En la Base Antártica Marambio, el miércoles 1 de febrero se vivió una jornada única con las actividades culturales organizadas por los Ministerios de Cultura y Defensa. Como parte de «Cultura es Soberanía. Antártida Argentina», el programa de la Secretaría de Gestión Cultural, integrantes del Ballet Folklórico Nacional y de la Compañía de Danza Contemporánea bailaron para el personal que trabaja de forma permanente en la Base
La Base Marambio es la principal estación científica y militar permanente de Argentina en la Antártida. Ahí viven y trabajan, en la temporada de verano, 115 personas; su misión es asegurar la logística y brindar apoyo a las actividades científicas y técnicas nacionales y extranjeras que se realizan en el continente antártico. La Base está ubicada a 210 metros de altura en un lugar inhóspito. Tiene el clima más hostil del planeta: la temperatura puede llegar a 60 grados bajo cero; y es un territorio al cual solo se puede acceder por vía aérea. Por todo eso las condiciones de vida y de trabajo son particulares: en la base se trabaja las 24 horas, los 365 días del año porque de eso depende la actividad científica y también la supervivencia de todos los que habitan el lugar. Gracias a una guardia nocturna en la Base, por ejemplo, en una ocasión se pudo salvar la vida de algunos científicos que trabajaban en un campamento o se arregló un motor de helicóptero necesario para una misión.
«El día a día es largo. Comienza a las 8 de la mañana y termina a las 7 de la tarde con un almuerzo en el medio, pero estamos todos disponibles las 24 horas, todo el año», cuenta el Jefe de la Base Antártica Conjunta Marambio, el Comodoro Federico Vassallo, y resalta que en la Base se trabaja por un objetivo común. «Cuidamos todo y nos cuidamos entre todos, somos como una gran familia», explica. Así, se trabaja incansablemente y hay apenas unas pocas horas de distensión semanales en los que hay lugar para la lectura, el armado de rompecabezas, o para un torneo de truco, ajedrez o ping pong los sábados por la noche. Por eso la jornada cultural del miércoles 1 de febrero fue especial. Ocho bailarines del Ballet Folklórico Nacional y de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea vestidos con la típica ropa antártica naranja danzaron frente al hangar de la Base. Hernán Nocioni, Soledad Diz, Romina Fabretti, Cristian Alexis Ledesma; Bettina Quintá, Victoria Hidalgo, Ernesto Chacón Oribe y Pablo Fermani iniciaron el espectáculo con un ritual a la Pachamama, una apacheta. La coreografía conjugó los conceptos de soberanía, territorio, comunidad y cultura, que se traspolaron a los cuerpos en forma de movimiento rítmico, de rito, de energía. Con el viento de fondo, y parte de la Base expectante, los bailarines desplegaron talento y alegría en cada movimiento coreográfico. La ancentralidad, el amor hacia los otros, al suelo, al universo; el construir con el otro y el sostenerlo se expresaron en ritmos andinos, de malambo, zamba, chacarera. Y con un “llamado” al ritmo de Baguala, realizado por Diz.
El viaje hacia la Antártida incluyó para los bailarines una parada estratégica en Río Gallegos, a donde llegaron en un avión Hércules, de la Fuerza Aérea. Allí, vivieron expectantes la previa de la llegada al continente helado, hablaron sobre sus sensaciones por el show venidero y sobre los pasos que los llevaron a vivir esta experiencia única. Los bailarines destacaron su amor por la danza y la admiración mutua que existe entre ellos. «Estoy emocionado y agradecido por la posibilidad, sabiendo la responsabilidad que teníamos de representar a nuestros organismos estables, nuestros elencos, al Ministerio de Cultura, a la danza del país y al ser argentino. Es algo que vamos a recordar toda la vida», dijo sobre la experiencia antártica Hernán Nocioni, integrante del Ballet Folklórico Nacional, «la selección nacional del folklore», como lo define él. Pablo Fermani, del Compañía Nacional de Danza Contemporánea explicó: «Siento que todavía no puedo tomar dimensión de toda esta experiencia. Creo que si tomo dimensión de todo lo que realmente significa esta misión federal estaría llorando todo el día. Estar acá es como irse de gira a la luna».
Cultura es Soberanía
Este show se enmarca en el segundo viaje del Ministerio de Cultura a la Antártida y es el que inaugura las propuestas artísticas de «Cultura es Soberanía. Antártida Argentina», el programa de la Secretaría de Gestión Cultural que tiene como objetivo construir identidad a través de la soberanía territorial con el arte como herramienta de construcción colectiva, reafirmando nuestra soberanía y acercando a cada compatriota distintas propuestas culturales y artísticas. A la vez, este programa busca extender y profundizar la federalización de las políticas culturales, haciendo efectivos los derechos de acceso igualitario a la cultura.
«Pensamos estas actividades como parte de una política pública de largo alcance. En la Antártida queremos trabajar con los imaginarios antárticos, con lo que se siente y como se construyen las identidades, lo argentino en este continente. Porque pensamos la cultura de forma amplia le da sentido a la construcción de la soberanía y, por ende, de la patria», explicó Federico Prieto, Secretario de Gestión Cultural.
En el primer viaje, que se realizó en diciembre de 2022, Prieto hizo entrega del certificado de integrante de la Red Nacional de Puntos de Cultura a la comunidad de Base Esperanza por “Conectando Argentinos», un proyecto para instalar un sistema de videoconferencia con el objetivo de difundir la actividad antártica, y poner en contacto comunidades educativas y científicas. Próximamente, también se presentará en territorio antártico “Islas de Fuego, oratorio sureño” de los hermanos Fernando y Gabriel Lerman, una obra musical que relata la rebelión del Gaucho Rivero en las Islas Malvinas, con el protagónico de Juan Palomino. Además, se proyectará la película «Argentina. 1985», que está nominada a lo premios Oscar como mejor película extranjera.
Un cierre a puro baile y emoción
A las 20.30 del miércoles comenzó la peña folclórica. Una mesa larga cruzó el salón comedor de la Base. La gran familia de la que hablaba Vassallo, el personal de Marambio, fue llegando de a poco a la mesa cubierta con un mantel azul y repleta de picadas y gaseosas. El murmullo y la expectativa tomaron el salón.
Los bailarines, entraron con un vestuario colorido, en violeta y ocre. Se hizo un silencio que fue interrumpido por el sonido ritualístico y continuó con los bailarines en plena danza. En el epílogo, la bandera argentina los envolvió y estallaron los aplausos. La noche siguió con todos alrededor de la mesa comiendo y charlando; luego hubo una entrega de diplomas por las estadía en la Base y sonó la música en vivo del grupo folclórico Los colorados que hizo bailar a los presentes.
En el escenario improvisado en el comedor de la Base y en la gran mesa se vivió la experiencia de compartir, la emoción de la que hablaban Nocioni y Fermani. Quedaron flotando en el aire las palabras del Comodoro Vassallo: «Cuidamos todo, nos cuidamos entre todos, somos una gran familia».
Fuente: Argentina.gob.ar