Nació en Venezuela y se vino a Santa Fe cuando terminó la secundaria. Aquí estudió Letras y, más tarde, Cine. Hace poco se estrenó su ópera prima, “El silencio”, realizada con actores y técnicos de la ciudad. “Para mí tiene un valor muy grande el hecho de comenzar a relacionarnos con lo local de maneras nuevas”, define.
Silvana Montemurri abre la alacena destartalada y allí asoma, victoriosa, la cajita roja de El Quillá. Como ésa, muchas escenas nos dicen: hablan de nuestro lugar, capturan nuestras esquinas, nuestro modo de conversar, el sonido de nuestros pájaros.
El largometraje de ficción “El silencio”, de Arturo Castro Godoy—protagonizado por el santafesino Tomás del Porto y el porteño Alberto Ajaka (el D’Onofrio de “Guapas”)—, fue rodado íntegramente en Santa Fe y Rincón en 2015 y se estrenó en Cinemark. Se trata de una coproducción entre la cooperativa MuchaSiesta y Aleph Cine. Entre sus credenciales, se presentó en competencia en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Las manos que construyeron la película (actores, técnicos, productores) son de esta tierra. Juntas armaron este Silencio que habla de nosotros.
TS —¿Cómo llegaste a Santa Fe?
ACG —Mi mamá se casó con un galvense y yo me vine a vivir aquí. Estudié Letras en la Universidad Nacional del Litoral. Hice dos o tres años y entonces abrió la carrera de Cine y allí fui, corriendo. Desde chiquito escribo, tengo una relación con el hecho de contar historias y, el cine, es algo que siempre me fascinó. El Instituto de Cine para nosotros es un lugar muy especial: ahí conocí a todas las personas con las que todavía hoy trabajo. La carrera recién comenzaba, el Instituto era literalmente una habitación: una oficina en la escuela Grilli, que utilizábamos a la noche. Ahora es increíble la cantidad de chicos que estudian, el edificio que tienen, y cómo se ha revitalizado la escena audiovisual de Santa Fe.
Historias mínimas
Algún resto de tonada lo une con Venezuela, además de su familia que quedó allá: papá, abuela, tíos, primos. El café se enfría: el relato de la película, de sus vaivenes, de su detrás de escena, se come el tiempo.
En “El silencio” Tomás es un adolescente que, frente a una situación de conflicto, decide revisar su historia y encontrarse cara a cara con los hilos sueltos de su identidad. En ese camino aparecerá, como en un espejismo, la silueta de su padre.
TS —¿Por qué decidiste abordar el tema de la paternidad?
ACG —Es difícil para mí saberlo. Sí puedo decir que a mí me gustan determinados tipos de temas: contar dramas de corte intimista, ligados a lo cotidiano, entendido como aquellas situaciones que puede atravesar cualquier persona a lo largo de su vida. Creo que mientras más propio nos es el conflicto que se pone en juego, tanto en un libro como en una película, más automática es la identificación y por ende mucho más potente es la relación emotiva que se establece.
TS —¿Cómo fue el proceso de conformación del elenco?
ACG —Tomás es un chico con el que yo trabajé cuando él tenía 9, 10 años, en la última película de Fernando Birri, “El Fausto Criollo”. Birri escribió un papel chiquito exclusivamente para él, porque cuando el hermano iba a los ensayos, él daba vueltas por ahí y es un chico tan expresivo, tan inteligente, tan sensible, que Fernando quiso que estuviera en la película. Ahí lo conocí.
Es muy difícil encontrar actores de esa edad: no sólo que sepan resolver las situaciones dramáticas que les vas a plantear, sino que puedan hacer algo con eso. Tomás no es sólo efectivo, sino que va un poco más allá.
En cuanto al resto del elenco, la mayor parte son santafesinos con los que veníamos trabajando desde hace tiempo y, después, un par de personas que trajimos de Buenos Aires, que pensamos específicamente para esos papeles. Ellos tuvieron la generosidad de acompañarnos cuando era más difícil, en el primer momento, cuando no teníamos nada armado.
TS —La película ofrece lugares que nos son propios, aquellos que se transitan todo el tiempo, vistos desde otra mirada, con la sensación deextrañeza que eso provoca…
ACG —Es parte de lo que yo rescato como un valor intrínseco de lo que hacemos: la posibilidad de otorgar al santafesino el hecho de verse en la pantalla. Parece un detalle divertido pero, para mí, tiene un valor muy grande el hecho de comenzar a relacionarnos con lo nuestro de maneras nuevas. Lo valioso no viene siempre de afuera: no todo es Buenos Aires, no todo es Nueva York. Santa Fe te ofrece la posibilidad de estar parado en el centro de la ciudad, en el piso 15 de un edificio, y hacer 10 minutos en auto y estar en el río. Eso es una locura, es impensable en otro lugar.
Creo que la cercanía con el río domina absolutamente el imaginario artístico santafesino, desde la literatura hasta la música y las distintas disciplinas: es lo que nos pertenece y nos hace distintos.
Las Manos
Forman el elenco: Alberto Ajaka, Vera Fogwill, Malena Sánchez y Nara Ferragut de Buenos Aires; más los locales Tomás del Porto, Violeta Vignatti, Lucas Ruscitti, Adrián Airala, Silvana Montemurri, VaninaOroño, Carolina Cano, Norma Ricotti, Santiago Bayo Cano, Eduardo Fessia, Benjamín Montenegro, Abril Drewniak, Gabriela Green, María Victoria Martínez, Stella Ticera, Sergio Gullino, Roberto Trucco, Ulises Bechis, Tomás Ignacio Castro y Felipe Castro. Se suman, en los roles de producción: Fernando Sokolowicz, Victoria Aizenstat, Lucas Cid, Paula Rodríguez, Cecilia Seguí, Fernanda Rocca, Marcela Zilli, Laura Mó, Agustín Falco, Lautaro Perín y LuisinaCortese.
Sinopsis
Ante la noticia del embarazo de su novia, Tomás emprende el viaje hacia un pequeño pueblito del Litoral en busca de su padre, a quien nunca conoció. Sin decirle quién es, logra que lo tome como ayudante en su taller. En medio de la silenciosa relación que se establece entre los dos, se encontrarán con la decisión de encarar juntos, o no, un nuevo comienzo.
Crédito: Natalia Pandolfo
Fotos: Pablo Aguirre