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En las primeras décadas del siglo XX nuestro país experimentó un florecimiento económico que repercutió en todas las expresiones de la cultura. Y entre éstas se destaca el avance de la arquitectura. Es en esta época que se construyen los edificios más importantes en muchas de las ciudades del país. Edificios gubernamentales, religiosos, hospitales, colegios y casonas familiares “petitpalais” fueron, entre otros, los que marcaron la estética de la ciudad.

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En estos edificios construidos con materiales nobles y sin ahorrar en decoración, el vitral se destaca, siendo omnipresente en casi todas estas instancias.

Suele relacionarse el vitral como un arte propio de los edificios religiosos, pero además de encontrarse en estos ámbitos, también fue común denominador en edificios civiles, siendo vitrales laicos, con temáticas y propósitos diferentes. Este vitral laico posee otra significación además de otra estética, aunque técnicamente en el “arte del vitral”, no se diferencian.Huser 3_result

En las décadas del 20 y 30 la utilización del vitraux en el desarrollo y construcción de una vivienda era casi una constante. En ediciones de revistas de arquitectura de la época, se encuentra que el vitral forma parte del presupuesto normal de una vivienda, junto a otros rubros como azulejos, tirantes, mosaicos, etc. Esto nos hace pensar que este elemento decorativo no era, como actualmente, un detalle exótico. Sino que tanto las casas de clases altas como las de clases medias con pretensiones, eran diseñadas y construidas con vitrales. En la actualidad ese detalle del vitral, está nuevamente ganando terreno cada días más en la construcción civil.

Pero en la época, si no había fondos para el vitral de la mampara que todos conocemos, este era simulado con vidrios de colores repartidos. De ahí que se entiende que existía una necesidad de una fuente de luz coloreada. El vitral mantiene su preponderancia como medio para lograr este fin. Pero éste no solo formaba parte de una búsqueda de ornamentación u ostentación, sino que cumplía dos funciones específicas dentro del espacio arquitectónico. Por un lado, constituye un límite de la mirada. No solo porque se podía apreciar desde la calle, marcando o señalando el nivel económico de una residencia, sino también porque oficiaba de valla entre las habitaciones delanteras de la casa donde reinaba la actividad social y la parte posterior o íntima (privada). El vitral se coloca para que no se vea lo que no se tiene que ver pero, por el otro lado, ilumina lo que se tiene que ver, o sea el espacio social, y lo que hay en él, finos detalles u objetos, que con esta iluminación difusa, coloreada y que no es directa, crea un clima especial que se diferencia del resto de la casa. Estos motivos llevaron al uso del vitral a un punto máximo esplendor en nuestra historia.

Fue a partir de la década del 30 que la necesidad del vitral decae y entendemos que esto se debió tanto a factores económicos como a factores sociales que tienen que ver con los cambios en el gusto.Huser 5_result

Aparece el racionalismo en la arquitectura, las nuevas casas y departamentos son más compactos y desaparece la ornamentación exterior e interior. Esta decadencia no solo tiene que ver con el ingreso de nuevas corrientes estéticas, sino que la aceptación de estas corrientes responde a los cambios económicos y sociales que llevan a un cambio de mentalidad. La crisis económica, vio con buenos ojos la posibilidad de construir con sencillez y seguir siendo modernos.

En este contacto nuevo de la arquitectura, el vitral no logra integrarse. No creo que el racionalismo sea incompatible con el vitraux. Pero para poder integrarlo, éste se debe cambiar, y también su función dentro del espacio arquitectónico. Pero simplemente el vitral desapareció, creo que esta pérdida del oficio no solo tuvo que ver con las crisis económicas y cambios estéticos sino que los vitralistas no pudieron interpretar estos cambios de gustos y estilos para acompañar estos movimientos. Los vitrales pasaron a ser “Vidrios Viejos”, o a estar relegados solo a ámbitos religiosos. Solo quedaba esperar una nueva generación de vitralistas que revalorice el vitral. Y hoy es el momento de esa nueva evolución.

Huser 4_resultLas posibilidades constructivas de este arte son el epicentro de nuevos paradigmas en la producción de vitrales, tanto abstractos como clásicos, acompañando a los estilos arquitectónicos que hoy en día conviven.

En el último tiempo, el arte del vitral se ha convertido en un oficio universal. Es por ello que es difícil encasillarlo en un estilo o tendencia. Las necesidades creativas de los artistas como también de los diseñados y arquitectos, llevan a fronteras nunca antes alcanzadas por el oficio, ni siquiera en su esplendor de los años 20.

 

CRÉDITO: Fabio Leonel Huser