La sustentabilidad y la preocupación por la situación del medioambiente comenzaron a tener mayor protagonismo en la opinión pública en el último tiempo. Así, la conservación de la naturaleza, el cuidado del aire, del agua o cualquier otra actividad que ayude a preservar los recursos naturales llegaron a ser parte de la agenda de algunos medios.
En Santa Fe, Joaquín Aranda, dueño de tremendos ojos que permiten oír el mar, apareció para cambiar las cosas de lugar cuando todo estaba sereno, sin nadie que alzara la voz gritando la revolución. En 2017 fundó “Celtic”, un proyecto de indumentaria deportiva con impacto social que actúa bajo el lema “Vos compras, nosotros donamos”.
La ida fue creada con el fin de arrimarle el hombro a quienes no tienen la posibilidad de acceder a un trabajo estable. Además busca darles la oportunidad a los chicos de vestir la camiseta de su club de fútbol que tanto anhelan. “Nos metimos en la vestimenta porque era un rubro que conocíamos relativamente y porque vimos que había un vacio en la ciudad. No existía ninguna que abarque estas aristas”, cuenta Joaquín con una voz suave que parece que al hablar acaricia.
La cadena que une al cliente y a “Celtic” es relativamente sencilla. Primero se realiza el contacto con el consumidor por medio de diferentes ramas y luego se detalla – confecciona el producto. Por último se destina un porcentaje de la ganancia que generó ese bien a la elaboración de las camisetas. “A veces, cuando las entregamos, jugamos un partido con los chicos o merendamos. Es muy interesante porque permite conocer muchas realidades que no estamos acostumbrados a evidenciar”, sostiene.
Actualmente la iniciativa funciona con costureras y costureros de oficio y lleva donadas más de 300 camisetas, llegando casi a vestir a una categoría de todos los clubes barriales. “Una vez que logremos eso, queremos empezar a ir a otras ciudades. Somos concientes que hay muchos clubes en Esperanza, en Rafaela, en Rosario y en las zonas aledañas de Santa Fe”, comenta y agrega apasionado: “Buscamos extendernos, llegar al interior y replicar. Que no sea solamente nuestra empresa la que lo haga”.
La revolución de Joaquín no solo se centra en «Celtic» porque, con sus incipientes 26, se anima, abre puertas, cortinas y avanza. Atraviesa todo y las barreras dejan de ser un obstáculo. Entonces a principio de año, construyó un nuevo proyecto.
Sobre calle San Lorenzo, entre Junín y Av. Salvador Caputto, se ubica un lugar que busca hacerle bien al mundo ante un panorama de un cielo que se derrumba a pedazos. “ECO Store” es el único emprendimiento físico de la ciudad que vende productos 100% sustentables. El pequeño local de paredes verdes pasa desapercibido para muchos santafesinos despistados que fluyen delante de las tiendas sin regalarles ni una mirada. Sin embargo, aquel que ingresa descubre que el tiempo joven lo adorna y que los bienes hechos con materiales reciclados lo embellecen.
“Observamos que no existía ningún emprendimiento físico a nivel regional. Había propuestas digitalizados, pero no una física. También detectamos que las cosas recicladas hay que tangibilizarlos porque sino se pierden a través de la computadora”, explica mientras explota en recuerdos y continúa: “Nos interesa mucho la historia que hay detrás de los productos, nosotros vendemos y contamos historias, no vendemos productos. Buscamos que la gente entienda que eso si no se convertiría en una cartuchera, terminaría en un vertedero municipal o en un basurero ilegal”.
Celtic y ECO Store intentan concientizar sobre una situación alarmante e inspirar a las personas. Buscan que la gente recapacite y vea que tiene un trabajo primordial para el futuro de las generaciones que se aproximan. “Un consumidor responsable es aquel que se toma cinco minutos para saber de qué está hecho lo que va a comprar. No todos son emprendedores, políticos ni profesionales, pero si todos somos consumidores, comprar algo es un acto político sumamente importante”, reflexiona Joaquín y de su boca nacen todos los colores al imaginar un mundo mejor.