para recibirse de Contador Público. Le interesaban las redes sociales, se capacitó para ser Community Manager y está cursando la Licenciatura en Marketing. Reconoce que le cuesta dejar de lado el celular, su herramienta de trabajo, pero se define como muy familiero. Hace más de dos años se casó con Julieta, su gran compañera.

TS —¿Qué tan importante es que tu pareja entienda tus ritmos de trabajo?

DM —Julieta es mi verdadero sostén. Cuando estoy pendiente del celular me aguanta y, aunque se cansa, me entiende. Ella también sigue estudiando. Es la mejor docente que he conocido y una persona muy emprendedora. Ahora está estudiando la Licenciatura en Educación. Nos acompañamos mucho y nos gusta estudiar juntos. Está presente en todo, como así también su familia.

TS —¿Qué hay de cierto en que un buen community manager nunca descansa?

DM —Cuando uno hace las cosas con pasión, cuesta dejar de trabajar. Más si tenés la herramienta en el bolsillo las 24 hs. Disfruto del tiempo con mis afectos, de salir a caminar, correr y viajar, pero hay días en que tenés que estar full time y no perder la creatividad.

TS —¿Se nace creativo?

DM —Creo que sí. Sin dudas lo heredé de mi mamá, que animaba cumpleaños para chicos junto a mi tía, que es mi segunda madre. Mi papá siempre me inculcó el respeto y el esfuerzo, y es un ejemplo de progreso. Ellos representan cómo quiero trabajar. Es importante ser creativos, esforzarse para evolucionar y no olvidarse nunca de los afectos. Siempre tuve una gran familia que me sostuvo, abuelos, tíos y primos con los que compartimos toda una vida. Ellos, como mis amigos, son parte de lo que soy, son la base, cada uno forma parte de mí… por lo que soy muy agradecido a Dios por haberme rodeado de grandes personas.

TS —¿Qué características definen tu trabajo?

DM —Considero que la creatividad y la empatía van de la mano, y me ayudan mucho en lo que hago. Tenés que conocer y explorar las necesidades del público en general y del cliente en particular. Escuchar, estar ahí y detectar. Pienso que algo que me diferencia de las generaciones nuevas es que tuve una infancia muy hermosa al aire libre. Desde chico fui al Club de Regatas, al lado del río. Mis padres tienen una casa quinta e íbamos todos los fines de semana. Siempre, a donde iba, buscaba rodearme de amigos, complejo de hijo único. También, disfruté mucho del barrio donde nací, Candioti Norte; jugábamos mucho en los terrenos de la Estación Belgrano. Eso de jugar al aire libre ayuda mucho y está estudiado por las neurociencias que fomentar la creatividad desde chicos es fundamental para cualquier profesión. La tecnología bien usada está muy buena; hoy en día tenés chicos que aprenden a contar con el celu o la tablet, pero estar todo el tiempo con los aparatos te cierra mucho. Es cierto que la tecnología nos conecta con la información pero muchas veces nos desconecta de las personas y no nos deja explotar al cien por cien esa creatividad que traemos desde el nacimiento.

TS —¿Cómo se desarrolla y sostiene la empatía con los clientes?

DM —Desde que empecé a trabajar siempre me interesó hablar con la gente, por eso, en todo momento, intento conocer a todos los que conforman la empresa que me contrata. Es importante poder acercar una marca al corazón de la gente, mostrar que una marca también son personas comprometidas con lo que hacen, no solo mostrar el producto sino todo lo que conforma una empresa en cuanto a lo humano. Hay que poner el énfasis en esa forma de llegar al cliente, más en esta época de crisis en la que uno tiene que ser sensible para detectar qué está necesitando la audiencia y luego tomar decisiones en una empresa.

TS —¿Qué rol debe ocupar el community manager dentro de las empresas?

DM ­—Hoy las redes deben ser la voz y el oído de las empresas. Eso depende de cuánto tiempo el community le dedica a su trabajo. Lo que yo hago es personalizado, artesanal y me permite estar cerca del cliente para que esté satisfecho. Es necesario tomar decisiones rápidas, para solucionar los problemas que van apareciendo, y responder al instante porque, si no lo hacés, la gente busca respuestas en otro lado. De ahí la importancia de nuestro rol. Creo, también, que el empresariado local necesita lugares en donde compartir estas experiencias y ver cómo fue aprendiendo y creciendo cada uno en todo lo relacionado al marketing digital.

TS —¿Qué define a un emprendedor?

DM —Al emprendedor lo define la pasión por lo que hace dentro de un conjunto. No se piensa solo, por eso, yo participo en todo lo que puedo. A todo lo que hago lo veo como un emprendimiento y, la verdad, es que no me pongo a pensar a donde quiero llegar. Creo que los lugares son mejores cuando no son forzados y te ubican sin estarlos buscando. Un emprendedor tiene horizontes y un objetivo, pero esta profesión es tan variada que nunca sabés para qué lado te lleva. Creo que ha pasado mucho para el poco tiempo en el que vengo trabajando en este mundo.

TS —Tu experiencia en Merengo comenzó a marcar este camino

DM —Sin dudas es la empresa que despertó mi interés por el marketing. Estábamos en un cumple familiar y les sugerí a sus dueños, amigos desde hace muchos años, que empezaran a subir contenido más innovador. Fue hace dos años. Sabía que como empresa tenían mucho para compartir; porque en redes la gente, muchas veces, quiere escaparse de la noticia y de la diaria, para ver cosas que le den un placer instantáneo. El secreto está en buscar qué. La gente busca lo natural, quiere conocer los procesos. La empresa existe desde 1851 y no es descabellado decir que se redactó la Constitución comiendo Merengo (risas). Lo que sirve para las redes es cómo contar esas historias y relacionarlas con la marca y sus protagonistas.

Estuve dos veces recorriendo TN, de la mano de quién ahora es un gran amigo, Fede Seeber. Un periodista excepcional, que me llevó a recorrer todo el canal y me presentó a todos los periodistas… Imaginate lo que era para mí llegar tan rápido a recorrer ese multimedios, llevando alfajores tanto para los periodistas como para camarógrafos y gente de la producción.

TS —¿Tenés un equipo de trabajo?

DM —Por ahora, trabajo solo. Además de generar contenido con el celu, a veces me ayudan diseñadores y los mismos empleados de cada empresa en la que trabajo. También, la gente sube contenido a las redes y les da un lugar a las marcas en su vida. Ahí es donde veo el fruto de mi trabajo y siento que estoy haciendo las cosas bien. No siempre es importante la cantidad de seguidores, sino la fidelidad que tienen con tu marca. La empresa tiene que interesarse en los comentarios y los me gusta. La única forma de valorar la participación de tu audiencia es contestándoles, y en eso trabajo con mucha responsabilidad. En Santa Fe nos conocemos todos y el boca a boca me ha resultado bueno. Muchos de mis clientes se han acercado por amistad y una confianza inicial que se ha fortalecido con un trabajo efectivo y profesional. Actualmente, manejo las redes sociales de más de 5 grandes empresas, no me queda otra que agradecer infinitamente por todos los que día a día confían en mi trabajo.

 

Texto: Belén Bustamante

Fotos: Pablo Aguirre

Estilismo: Mariana Gerosa

Nombre de sección: Perfiles y personajes

 

Edición: N° 74

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