Bonfatti 3

La entrevista fue acordada para el jueves 26 de septiembre a las 18:15. A las 18:05, ingresábamos el gobernador, que venía de la presentación del Congreso de los niños “Hablemos de la felicidad”, y nosotros, de nuestras rutinas periodísticas. El gobernador había expresado allí la necesidad de escuchar y aprender de los niños para la reflexión de los adultos sobre lo que hacemos. Un desafío mayúsculo. Exactamente a las 18:15, el secretario nos invitaba a ubicarnos en el living anterior al despacho donde ya éramos recibidos por el Dr. Antonio Bonfatti. La puntualidad de los funcionarios no es una costumbre generalizada, muy por el contrario. En este caso, se nos patentizó como un signo virtuoso indicador, por lo menos, de un alto sentido del respeto. Afable, sin exageraciones, con una mirada directa, transparente y franca y una media sonrisa, con gestos característicos de argumentos fuertes, de abierta sinceridad y de prolija atención hacia nosotros, iniciamos una intensa charla.

 

TS- ¿De chico pensaba en una carrera política? ¿Cuándo pensó que podía llegar a dedicar su vida al trabajo político?

AB- Te diría al contrario, en la política tenía una formación del no te metás”. En italiano, la política es “porca”, decía mi viejo, es sucia.

TS- ¿Y cuándo comenzó, entonces?

AB- Y… empezó en cuarto o quinto año de la facultad, cuando iniciamos las prácticas hospitalarias y veía que siempre venían los mismos pacientes. Entonces, la pregunta era ¿erramos el diagnóstico o erramos el tratamiento? No, en verdad era que las cuestiones sociales determinaban que quien no tenía cloaca o agua potable venía siempre por parasitosis, por ejemplo. Entonces tratar individualmente era resolver muy parcialmente el problema, es decir, hay causas que generan enfermedades masivas. Esto hizo que empezara a participar en el Centro de Estudiantes,

TS- Y luego en el Partido Socialista.

AB-  Si, terminé ligándome al Partido Socialista que me parecía que era el que se planteaba cuestiones referidas a esa juventud con los ideales más próximos a mi pensamiento. Además, recién se fundaba, yo estoy desde su fundación.

TS- Dentro de su carrera política ha transitado por diferentes poderes. ¿Prefiere el ejecutivo o el legislativo?

AB- El ejecutivo.

TS- ¿Por qué?

AB- Porque soy un hombre de acción y los tiempos de la Legislatura, tanto del Concejo como de la Cámara de Diputados, me parecen extremadamente lentos y eso no va con mi personalidad.

TS- ¿Qué piensa al concluir el día?

AB- ¿Qué pienso? (risa) Si uno ha hecho todo lo correcto…, pero, fundamentalmente, pienso en el día siguiente y en el otro y en el otro. Repaso siempre la agenda, trato de leer algo, si es necesario, para algún tipo de actividad. Busco tener información adecuada y, en mi cabeza, van pasando los proyectos y las tantas cosas que estamos haciendo en la provincia y que hay que estar verificando permanentemente para que se vayan realizando en el tiempo justo.

TS- ¿Y el tiempo libre? ¿Puede existir el tiempo libre estando en gestión?

AB- Trato de tenerlo, al menos algunas horas, para poder disfrutar de mi madre, de mi nieta, obviamente de mis hijos y, en primer lugar, de mi esposa. Trato y tengo la capacidad de poder aislarme mentalmente.

TS- ¿Qué Santa Fe quiere para el futuro?

AB- Creo que está plasmada en los tres sueños que tenemos en el Plan Estratégico: una sociedad inclusiva, con una economía para el desarrollo y con un territorio integrado. Y en ese sueño aparecen los proyectos que están escritos en el plan estratégico al que estamos permanentemente evaluando y viendo sus avances.

TS- ¿Qué le genera Cristina Fernández?

AB- En verdad, me preocupa, fundamentalmente el modo, porque permanentemente está buscando un adversario o un enemigo y me parece que nosotros tenemos que encontrar un clima de mayor convivencia y de diálogo entre todos.

