“Abríamos despacio la puerta blanca, y al cerrarla otra vez era como un viento, una libertad que nos tomaba de las manos, de todo el cuerpo y nos lanzaba hacia adelante.”
Julio Cortázar – 1956
Es verano en la ciudad, aunque sea otoño y la estación de los carnavales resiste su retirada, ergo, el calor se siente con mayor intensidad cuando nos percatamos de que el calendario marca 22 de abril y aún conservamos, vivases y perfumadas, las remeras en las cajoneras. Salimos a la galería del bar, donde acaban de almorzar, buscando aminorar el bullicio, y una bocanada de aire caliente eleva la temperatura de la ropa, que se adhiere al cuerpo. Nos acomodamos en una mesa, sin acobardarnos, algunas horas antes del show que brindarán en el CCP. Los integrantes de PIM PAU narran y entrelazan sus frases, salpican con frescura las palabras del otro y se complementan cual rompecabezas “El cuerpo y la música las concebimos juntas, en el laburo con los chicos está todo, no hay otra manera”, comienza Eva Harvez (bailarina y coreógrafa), Lucho Milocco (músico y compositor) agrega “lo que proponemos, es una invitación a mover el cuerpo, a bailar con el otro, como en Viaje a la Plaza, primero fue pensar cómo invitar, sin demasiada pretensión porque para bailar no se necesita más que el cuerpo, como en La Mascota”.
Dice Cassio Carvalho (músico, compositor y creador audiovisual) “los tres somos muy curiosos, nos gusta hacer un poco de todo e intercalar narrativas y, como hijos de docentes, en algún punto miramos a nuestras infancias.” Lucho acota “nos reencontramos con eso que llevamos naturalmente, cuando empecé a trabajar en recreación con adolescentes y niños, lo que aplicaba era con lo que me había criado. Nuestra formación tiene todo que ver con nuestras casas, con esa perspectiva y donde está puesta la mirada, creemos que la primera formación viene de ahí, por eso el material que compartimos es pensando en las casas: que puedan estar bailando un papá, una mamá o un abuelo con ese niño.”
“La premisa es: si hay juego, hay vínculo” afirma Eva. “Sabemos que la semilla es el lenguaje corporal, porque es universal ―cuenta Lucho―, las coreografías no necesitan traducción y eso relacionado con la infancia es clave. Cassio agrega “muchas veces reflexionamos cómo está desdibujado el lugar del juego, socioculturalmente no sirve, no es productivo en términos del mundo del trabajo” y Lucho profundiza “es como si no hubiese aprendizaje, cuando en realidad es el momento de autonomía de los chicos, con sus reglas, donde están libres, donde deciden.” Cassio remarca “es donde pueden construir sentido de justicia, sentido crítico, está todo abierto. Hay un montón de cosas que surgen y es una rica información para leer y, por eso, es importante trabajar con docentes, con adultos, porque es donde se amplía la trama de relaciones posibles y de intercambio.”
Pim Pau surge en 2011, ellos llegaron en la misma época a Bs. As., dos años antes. Eva es del conurbano; Lucho nació en una casa musical, en Sastre, y aunque probó abogacía, descubrió que su paladar prefería el pentagrama. Ella siempre disfrutó de poner el cuerpo, luego de jugar al fútbol en un club de Morón, a los 11 años cambió la pelota por el baile; danzando conoció a Cassio, recién desembarcado de su São Paulo natal, con título en imagen y sonido en su equipaje, la música hilvanada al cuerpo y las ganas de vivir y sonar en otro idioma. Los tres son docentes y dan talleres de formación a toda persona que se permita recordar cuan mágico y sanador es jugar. La Mascota fue el primer video que compartieron en las redes, hoy tiene más de 2 millones de reproducciones. Recreo es su primer disco de estudio, edición independiente.
No hay recetas, la creatividad y la imaginación no se fían de ellas, la idea es simplemente ser. Pim Pau, sabedores de que cada cual “lleva en su bolsillo un cascabel”, proponen una auténtica invitación a mirarse, desempolvar nuestra infancia y redescubrir la magia.
Texto: Victoria Bordas
Fotos: Belén Altamirano
Nombre de sección: Música y entretenimientos
Edición: N° 62