Una muestra recoge en imágenes la búsqueda de belleza de una artista que atravesó el cáncer de mama
Una muestra fotográfica de la artista y diseñadora gráfica Bárbara Prajs, que reúne imágenes del recorrido visual autobiográfico que realizó desde que le detectaron cáncer de mama hasta su curación, como una forma de encontrar belleza en tiempos de adversidad, se inaugura el jueves próximo en el Centro Cultural Victoria Ocampo, de Mar del Plata, al conmemorarse el Día Internacional del Cáncer de Mama.
La exhibición «Pasares» está basada en ese fragmento de vida de la artista, en la que durante 585 días, casi sin darse cuenta, comenzó a tomar fotografías utilizando la cámara de su celular, muchas de las cuales también fueron seleccionadas para formar parte de una muestra colectiva internacional en India, y ser publicadas en una revista de ese país.
«La fotografía significó mi sostén sin darme cuenta«, sostuvo Prajs quien a lo largo de ese tiempo tomó 10 mil imágenes de los lugares que recorrió desde el diagnóstico, en plena pandemia, hasta su recuperación en abril de 2022.
Las primeras fotografías que tomó fueron de su barrio, Chacarita, y luego incorporó a otros barrios porteños como Paternal, San Cristóbal, San Telmo, Boedo, Palermo, Belgrano, hasta que su mirada se extendió a las provincias argentinas.
«Este deseo por encontrar la belleza me llevó a querer recorrer otros lugares de la Argentina. Uno de los primeros que visité fue Chascomús, lugar donde saqué dos de las fotografías que seleccionaron en la revista de India. Mis ojos recorrieron además Mar del Plata, Miramar, San Antonio de Areco, El Palmar, Lobos, Capilla del señor, Azul, Sierra de la Ventana, Villa Arcadia, Laprida, Saldungaray, Pigüé, Epecuén, Tandil, De la Canal y Costa del Este».
«En todos estos lugares mi mirada se detuvo en la magnificencia de la naturaleza, en la virtuosidad de su gente, en el silencio de las estaciones del tren, en el inventario de nuestro pasado», reveló Prajs en diálogo con Télam acerca de las imágenes que integran la exhibición curada por la artista plástica Vanina Prajs y el fotógrafo Jorge Leiva.
«La fotografía significó mi sostén sin darme cuenta. Recuerdo que entre consultas médicas y luego en el tratamiento, en mis momentos libres o cuando me sentía bien, solía ir caminando desde mi casa en busca de un café, y en ese trayecto mi mirada se posaba automáticamente en los detalles. Viendo por primera vez las veredas y sus imperfecciones, las puertas y sus picaportes, la naturaleza abrazando los frentes de las casas, los pájaros alineados sobre los cables de la luz, las nubes y sus infinitas formas, los rayos de sol atravesando las ramas de los árboles, me encontré además con cosas inesperadas como una rayuela que ocupaba media manzana o una carta escrita a mano tirada en medio de la calle», recuerda la artista y así anticipa algunas de las imágenes que aparecen en la muestra.
«Aprendí que la belleza está en todos lados esperándonos a que despertemos. Creo que tanta belleza a mi alrededor empujó para que se develara la belleza que no podía ver en mí. Lo que me pasó en ese tiempo fue que me descubrí en mis propias fotos. Reconocí mi propia mirada, los lugares que amo, mi sensibilidad, mis deseos, mis fortalezas, mis capacidades, mis talentos, mi forma particular de transitar la vida. En definitiva desarmé la persona que creía ser para ser quien verdaderamente soy. Descubrí que la vida puede ser diseñada por uno mismo, tal como se la desea vivir. Y en esas estoy», asegura.
Los distintos momentos y estados anímicos que atravesó la artista durante esos casi 600 días están reflejados en la muestra que reúne 70 fotografías -algunas acompañadas de texto y en su mayoría en blanco y negro- reunidas en cinco instancias: El descubrimiento; Comenzando; Una pausa en el/mi tiempo; La caída y La quietud. La distribución de las imágenes respondió a los distintos estados emocionales que vivió la artista, cuenta la curadora a Télam. «Fue así que surgieron rupturas abruptas con el montaje tradicional basado en un relato lineal. Si bien las piezas mantuvieron un orden cronológico, fue inusual el diálogo que establecieron entre si, además del agregado de textos, anotaciones personales y pequeños objetos que reforzaban el eje conceptual de cada estación.
