Militante socialista y por los derechos del colectivo de Lesbianas, gays, bisexuales y trans. Se ganó el respeto de sus pares por su responsabilidad y compromiso. Con un grupo de compañerxs fundó en Rosario la Federación Argentina LGBT, de la cual llegó a ser Presidente. Está casado con Pablo. Actualmente es subsecretario de políticas de diversidad sexual del gobierno de la provincia de Santa Fe. De palabra fácil y discurso penetrante. Esteban desea no detener la marcha.
TS- ¿Cómo comenzaste a militar por los derechos de la diversidad? ¿Cuáles fueron los motivos por los que comenzaste esa militancia?
EP– Tuvo que ver con mi “salida del armario”*. Desde los 15 años fui militante de la juventud socialista, siempre tuve una actitud militante, de participación. Cuando entro en crisis por mi orientación sexual, conmigo mismo, porque no sabía cómo caería en el partido, si era compatible o no y todos los rollos que uno se hace, termino alejado del PS. Comienzo a descubrir el ambiente y cuando salgo del armario, 22 o 23 años, me lo encuentro a Guillermo Lovagnini – a quien solo había visto un par de veces- y me invita a ir a VOX*. Yo tenía ganas de militar, el espacio en ese momento no era en el partido y con la propuesta de Guillermo me cerró perfecto.
TS- ¿Y cómo fue esa experiencia?
EP– Mis viejos se habían ido a vivir a Buenos Aires, eso me daba un cierto colchón para que no sea tan dura la “salida del armario”, si bien yo al principio no era tan visible, pero significaba bastante no tener el lío de la familia. Y caí a VOX un miércoles, el sábado ya estaba en la reunión y a los pocos días estábamos en un campamento de la organización. Y fue eso, mis ganas de militar y mi necesidad de conectarme con mi orientación sexual, todo cerraba.
TS– De aquellos años a la actualidad, ¿qué cosas crees que cambiaron? ¿Cómo viviste vos ese cambio?
EP– Yo creo que lo más importante es que nuestra generación de activismo tiene lo que no pudieron otras generaciones: ser contemporáneos con esos cambios. Y no terminamos de tomar total dimensión de lo que eso implica. Yo comencé a militar en el movimiento en el 2002, en 2003 me comencé a vincular con organizaciones por fuera de Rosario y en ese año presentamos el proyecto de unión civil en la provincia con Eduardo Di Pollina; 2004 ya habíamos viajado a España conocimos organizaciones de allá y estuvimos presentes el día que el Presidente Zapatero presentó el proyecto de matrimonio del mismo sexo en el Parlamento; 2005 fundamos la Federación LGBT y ya desde ahí es lo cotidiano. Si lo vemos en perspectiva hoy tenemos una sociedad mucho más abierta y vemos cosas que no pensábamos ver, por ejemplo al Gobernador abriendo la primera “Casa LGBT” del país, en Rosario. Esos son los momentos donde te cae la ficha y decís: a mierda, ¿todo esto pasó? ¡Cambiamos muchas cosas! Creo que Lesbianas, Gays y Bisexuales tenemos un poco más allanado el camino; pero así todo falta mucho por hacer para la comunidad Trans. Pero hay un cambio social y es innegable. Y me parece que es un gran tema el hecho de poder impulsar muchos cambios y poder vivirlo, tener la suerte de poder vivirlos, y eso no le pasó a muchos activistas que dejaron la vida militando y no pudieron ver el fruto de esa militancia.
TS- ¿Cuál fue tu principal desafío?
EP- La familia. Gran parte de mi “salida del armario” fue porque tenía resuelto mi bienestar económico, esto es tener un trabajo y un techo y que mis viejos no estuvieran viviendo en Rosario. Esa etapa la viví muy traumáticamente. Después la realidad te demuestra que en parte podías tener razón o no y con el tiempo hasta pude reírme pensando en ese momento. Pero sin dudas asumirme y resolver internamente mi “salida” fue porque ciertas condiciones se dieron para que pudiera salir tranquilo y no estar expuesto a muchos miedos. Esto visto como un desafió personal, que permitió todo el proceso que yo viví.
Como desafío colectivo fue sin dudas podes instalar una agenda político-partidaria. Y esto históricamente para los primeros movimientos LGBT fue muy difícil y fue una historia un tanto complicada con los partidos. Desde lo personal con mi salida del armario en el partido, a pensar cómo hacer para instalar el debate de la diversidad a un grupo más grande como era el partidario. Y fue todo un tema que entiendan que aparte de todos los valores que difundía el partido, el de no discriminarme por mi orientación sexual era algo más que había que respetar y había que tomar desde adentro. Y eso no solo se dio en el socialismo, sino también en muchos otros grupos políticos.
TS- Con la posibilidad que tuviste de conocer muchos lugares del mundo y conocer la realidad de la diversidad en cada uno de ellos, ¿qué lugar ocupa Argentina y Santa Fe?
EP– Hay sin dudas un lugar de privilegio por las leyes que tenemos. Yo tuve la posibilidad de estar en Europa del este, en Centroamérica, Perú, Estados Unidos, Australia, y no tienen muchos de ellos la posibilidad de contar con leyes como las nuestras. En ese sentido estamos en un lugar de privilegio. Claro que no dejamos de ser un país latinoamericano, con enormes desigualdades expresadas en todos los niveles y regionalmente mucho más. No es lo mismo ser LGBT en Buenos Aires, Rosario o Santa Fe que en otros lugares. Y eso afuera cuesta que lo entiendan y se cree que tener la ley es todo, y no es todo. Una ley no modifica automáticamente las condiciones de la discriminación y muchas veces la visibilidad que generan las leyes tiene como contra la reacción negativa en parte de la sociedad y eso se traduce en los casos de violencia que conocemos.
