Tres generaciones transcurrieron desde aquel año 53 cuando Mario Platini (padre), artista, pintor, escultor, músico y fotógrafo decide echar raíces en Santa Fe, revolucionando el mundo de la fotografía local. Formado en Italia tuvo la sensibilidad suficiente para interpretar el deseo fotográfico de la sociedad santafesina de mediados del siglo pasado.
Mario, Mario Alberto e Ignacio, son los eslabones de una casa que ha sido testigo de los momentos felices de miles de santafesinos que pasaron delante de sus lentes, desde el blanco y negro, los químicos y el cuarto oscuro, al ploteo de calidad fotográfica en la era digital.
Mario recuerda que se recibía a la novia en el estudio de calle San Martín con la marcha nupcial y alfombra roja, mientras la gente se agrupaba en la vidriera para ver y opinar sobre la vestimenta de los recién casados. Cada 8 de diciembre, familias enteras hacían largas colas acompañando a quienes hacían su primera comunión para sacarse la foto de estudio, larga jornada laboral donde toda la familia Platini se abocaba al trabajo, sobre Mario recaía la tarea de preparar los chasis con las placas de películas en el cuarto oscuro. Tal vez, fueron aquellos primeros contactos con ácidos, reactivos y drogas los que marcaron su camino en la Ingeniaría Química, no obstante, siempre se vuelve al primar amor y regresó para continuar con el negocio familiar, orgulloso de haber encontrado en Ignacio al sucesor de 65 años de una marca tan santafesina como el puente colgante.
Los vaivenes económicos del país, los motivaron a trasladarse de peatonal San Martín, al lado de Casa Tía, a su actual ubicación en Hipólito Irigoyen 2543. Mario lo marca como un duro tránsito el de la mudanza, sin embargo, Platini es tradición en los santafesinos interesados en registrar tangiblemente las imágenes de recuerdos memorables, y cuenta con el archivo fotográfico de las personalidades santafesinas más relevantes de cada momento histórico.
El avance tecnológico hizo que Mario Alberto, como lo llamaba su padre, hoy transite buscando captar imágenes con su móvil en todo momento, con la certeza de que saber adaptarse es una de las características de la evolución y permanencia de Estudio Fotográfico Mario Platini.
Ignacio, el Platini más joven, no deja de reconocer a la familia como sustento y soporte de estas tres generaciones amantes de la fotografía. Nacho es la cara más visible de la marca, inquieto, pro activo, interesado por lo tecnológico, pero con la perenne esencia transgeneracional del culto a la amistad y la pasión por el trabajo cotidiano, dando como resultado la observación de lo minucioso que apela al detalle en cada registro y que no solamente imprime un instante, sino que transmite sensaciones y aromas de historias en cada foto.