proceso_de_huerta

Tener una huerta es una iniciativa que habla de un modo de encarar muchos aspectos de nuestra vida. Salud, sabores y olores incomparables acompañan a la experiencia de cultivar y cosechar en casa.

Si no se dispone de terreno, se pueden producir hortalizas en macetas, tarros, cajones.

Para planificar de manera correcta la producción en una terraza, balcón o cualquier lugar que no cuente con tierra firme, es necesario tener en cuenta que se debe contar con entre 3 y 6 horas de luz solar como mínimo, ya que es fundamental para el correcto desarrollo de las plantas. Si eso no es posible, algunas plantas que toleran una sombra moderada son: perejil, espinaca, cebollinos, apio, menta, borraja, zanahoria.

La cantidad de contenedores apropiados dependerá del número de integrantes de la familia y del espacio con que se cuente, asimismo, es importante que el lugar sea accesible para visitarlo con frecuencia sin que suponga un sobreesfuerzo.

En general, un contenedor para un huerto de balcón o terraza debe ser liviano y debe tener buen drenaje para eliminar el exceso de agua en épocas de lluvia o ante un riego no controlado. Con una profundidad mínima de unos 15-20 cm es suficiente para cultivar cualquier hortaliza sin problemas.  Es importante que posean buen aislamiento, la madera o el barro protegen mejor las raíces del calor o el frío.

Reutilizar envases es una estrategia económica y ecológica: alargar el ciclo de vida de botellas de plástico, ollas, cestos e incluso bañeras para cultivar también es posible.

Es fundamental contar con buena tierra para su relleno: mezcla de tierra fértil, humus, turba que permitan lograr un sustrato liviano, rico y poroso con los nutrientes que las plantas necesitan para crecer. También es importante realizar perforaciones en la base de los recipientes que se ocupen.

A la hora de elegir qué sembrar, hay que pensar en cultivar aquellas hortalizas que sean de mayor agrado, más apropiadas a los gustos y  tipo de alimentación o economía doméstica.

Cultivar juntas una variedad de plantas de distintas alturas, comestibles, aromáticas, flores, no sólo es ecológicamente apropiado, sino también enriquece el espacio por su belleza y  atractivo y proporciona variedad a la dieta, lo cual es la primera y principal regla en nutrición.

Hay muchas plantas aromáticas que son fáciles de cultivar y tienen distintos usos como condimentos para muy variados platos, ensaladas o infusiones. Algunos ejemplos son la menta, romero, orégano, tomillo, albahaca, ciboulette, salvia, cilantro, curry, estragón, entre otras. Se pueden cultivar al lado de las hortalizas, en los mismos contenedores que éstas, incluso dedicar el lugar exclusivamente al cultivo de plantas aromáticas.

El riego es una labor muy importante para el éxito del cultivo. Se deben realizar riegos frecuentes y ligeros, ya que por su poca profundidad, el sustrato tiene menos capacidad de almacenamiento. La frecuencia de riego aumenta o disminuye según la época del año y el desarrollo o cantidad de plantas.

En el arte del cultivo siempre se aprenden cosas nuevas a medida que se desarrolla el sentido de la observación y se conoce lo que funciona mejor en el lugar y las condiciones con las que se cuenta. Este aprendizaje puede ser un proceso lento pero sin duda emocionante y muy instructivo.

 

Tener en cuenta:

Se debe contar con entre 3 y 6 horas de luz solar como mínimo