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Nadie duda de que las mujeres hemos logrado enormes avances en la búsqueda de la igualdad. En las empresas periodísticas, las profesionales de la comunicación ya representamos cerca de la mitad de la fuerza laboral.

Pero la realidad nos indica que esa “igualdad” es apenas ficticia o mentirosa. Estadísticamente, las mujeres terminamos siendo las obreras de la comunicación, muy lejos de los roles de liderazgo. No sólo es necesario analizar la igualdad en términos numéricos, sino también  –y especialmente- abrir ámbitos de reflexión sobre las labores que realizamos mayoritariamente hombres y mujeres, y en cuáles de ellas depositamos el prestigio social.

La elaboración de la tesis para la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica de Santa Fe me sumergió en la realidad de dos diarios y dos radios de la capital provincial.

En los organigramas de las empresas se advirtió la escasa presencia femenina en los directorios o la falta de jefas o secretarias de redacción. Quedó al desnudo, también, la división sexual del trabajo: archivo y corrección son áreas exclusivamente femeninas; mientras que deportes, policiales o fotografía son espacios netamente masculinos. En esa misma línea, la opinión en la prensa gráfica es patrimonio de hombres casi por completo.

En promedio, el 70% de las voces que se escuchan en las radios son masculinas. Los espacios de conducción en horarios centrales son reservados a los varones, mientras que las mujeres terminan cumpliendo muchas veces un papel de tipo “decorativo” o “testimonial”.

Es notable cómo a medida que se reduce la exposición pública aumenta la cantidad de mujeres en las radios, a tal punto que representan el 70% de la producción periodística de los programas.

En términos culturales, la mujer estuvo y está vinculada fuertemente a los quehaceres hogareños, como el cuidado de los niños y los adultos mayores. Por eso, no nos sorprende que los programas radiales dirigidos al público de la tercera edad sean conducidos por mujeres.

Casi el 70% de las profesionales encuestadas dijo haber sido objeto de burlas o chistes por su condición de mujer en algún momento de su vida laboral; alrededor del 40% se sintió alguna vez desubicada; y aproximadamente el 30% dijo haber sido humillada.

En estas empresas, el mayor número de mujeres se dedica al abordaje de temas de Información General y Espectáculos. Sin embargo, al preguntarles qué áreas elegirían si pudieran, estas dos temáticas desaparecen y las respuestas se diversifican hacia Salud, Educación, Barriales y Política.

En promedio, el 65% de las consultadas cree que a las mujeres se les hace difícil ocupar cargos jerárquicos; y más de la mitad considera necesario incorporar más temáticas sobre la realidad de las mujeres.

En términos de igualdad de género, habría que descartar aquel postulado mcluhano de que “el medio es el mensaje”, porque lo que defendemos desde el micrófono está lejos de cumplirse dentro de nuestras empresas.

En este día del periodista, no dejo de pensar en aquellas compañeras que decidieron abandonar la profesión y dedicarse a otra actividad ante la imposibilidad de quebrar el famoso techo de cristal; o en la cantidad de estudiantes que buscan un espacio en el mercado laboral del periodismo (el 80% del total de graduados en Comunicación en Santa Fe  son mujeres).

Pero especialmente celebro que seamos plenamente conscientes del mayor compromiso que nos exige la sociedad y que aún tengamos la capacidad de seguir siendo inquietas buscadoras de respuestas desde esta hermosa profesión a la que seguiré abrazando hasta que la vida me deje de sorprender.

 

CRÉDITO: Alejandra Pautasso