Fueron premiados a nivel nacional como política social y por su diseño. Además cuentan con el reconocimiento de destacados pedagogos internacionales. Quiénes son los los que crean y proyectan los edificios, donde cientos de chicos dan comienzo a su educación inicial.
Sin duda la política social más importante llevada adelante en nuestra ciudad fue la creación de los Jardines Municipales en los barrios de la ciudad más humildes y para quiénes menos recursos tienen. Comprometido con la educación desde sus inicios universitarios, hace poco más de tres años, el intendente José Corral hablaba en su campaña de esta necesidad de la ciudad y de este objetivo de su gobierno. Así es como al día de hoy la ciudad cuenta con 12.jardines a los que asisten más de mil niños de 1 a 3 años de los barrios más precarios de la ciudad. Además, hay dos edificios que están en construcción: uno en barrio Coronel Dorrego y otro en Las Flores II.
“Para los que menos tienen: lo mejor”, bajo esta consigna el equipos de la Secretaría de Planeamiento -a cargo del arquitecto Eduardo Navarro- es el quien piensa, diseña y controla el desarrollo de los edificios que fueron premiados nacionales, como el caso de Barranquitas Sur. El guía es Marcelo Pascualón, subsecretario de Obras de Arquitectura del Gobierno de la Ciudad, y quienes conforman el grupo, los arquitectos Luciana Viñuela, Martín González y Lucas Condal; junto a una decena de jóvenes profesionales.
Son todos egresados de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL y antes de sumarse al equipo de la actual gestión municipal, trabajaron en la anterior en el proyecto del Mercado Norte -en el caso de Luciana- y para el Gobierno de la provincia en los proyectos del Acuario de Rosario, el Instituto Superior N°12 Gaston Gori y la Dirección de Accidentología de Avellaneda -el caso de Martín y Lucas. Cuando se habla del ámbito de trabajo se ríen y afirman: “intenso, pero muy bueno”.
Desafío y gratificación
“Al otro día de asumir Corral como intendente, el 13 de diciembre de 2011, nos juntamos y nos dijo: vamos a hacer jardines municipales, para los más chicos en los barrios más humildes, lo mejor. A partir de ese día, y en virtud de esa consigna, empezamos a trabajar fuertemente”; recuerda Marcelo Pascualón. Todo el equipo coincide en que los edificios son una construcción colectiva y con respecto al camino que se siguió al principio, afirman que fue un proceso de discusión interna acerca del camino que debían tomar: “Hubo un proceso crítico de toma de decisiones que se dio en el grupo sobre qué tipología debíamos adoptar, si creíamos que los jardines eran elementos cerrados o generadores de espacio público o que actúen, en cierta forma como un generador de mejora en el barrio del barrio”, indica Pascualón.
De todas formas, el puntapié inicial con respecto al diseño lo dio la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad con la lista de necesidades y desarrollo. Desde este punto de partida, ellos comenzaron a pensar la obra de arquitectura, pero proponiendo y aportando desde su mirada: “Lugares de reunión, que los jardines sean lugares inclusivos, que sean permeables al uso del barrio, que además de cumplir con la función de enseñanza tenga elementos relacionados a cómo la arquitectura puede interactuar y hacer un aporte en un contexto de barrios que sufrieron abandono durante muchos periodos”, detalla Pascualón.
En este sentido, Lucas Condal afirma que la obra de jardines trae la posibilidad de mejoramiento del entorno y de que el barrio se apropie e identifique con estos edificios al darles un uso cotidiano. En la misma línea, Luciana Viñuela afirma: “Para el barrio es una obra importante, porque los cuidan y en ninguno de los edificios hemos sufrido actos de vandalismo”.
La joya
La de la abuela, la que suelen dejar de herencia, o pasa de mano en mano con orgullo a lo largo de la historia. Éste es el Jardín de Barranquitas Sur, que además fue premiado este año en la Bienal Internacional de Arquitectura de Argentina.
Probablemente, lo que haya tenido en cuenta el jurado al momento de designar esta obra como ganadora fue lo que cuenta Martín González y es que éste Jardín recalifica la obra pública “que fue bastardeada durante mucho tiempo y estaba vista como lo peor de lo peor. Barranquitas Sur, rescata ese pie de base que tiene que tener la obra pública de calidad”.
Avanzando más en los detalles que se tienen en cuenta en la proyección y ejecución de los jardines, Martín González dice que están pensados teniendo en cuenta cuestiones relacionadas a la “buena arquitectura de todos los tiempos y que se perdieron en búsqueda de una arquitectura más visual, como por ejemplo que la aulas tengan sol del norte para permitir temperaturas más agradables. Nosotros buscamos una arquitectura más silenciosa pero de calidad ambiental y constructiva”.
En el mismo sentido, Marcelo Pascualón afirma que hasta en la adopción de los materiales materiales se ve esto: “Son materiales nobles, austeros y sinceros. Los materiales se expresan por sí mismos. Acá no hay una mentira en lo que se quiere mostrar, la idea es que los materiales sinceren la obra sin necesidad de enmascarar demasiado”.
Con respecto al premio recibido, Lucas Condal cuenta con un poco de incredulidad: “Ganamos una y en esa categoría había 600 postulaciones de obras grandes que nosotros vimos en web o en revistas. De esas 600 se eligieron 40 por categoría y de esas 40, se habían distinguido 10 y se había elegido solo una obra, y era la nuestra: una obra pública”. Cabe destacar que todas las cuatro categorías de la Bienal aceptaban la postulación de obras públicas y privadas, y el Jardín de Barranquitas Sur fue la única obra pública premiada.