TS- Alguna vez en campaña, dijo “Nosotros podemos meter la pata, pero nunca metimos la mano en la lata” ¿Cuándo considera que metió la pata?

AB- Uno puede meter la pata administrando, tomando decisiones todos los días, es que uno puede equivocarse, equivocarse es humano, pero creo que lo importante es no meter la mano en la lata, nunca. Muchas veces escucho “roban pero hacen” y eso yo tampoco lo acepto. Para mí es intolerable.

TS- A la hora de votar ¿qué espera del candidato elegido?

AB- Que lo que se dice en campaña se cumpla.

TS- ¿Cuál considera que ha sido su gran logro político?

AB- A ver… creo que propiciar entre todos la búsqueda del consenso, yo creo que es sumamente necesario. Buscar el consenso, buscar articular lo público con lo público y lo público con lo privado. Y creo que todas las medidas que se van tomando tienen ese sentido: la Reforma del Estado, la regionalización, la participación del ciudadano y entender a la provincia en toda su dimensión, en todas sus distintas facetas. Creo que esto es en lo que ponemos énfasis permanentemente. Hay que tratar de encontrar respuestas para el sector productivo. Hay que encontrar y dar respuestas para los derechos de los jóvenes y de los niños. En esto estamos.

TS- Esta gestión, puntualmente desde el Ministerio de Innovación y Cultura, ha hecho mucho hincapié en el tema cultural y se realizan acciones permanentemente. ¿Considera que este crecimiento será exponencial hacia futuro?

AB- Yo creo que las transformaciones culturales y las transformaciones en el modo de pensar llevan mucho tiempo, mucho tiempo, pero no creo en la casualidad, creo en la causalidad. Nosotros estamos avanzando ahora en la Jornada extendida para los alumnos de la escuela primaria. Propiciamos las Olimpíadas santafesinas, venimos recién de anunciar el Congreso de los niños: va a haber más de diez mil chicos, 39 chicos de países latinoamericanos, más los de los pueblos originarios, más de todos los lugares de la provincia de Santa Fe en el espacio que hemos dedicado a los niños: El Molino, La Redonda, La Esquina Encendida, El Tríptico de la Infancia en Rosario. Es el primer decreto como Gobernador, que tiene que ver con el abordaje transversal de todos los ministerios para tomar la problemática de todos los chicos.

TS- Otra propuesta es el “Vuelvo a estudiar”

AB- Que es la propuesta para recuperar a los chicos de la escuela secundaria que han dejado la escuela. Digo, estas cosas no son casuales, son causales y apuntan a una transformación en donde nosotros, a partir de la escuela, recuperemos una sociedad que perdió valores. Y eso hay que reconstruirlo, porque si uno analiza el país de fines del siglo XIX y principios del siglo XX cuando más de la mitad de la población era extranjera y se hablaban tantas lenguas diferentes, si hay algo que hizo grande la nación Argentina, fue la escuela de guardapolvo blanco, esa enorme base de la escuela inmigratoria que propició una escuela secundaria, una universidad maravillosa y que fuéramos la séptima potencia del mundo, no por el granero del mundo, por la educación. Este país producía bienes de todo tipo. Después perdimos todo eso, pero perdimos, fundamentalmente algo que es lo que disciplinaba la vida: el trabajo. Y esa ruptura de la pérdida del trabajo, con miles de niños que no vieron a sus padres trabajar, nos trae hoy consecuencias sociales muy difíciles, como son las expresiones violentas.

TS- ¿Se ve presidenciable?

AB- No, ni lo pienso. Hay que pensar en qué hacer hoy con la responsabilidad que tenemos. Nunca pensé ni trabajé por un cargo, nunca, nunca en mi vida, ni lo pienso hacer.

TS- En lo personal sabemos que es un ávido lector ¿hay algún libro de cabecera que siempre lo acompaña o que suele estar en la mesa de luz?

AB- No hay un  libro en particular, pero yo creo que de cada libro hay que tratar de sacar una esencia. Un libro precioso es “Si yo volviera a ser niño” de Janusz Corzak o “La Madre” de Máximo Gorki, que me formó tanto en la juventud.

TS- ¿Y le queda tiempo para leer o alguna actividad?