Hay muchas miradas puestas en Argentina, por los procesos exitosos que se dieron y el fortalecimiento del movimiento, del diálogo con los gobiernos y avances muy significativos. Y eso también nos da un lugar de responsabilidad.
TS- Uno de los hitos más importantes de la diversidad en Argentina fue la Ley de Matrimonio Igualitario. Si tuvieras la posibilidad de armar una ecuación que dé como resultado lo que conocemos con esta Ley ¿cómo sería esa ecuación?
EP– Movimiento organizado a nivel nacional, más diálogo con los partidos políticos, más diálogo con todos los sectores sociales y el movimiento como garantía de cohesión de todos esos apoyos. Y sobre todo en la Ley de Matrimonio Igualitario, ya que la de Identidad de Género no genera tanto debate social ni resquemor en la iglesia. Durante la discusión de matrimonio hubo muchas tentaciones, de todo tipo, incluso algunas muy sorprendentes. Y para eso hubo un movimiento muy cohesionado con una estrategia muy bien pensada y el movimiento social funcionando como garantía de eso. Pero sin dudas, si no hubiéramos tenido diálogo permanente con los medios de comunicación, con la academia, con los partidos políticos, hubiera sido muy difícil aprobar la ley.
TS- ¿Qué fue lo primero que se te cruzó por la cabeza la noche que se aprobó la ley?
EP- Recuerdo que estábamos muy cansados, hacía mucho frío y hacía muchas horas que estábamos con discusiones para que se aprobara, hasta las 2 de la mañana no se aprobaba, finalmente se termina aprobando tipo 5 de la mañana del 15 de julio de 2010. Había una movida muy fuerte para que la ley no se aprobara, le hicieran modificaciones y volviera a Diputados, cosas que algún día contaremos. Pero cuando se estaba votando, salgo corriendo de adentro del Senado hacia la Plaza, donde estaba el escenario gigante y el monitor que trasmitía C5N mostrando la pantalla de votación. En ese momento veo como en cámara lenta la plaza llena de gente, mis compañerxs en el escenario y escucho la voz que decía que es “ley el matrimonio gay en Argentina”. Creo que me hubiera gustado hacer es abrazar a toda esa gente. Era una plaza que reventaba de alegría, de emoción, de familias, padres con hijos, abuelas con nietos, había gente de todos lados que viajó cientos de kilómetros para apoyarnos. Y en ese momento tenía un gran apuro en poder llegar a abrazar a todos esos compañeros y compañeras con los que habíamos compartido tanta militancia.
TS- De lo mucho que falta conseguir para la diversidad sexual, ¿cuál crees que es el desafío que tenés por delante como militante y como funcionario?
EP– Yo creo que hay un deber de reparación histórica con el colectivo trans. Colectivo que la pasa muy mal. No tienen la visibilización suficiente para mostrar las condiciones extremas en las que sobreviven, ahí tenemos una gran deuda. Y el desafío como activista, como funcionario o como persona es abrir un poco la mirada a la sociedad de cuán grave es la situación. Es una población que tiene 42 años de promedio de vida y es minoritaria dentro de las minorías. Y cuesta mucho llegar a tomar conciencia, por un discurso social hipócrita y por no tener sensibilidad con el tema. Tenemos que cambiar en los 4 años que tenemos de gestión, tenemos que lograr cambiar algunos aspectos para que por lo menos puedan estar unos metros delante de donde están ahora y si podemos hacerlo ya habrá valido la pena cualquier esfuerzo y sacrificio.
TS- ¿Que significa hacia adentro y hacia afuera, que el gobierno provincial cree una subsecretaria de diversidad sexual?
EP– Creo que es una señal importante de ratificación de un rumbo progresista en políticas sociales. Hay muchas provincias que tienen políticas de diversidad sexual, pero no con el rango de la nuestra ni a nivel provincial. Y creo que con esta subsecretaria Santa Fe “entierra el cuchillo”. Es ir más en profundidad con políticas concretas que no sean solo sensibilización y capacitación. Creo que es una experiencia bastante inédita en otras partes del mundo y hay que aprovecharla para avanzar y consolidar en estos próximos años, para que sean políticas que queden más allá de las gestiones o los funcionarios.
TS- ¿Que significa la primera Casa LGBT?
EP– La casa desde lo simbólico, pero también desde lo concreto, es un mensaje muy fuerte. Esperamos, entre este año y el próximo, tener inaugurada una por nodo. Y como dijo el Gobernador el día de la inauguración, son mucho más necesarias en las localidades más pequeñas o alejadas de las grandes ciudades, pero es importante hacer punta y marcar la línea. Es una señal en varios sentidos.
TS- ¿Con que militante histórico de la diversidad sexual te hubiera gustado militar?
EP– Con Carlos Jáuregui. Sin dudas que con él. Un tipo muy claro y que logró muchas cosas. Y con su muerte el movimiento quedó huérfano, salvo por algunas referentes trans, pero creo que el movimiento lo extrañó mucho y sigue haciendo mucha falta.
TS- ¿Un deseo?
EP– Seguir caminando. Cada nuevo logro nos muestra que se puede dar un paso más. No tenemos que detenernos en esa marcha.