Cristina Banegas celebra a Paco Urondo
El próximo domingo 17 de junio, al cumplirse 42 años del fallecimiento del poeta, periodista, escritor y militante argentino Francisco “Paco” Urondo, el Centro Cultural Provincial (Junín 2457, Santa Fe), dependiente del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia, le rendirá un homenaje especial: la prestigiosa actriz Cristina Banegas subirá al escenario de la Sala Mayor para brindar su puesta: “Cristina Banegas celebra a Paco Urondo”.
Será a partir de las 20 hs., con entrada libre y gratuita.
La puesta abordará lecturas y recitados a cargo de la gran actriz argentina, quien compartió amistad con el escritor. Para la directora, docente teatral y cantora de tangos, Paco Urondo “fue un gran poeta: un poeta revolucionario”.
– ¿Qué palabras elegiría para definirlo?
– Inteligencia, fineza espiritual, coherencia, coraje, responsabilidad histórica. Compromiso con la cultura, con la política de su época, con la historia. Un gran amigo, un hombre entrañable, inefable, seductor, encantador, severo, agudo, irónico, amable. Profundamente amable. Había que amarlo: eso era lo que él emanaba de sí mismo, eso era lo que él era.
– ¿Cómo recuerda el tiempo que compartieron?
– Con Paco Urondo hemos compartido experiencias extraordinarias. En principio, vivíamos en San Telmo, éramos vecinos. Yo acababa de casarme con (el actor) Paco Fernández de Rosa; éramos muy jóvenes, yo tenía 16 años y él tenía 20. Y Paco Urondo y Zulema Katz, que era su compañera en ese tiempo, vivían a cuatro cuadras de casa, en una casa abierta en la que conocí, en principio, a su familia. Ellos vivían con (el cantante y compositor) Alejo Stivel, que era hijo del primer matrimonio de Zulema, y Javier y Claudia Urondo estaban mucho en esa casa. Allí tuve el honor además de conocer a Juan Gelman, a Rodolfo Walsh, al Perro (Horacio) Verbitsky, a tanta gente del arte y de la cultura. Se hacían reuniones a menudo, venía el Tata Cedrón con su guitarra y con sus amigos músicos… Siempre había algún separado que iba al altillo a vivir, gente del cine, del teatro, cercanos a nuestras actividades.
Paco Urondo corregía mis poemas, porque yo tenía la costumbre de escribir poesía desde chica. Se sentaba en una hamaca thonet que tenía, muy serio, y me marcaba cosas. Para mí era un gran maestro. Pero fundamentalmente fue importante para mí su generosa amistad para entrar en ese mundo entrañable de finales de los años 60, en el que toda la gente más interesante del mundo del arte y de la cultura de Buenos Aires circulaba por esa casa. Allí escuché por ejemplo la Banda del Sargento Pepper, de Los Beatles; es decir, había toda clase de músicas, toda clase de encuentros. Siempre eran muy celebratorios.
Luego, a finales de 1966, hicimos juntos un viaje. Con mi compañero y mi hija, Valentina, que tenía entonces cinco meses (yo tenía 18 años) estábamos en Madrid, con mi familia de allá; nos encontramos con Paco y Zulema y decidimos alquilar un Citroën dos caballos. Asesorados por el gran poeta Fernando Quiñones, nos fuimos los cinco a pasear por Andalucía. Conocimos Córdoba, Sevilla, Cádiz, Chiclana de la Frontera. Nos hicieron una fiesta pequeña en una bodega que creo que aún existe, paramos en la casa del panadero del pueblo: Fernando Quiñones era el poeta del pueblo, el héroe, así que nos trataron como reyes. Fue una fiesta con gente de pura cepa, que cantaba y bailaba de manera extraordinaria. Fue un viaje muy conmovedor, que nos unió más, del modo en que unen los viajes, sobre todo cuando uno los hace con poco dinero.
En 1974, Paco ya estaba clandestino. La última vez que nos vimos, su hija Claudia se casaba por civil. Fuimos a cenar a un lugar que creo se llamaba El Brigadier, en Santa Fe. Fue un día inmenso, infinito, precioso. Él, como siempre, haciendo chistes… Nuestra amistad fue una enorme experiencia que duró unos cuantos años, desde el 66 al 74 aproximadamente. Compartimos lecturas, música, encuentros y discusiones con amigos. Yo era mucho más joven que ellos y tenía la posibilidad de acceder a su mundo: lo viví con mucha intensidad y amor hacia ellos y hacia todo lo que representaban.
– ¿Cuál es la importancia de la mirada poética de Urondo, en un contexto de represión y muerte como el de su época?
– Creo que Urondo tiene muchas épocas en su poesía. Tengo la alegría de conocerlas, de haber recorrido su obra poética, pero también su trabajo periodístico, sus ensayos, sus piezas de teatro que se representaban en el espacio Gotán, un sótano en la calle Talcahuano que luego fue cerrado. A medida que la poética de Urondo se va volviendo más dura, a partir de la experiencia de la militancia, de la cárcel, de la represión, de la dictadura feroz; va convirtiéndose en una poesía de batalla, que nunca pierde su calidad poética y su lucidez profunda, pero que sostiene y comparte los tiempos siniestros que nos tocó atravesar. Lo hace con grandes poemas que seguimos diciendo, que seguimos enunciando, que seguimos compartiendo.
– ¿Qué puede adelantar respecto de la puesta que realizará en Santa Fe?
– Será un recital en el que voy a leer fundamentalmente poesía de Paco. Sus textos periodísticos y sus ensayos son más largos, difíciles de enunciar y muy complicados de cortar, porque son preciosos. Voy a cantar algunos tangos con Ariel Argañaraz, con quien vamos a estrenar próximamente en Buenos Aires “Aire familiar”, un espectáculo de tangos junto a mi madre, Nelly Prince.
Paco era un gran amante del tango, de hecho hay mucho material periodístico y poético donde se advierte que estaba atravesado por el género. Así que vamos a cantar unos tanguitos. Queremos celebrarlo como corresponde.
Pensar a Paco
La figura de Paco Urondo constituye un emblema dentro de la cultura santafesina y su legado trasciende las generaciones y los límites geográficos. Hombre de su tiempo, fue guionista de cine pero también músico y autor teatral. Nacido en la ciudad de Santa Fe en 1930 y asesinado en Mendoza en 1976, durante los oscuros primeros años de la dictadura cívico militar, director de Cultura de la provincia de Santa Fe en 1958; su obra como escritor, poeta y periodista se ubica entre las más notables que ha dado la literatura nacional.
En 2013, a través de una ley provincial, se otorgó el nombre de Francisco “Paco” Urondo al Centro Cultural Provincial, que hoy celebra con orgullo su legado.