AB- En los viajes, sí… Leí un libro la semana pasada en una hora y media. El de Auyero (Javier), el hijo de Carlos Auyero, sobre el malestar en la génesis de la violencia, “La violencia en los márgenes”, se los recomiendo como diagnóstico del por qué  de la violencia.

TS- Violencia e inseguridad, dos temas que nos atraviesa a todos.

AB- Inseguridad es violencia. Es cotidiana: en las relaciones interpersonales, en la familia. Todas las muertes que hay, el 81% son en relaciones interpersonales de gente que se conoce. Y después, la droga, sin embargo, la droga es un 8% en los números, pero es lo que más suena. Parate en una esquina y observá el tránsito, o la violencia en la cancha, las expresiones de cómo se conduce uno con otro, o de los chicos con los maestros, o de los chicos con los padres, o de los chicos con los adultos; eso es lo problemático. Ahora, de eso no hay que cargarlos a los chicos, los chicos no tienen la culpa de nada. No les dejamos, como adultos, una sociedad donde existan garantías, donde existan seguridades. La juventud tiene miedo, miedo de no saber dónde está parada.

TS- Incertidumbre.

AB- Eso, en verdad. La incertidumbre. Si vos tenés un dolor, estás iracundo, te duele algo y te ponés mal. Ese malestar de la violencia en la sociedad es porque estamos mal, nos sentimos mal. Y vos decís, cuál es el problema, ¿es un problema del bolsillo? No. Porque no les ocurre a los argentinos, les ocurre a los brasileros, a los mexicanos, a los chilenos, a los uruguayos.

TS- Pasa también en sociedades de países que no sean latinoamericanos.

AB- Pero, claro, quemaron mil autos en París, mil autos en una noche, salió en un solo diario, ¿y por qué? En Londres, ni te cuento los despelotes que hay en Londres. En Estados Unidos, hay matanzas todos los días, de las que nos enteramos, hay muchas de las que no nos enteramos. ¿Y por qué todo esto? Guerra química, la locura de la guerra de Siria… Nosotros estuvimos en Nueva York en noviembre del año pasado, y se ve la presencia de la policía que va armada hasta los dientes y, en el centro, en los barrios se amasijan diez veces peor que acá.

TS- Pero ahí no entra la policía americana.

AB- No, tuvimos la suerte que el chofer que nos ponen al servicio nuestro era un argentino, casualmente un santafesino. Bueno, el tipo nos llevaba a visitar el Bronx, el Queens, todos esos barrios y decía “Mirá los murales, los carteles”. “Ves ese que va a ahí, pertenece a la banda tanto, por el gorrito”. Y eso quién te lo cuenta. Nadie. Esas cosas son parte del turismo alternativo.

TS- Y ellos tienen la mirada sobre los demás, siempre.

AB- Ah, claro. Las muertes se las atribuyen siempre a los pobres. Además, está el tema de la droga. En Estados Unidos se consume el 40% de la droga del mundo, pero ellos tienen regulado el ingreso y las muertes se las tiran a los pobres mexicanos. Y el ingreso está regulado por el Estado porque significa miles y miles de millones de dólares. Y esto, no lo dice Antonio Bonfatti. Eugenio Zaffaroni, Ministro de la Corte Suprema de la Nación, me contó cómo es el sistema.

TS- Es parte del sustento del aparato del Estado.

AB- ¡Pero claro que sí, pero sin dudas! Pero, bueno…

La entrevista debió terminarse, una conversación que, pasado los minutos, se tornaba cada vez más interesante y aguda. El final se produjo porque otra audiencia lo esperaba y, nuevamente, el gobernador de la provincia de Santa Fe, Dr. Antonio Bonfatti, demostraba la coherencia de sus actos: la puntualidad y el respeto por los demás. Resonaban en nuestros oídos las palabras creo, puedo y bueno.  La primera, anunciadora de una férrea convicción, la segunda,  reveladora de su segura capacidad de transformación y la tercera, un sentido realista de cierta resignación ante lo que todavía no se puede cambiar.

 

 

 

CREDITO:  Marcelo Jorge                                      FOTOS: Pablo Aguirre