La muestra «Qué cosa, la poesía visual?» reúne una amplia selección de obras históricas y contemporáneas que hasta el 1 de octubre podrán verse en el porteño Centro Cultural Kirchner (CCK), textos visuales y sonoros de poetas y artistas de Argentina, Chile, Brasil y del valioso Archivo Vórtice que exploran las posibilidades del lenguaje, donde la palabra puede concebirse como una imagen, registro de acción, juego o simplemente una forma.

La exposición ensaya una síntesis de una historia local de la poesía visual, donde se pueden «leer, escuchar y entrever textos» de artistas claves para la transformación del arte en las décadas de 1960 y 1970, como un experimental León Ferrari (1920-2013), artista irreductible y maestro de la provocación conceptual hoy presente en museos de todo el mundo, a imprescindibles del arte contemporáneo latinoamericano como Augusto de Campos, figura insoslayable de la poesía concreta brasileña, que participa con un video que hizo con Caetano Veloso.

De Mirtha Dermisache (1940-2012), artista excepcional que en el contexto nacional de fines de los 70 y comienzos de los 60 renovó la exploración de las relaciones entre pintura y escritura; pasando por Juan Carlos Romero (1930-2017), ícono del arte político conceptual argentino; a la paulista Lenora de Barros, lingüista y autora de arte poemas emblemáticos, como las fotos de su propia lengua atrapada entre los tipos de una vieja máquina de escribir, parte una obra lúdica donde pone en juego su cuerpo.

Se trata de «gente que trabaja a partir de la palabra pero se diferencia del formato del poema convencional, que por ahí se escapa de la palabra utilizando signos o de gente que usa los textos para trabajar como imagen», describe a Télam Guillermo Daghero, curador de la exposición montada en el sexto piso de Sarmiento 151.

«La idea fue mezclar a quienes hacían poesía visual con quienes trabajan textos con visuales en el arte contemporáneo -explica Daghero, poeta y artista cordobés-; el tema es no clasificar como poeta visual a nadie, sino que el espectador descubra dónde hay esa poesía, por ejemplo en los textos indescifrables de Ferrari y Dermisache».

Qué pasa con la visualidad y las artes hoy y qué es lo que uno puede descubrir como poesía en el presente. Todo el recorrido es ese diálogo, «el deseo es que quien venga vea distintos autores y acciones, hay mucho video, video performance, intervenciones en la pared, obra impresa y clásicos, que la gente salga de acá preguntándose, que las lecturas sean amplias y abiertas».

La muestra propone entender la poesía como una forma de pensar y de hacer las cosas y como algo que no tiene una categoría o clasificación que la determine, y la pone a la vista en gestos, señales, sonidos, signos y fragmentos de obras de unos 50 artistas, entre otros, Magdalena Jitrik, Jorge Macchi, Claudia del Río, Emiliano Miliyo, Leticia Obeid, Ezequiel Alemian, Geraldine Blas, Hernán Camoletto, Ricardo Carreira y Lucas Di Pascuale.

Ejemplo de esto puede ser el texto de Carreira, señala Daghero, «una explicación del maestro al alumno sobre la libertad que permite pensar a la poesía como una cosa mental», aunque también se trabaja mucho el «golpe de vista» como en los coloridos afiches de Romero donde el negro se vuelve estridente con gran tipografía donde se leen las palabras «Estrago» y «Furia».

Pero eso es solo una posibilidad del vasto terreno expresivo de esta práctica, en ella también pueden entrar visual sus boleros novelados poéticamente, accesibles en el recorrido propuesto por Daghero junto a Anna Ferrari, responsable del diseño expositivo.

¿Puede entenderse a esta práctica como un subgénero literario de la poesía? «Tiene un recorrido marginal, o no mayoritario, la gente al pensar poesía va a lo convencional, esto son rarezas, es pensarla de otra manera. El título, de hecho, refiere a Edgardo Antonio Vigo -pionero de las vanguardias locales cuya obra aparece acá-, quien cuando le pedían definiciones sobre qué era lo que hacía, respondía ‘cosas'», contesta el curador.

Es el visitante, quien, en caso de entrar a esta muestra buscando definiciones podría encontrarlas -identificando intereses conceptuales, linkeando autores con épocas y geografías, distinguiendo conexiones estéticas-, el interés de Daghero, en todo caso, es abrir, generar preguntas, inquietar.

«La muestra es ecléctica, hay de todo, obras con contenido literario, otras que son puro signo, englobadas en denominaciones que permiten explicar este tipo de producción que acá se muestra, como typoesía, poesía abstracta, concreta, de invención, experimental, minimalista, semiótica o espacial, entre otros tantos nombres para designar algo que cabe en los caprichos y la dispersión que la poesía permite».

En esa trayectoria Daghero hace un alto sobre «la libertad» que imprimió la recuperación de la democracia en Argentina en la poesía visual e incluye exploraciones editoriales y performáticas colectivas de figuras fundamentales de los años 80 y 90 como Jorge Santiago Perednik y Carlos Estévez; al tiempo que recupera obra compilada en Vórtice, un excepcional reservorio de poesía visual y arte correo consolidado a fines de siglo XX, a cargo de Fernando García Delgado.

La muestra, que surgió de la cantidad de movimientos propiciados en torno al festival Poesía Ya!, incluye entre los convocados a Rosana Fernández, María Gamarra, Huenú Peña, Jorge Santiago Perednik, Juan Carlos Romero, Gisella Scotta, Carlos Soto-Román, Hugo Vidal e Ivana Vollaro.

«Mucha gente ha quedado afuera por cuestiones espaciales, pero de todos modos yo siempre estoy alerta, voy poniendo un ojo a las cosas que me interesan y viendo la obra de cada uno. La gente que está seleccionada hace rato que viene trabajando con textos visuales», señala.

«No me gusta dar definiciones -anticipa Daghero al ser consultado sobre los ejes o secciones que estructuran la muestra-, pero hay una sala inicial con autores y obras más conceptuales y donde lo común es el blanco y negro; en otra se concentran los clásicos, los nombres que se citan cuando se habla de poesía visual en Argentina; en otra sala está la obra de Brasil; en otra hay obra de Belén Gaché con artistas contemporáneas y en la sala 603 está todo mezclado».

«El lenguaje en la poesía visual es universal, lo importante es la lectura del otro, ver esto como que la poesía se puede hacer de otro modo», se despide.

Fuente: Telám