Héctor Berra, santafesino, gestor cultural, productor de teatro y televisión. Especialista, creador y realizador de museos y parques temáticos en Argentina y el mundo. Hoy regresa a la ciudad, como responsable del Museo de la Constitución y con el proyecto concluido para, en algún futuro, poder hacer realidad el museo del club de sus amores, Colón.
Sunchalense de origen, formado en nuestra ciudad en la Escuela Sarmiento, hizo su paso por Inmaculada y el Colegio Nacional Simón de Iriondo, como a él le gusta decirlo “todo bien santafesino”. Terminó su secundaria rindiendo libre algunos años y a los dieciséis ya estaba en Rosario viviendo solo y estudiando filosofía
El teatro ya había sido parte de su vida en Santa Fe allá por el 74 cuando con Hugo Maggi hicieron “Los Mamelli” con textos escritos por él siendo su primera obra registrada en Argentores. Fue premiado con once Estrellas de Mar, un ACE, dos Martín Fierro; columnista de Juan Alberto Badía; realizador de “Los Movies” que fue un suceso extraordinario en el teatro infantil. En televisión creó Canal K con otro santafesino, Sergio Fassola, quien hacía los muñecos, “un programa que no se podría hacer ahora, ni haberlo hecho en los últimos diez años, no está el humor”, afirma. Varios fueron los intentos de comprarle los derechos, pero Héctor sostiene que: “querían comprar el cuerpo de Canal K, no el alma”.
Apasionada sensibilidad
Héctor es un tipo sensible y apasionado, de los que no pueden dejar de emocionarse recordando a sus entrañables amigos Juan Carlos Badía o Adolfo Castello. Esa sensibilidad, sumada a la creatividad de unos pocos y a una gran vocación de trabajo se convierte en pasión. Ser apasionado es el motor que lo mueve a poder diseñar emociones en torno a un tema.
El teatro fue muy importante, se ganó la vida en principio con la publicidad hasta que finalmente pudo dar el salto a una “cosa más artística”, como era contar historias a través del teatro. Su versión de Romeo y Julieta muy renombrada en la Argentina, estuvo dos años en cartel y llegó a ser la tercera obra más vista.
Portador de una habilidad única para emocionar a la gente, con los textos, con las bandas sonoras, con las instalaciones, con la oscuridad, con la luz, con los textos: “en el teatro yo he visto emocionarse a Japoneses cuando retiraban a Cabral muerto del Campo de la Gloria, la Batalla de San Lorenzo, en “Opera Pampa” que fue un espectáculo mío que estuvo diez años en cartel.”
El proceso narrativo teatral lo trasladó a los museos, como bien lo define: “los muesos son un hecho narrativo y son una puesta en escena, ambas cosas, porque el museo de hoy debe contar una historia, aún los museos de arte están contando una historia. La línea que yo amo de un museo es la que ayuda a mirar a la gente, yo siempre digo que mi oficio es el de ayudar a mirar a la gente, como en el cuento de Galeano que el chico le pide a su padre que lo ayude a mirar el mar.”
Despertar la curiosidad emocional
Aunque no piensa retirarse aún, Berra sostiene que el Museo de la Constitución es su legado a la ciudad y emocionado, revuelve su taza de café expresando: “tal vez, a algún chico, como hoy son mis nietos, viendo un museo les genere una vocación, se les despierte una curiosidad que lo salve de la mediocridad de estas épocas. Porque el hecho comunicacional que se produce cuando no estoy obligando a un chico a leer un libro de historia, aburrido, sino despertarle la curiosidad, que es otro fenómeno. Para mí la educación es algo fundamental, sin educación no hay ninguna esperanza de nada, de progreso, de libertad. Sin educación no hay libertad, no hay futuro. Es el único camino posible.”
Define museo como, un ámbito narrativo donde se puede organizar editorialmente el relato y donde el guión museográfico plantea cómo se va a sorprender, a conmover y a contar cada uno de los episodios del relato, para mantener al público cautivo y que transcurra a través de la historia que se le está por contar, que la recorra y se involucre en ella. Este proceso está relacionado con el objetivo de poner a la gente en protagonista, no en espectador como en el museo convencional.
Los inicios fueron hace más de cuarenta años cuando hizo una muestra para la provincia de Santiago del Estero, “porque había que vivir y yo era creativo” expresa entre risas. El stand oficial de Santiago del Estero y sus Ministerios eran teléfonos que colgaban de las paredes, donde el público levantaba uno y recibía un mensaje del ministro de tal que te contaba sobre la especificidad de su ministerio. “La gente se fascinaba con eso, eran unos teléfonos de porquería y una grabación, pero era esto, dejar el panel escrito, la pared, para convertirlo en un hecho interactivo.” reafirma. Así es que, haciendo más de cuarenta años que trabaja en diseñar estrategias para que las emociones se despierten, Héctor sostiene, “yo creo que la emoción es el vehículo fundamental, la razón está muy bien, pero la emoción te hace recordar las cosas de una manera.”
Amores creadores
Héctor Berra tuvo varios amores, se enamoró del subte y creó el Museo del Subterráneo y fue un poco hincha de River para hacer el museo de River.
Y en el caso de la Constitución, afirma: “Primero no es que me interesa, es un tema que me obsesiona, estoy convencido de que los Argentinos tenemos una enfermedad llamada anomia que tenemos que superar algún día para ser el país que debemos ser: cumplir las normas.
Enamorado de La Constitución Nacional y su génesis geográfica puntual, Héctor sin poder disimularlo dice: “estoy haciendo un museo importantísimo, quizás el más importante que se esté construyendo en Argentina desde cero y el único que se diseñó teniendo en cuenta el contenido y el continente al mismo tiempo, en mi ciudad, a diez cuadras donde yo vivía. Ésto no es un tema menor para una persona que tiene sesenta y pico largo.”