«El descubrimiento» recoge las imágenes de los primeros cielos que fue captando en las salidas a las visitas médicas donde comenzó a tener conocimiento sobre la enfermedad, pese a lo cual no la invadió el temor. Además de imágenes de cielos, tomó fotografías de muchos cafés, en uno de los cuales descubrió una frase -escrita sobre una pared- que hacía eco con su vivencia: «Todas las mañanas está mi sombra por eso se que estoy vivo».
El cabello largo -algo que luego perdería por la quimioterapia- también integra esta parte de la exhibición, como un último registro de quien fue, antes de que su cuerpo se transformara.
A estas imágenes le sigue en la muestra «Comenzando», que alude a los inicios de la quimioterapia y que la artista relaciona con lo que denomina «la poda». Sabiendo que perdería su cabello, se corta el pelo por los hombros y luego más corto aún y se hace una peluca, pero lejos de pensar en una pérdida, lo relacionó con la fortaleza que experimentan los árboles y plantas luego que le quitan las ramas viejas.
Lo simbólico fue integrando gran parte del proceso como la aparición del número 56 de manera recurrente, en patentes de autos, altura de calles, horarios, cuenta Prajs. «Supe que ese número significaba la caída, pero por el contrario, lo sentía como una protección». Otro simbolismo apareció en la tapa de un cuaderno con una carta de tarot que se llama la estrella, junto a la frase: «una mujer desnuda es protagonista, no se necesitan ropajes cuando una se encuentra a sí misma». «Cualquiera puede interpretar que fue el momento más difícil de mi vida, sin embargo puedo decir que en ese momento me sentía muy feliz, primero porque estaba rodeada de mi familia, y empecé a descubrir este amor por la fotografía y a sacar cada vez más fotos», cuenta.
A ese momento le sigue «Una pausa, en el/mi tiempo», período en el que fue sometida a una cirugía. La imagen de un talismán en forma de corazón, regalo de una amiga de la artista, aparece en esta parte de la muestra, a la que se suman persianas cerradas rodeadas de una profusa vegetación. «Dejé de ser yo, y empecé a tener miedo porque sabía que iba a estar una equis cantidad de horas en el quirófano, a donde nunca había entrado, y no sabía que iba a pasar con mi vida. El talismán me acompañó en mi proceso. Si bien la cirugía salió bien y yo estaba optimista, me costó mucho tiempo poder salir de mi casa, retomar la calle», revela la artista.
Pese a la fortaleza que la acompañó en todo el proceso, sobrevino en un momento «La caída» representada en la imagen de una joven gritando y una poesía que habla de caer en la profundidad. «Un día después de haber pasado tantas cosas quisieron sacarme sangre y no pudieron en dos oportunidades, hasta que en el tercer intento me tuvieron que extraer sangre de la mano. Esa situación, aparentemente mínima, me detonó toda, al punto de no querer saber más nada con lo que estaba viviendo. Se sumó además una caída en plena calle sobre mi pecho. Por eso en la muestra, hay una pared invadida de fotos de gritos que buscan expresarle al mundo mi dolor».
En esta parte de la muestra hay una foto muy representativa tomada en el barrio de Agronomía. «Una rayuela que dice del cielo a la tierra porque intuí que esa rayuela me pedía que pusiera mis raíces en la tierra», cuenta Prajs y agrega: «todo lo que está reflejado en esta muestra me estaba hablando a mí».
Luego de ese torbellino, sobrevino «La quietud» representado en un mural relacionado con detenerse luego de 585 días caminando sin parar a la que se le une la frase «Habrás pasado por el mismo lugar sin detenerte hasta que un día lo haces y ves la belleza en todas partes». Es lo que me pasó, la vida hizo que me detuviera y apareció esta nueva mirada que tengo de las cosas y de la vida», reflexiona la artista.
«Las imágenes iban desde lo oscuro a lo claro, de lo negro a lo blanco, desde la poca luz a lo luminoso y eso nos permitió separar y transitar un camino para acompañar este proceso visual donde la artista consigue una representación sumamente potente sobre su estado de ánimo y grandeza de poder mirar hacia adentro y plasmar afuera lo que transitó en ese período», sostiene Leiva.
El curador destaca que la artista «trabajó con lo que tenía a su alcance como un celular, y la captura de esas imágenes están dadas desde ese aparato, lo que me pareció muy rico porque en esas imágenes refleja esa mirada tan cercana y tan lejana que nos permite acercarnos a su interior y su sentir».
Durante este proceso, la artista abrió una cuenta de Instagram en Blanco y Negro para compartir sus fotos diariamente, y empezaron a acercarse fotógrafos aficionados y profesionales comentándome lo que les generaban mis fotografías. «Toda esa gente, sin saber lo que yo estaba transitando, formaron parte también de un estímulo en mi vida», dice Prajs.
FUENTE: TELAM