El trabajo de esta fotógrafa es tan retorcido como atractivo. Brooke Didonato mezcla como nadie escenarios cotidianos con las perspectivas más surrealistas.
Formada en periodismo, la artista se dió cuenta rápido de que prefería contar historias con imágenes antes que con las palabras.
También por eso nunca muestra los rostros de las personas que fotografía, a pesar de que sus inicios estuvieron muy relacionado con el autorretrato, «este fue ideal para la experimentación, pero no era tan bueno si no querías observar tu propia cara», explica.
Sin unos rasgos ni una expresión que llamen la atención, los espectadores nos obligamos a imaginar nuestras propias historias detrás de las fotografías.
En este nudo de cuerpos, Brooke utiliza la arquitectura, naturaleza y decoración a su servicio, como escenario de fondo perfecto para entrelazar extremidades y sujetar poses imposibles que cuesta dejar de mirar.
Una forma prodigiosa de provocar, a través de la imagen, desconcierto y curiosidad, y por esto, nos encanta su trabajo.
Fotografías de cuerpos en formas retorcidas, distorsionando la percepción del espectador. Combinando temas y escenas de maneras surrealistas que cuestionan la división entre lo humano y la naturaleza dándoles un punto de misterio e ilusión. Cada obra sugiere que hay algo que falta en la escena, peculiaridad específica que hace de DiDonate su estilo personal.