Un militante del arte, generoso, cortés, sin parafernalias ni grandilocuencias: Un maestro.
Setenta y cuatro años dedicados al arte, con una niñez marcada por la resistencia de su padre, un inmigrante venido de la guerra, que no podía comprender la pasión artística de su hijo. Trabajador incansable, con la humildad de pocos, creador, sencillo, simple como una hoja de metal, sólido, pero maleable, se transforma, con el permanente interés de desafiarse a sí mismo, desde estilos y técnicas.
Nos abre las puerta de su casa-taller, un espacio colmado de obras, de afecto, de historia, de espacios simbólicos continentes y contenidos que se desplazan en el tiempo y conjugan la alquimia del saber y uso de materiales tanto nobles como efímeros.
TS- ¿Sos hijo de inmigrantes?
FF- Si, mi padre vino Italia, después de la guerra, estuvo cinco años bajo bandera. Perdieron todo y vino un poco a hacerse la América, acá los mandaron para San Justo, donde yo nací. Y bueno, después vinimos a vivir acá a la ciudad, al barrio Las Flores.
TS- ¿Cómo se inicia tu camino de artista plástico y escultor?
FF- Cuando le dije a mi padre que quería seguir esto, casi me mata. Terminé el primario y me fui a trabajar de obrero en una marmolería, a hacer placas para el cementerio, estuve trabajando muchos años allí, terminaba una placa y la llevaba al cementerio.
TS- ¿Después estudiaste Bellas Artes?
FF- No, estudié libre en la escuela de arte mientras trabajaba en la marmolería, como podía, me arreglaba. Gracias a Dios me pude organizar. Luego, el Servicio Militar y gracias a la solicitud de Zapata Gollán, me trasladan al museo del Ministerio de Guerra. Luego de ese trabajo me presento a concurso para restaurador de materiales en la provincia.
TS- ¿Cuántos años tenías entonces?
FF- Tan sólo 21 años, entré en el Museo de Bellas Artes y Zapata Gollán quiso que esté en el Etnográfico para sacar los calcos de las monedas, medallas exhumadas en las Ruinas de Santa Fe la Vieja. Estaba un poco en el de Bellas Artes y después en el Etnográfico y daba visitas guiadas.
TS- ¿Qué significó Zapata Gollán?
FF- Fue un poco mi segundo padre, aprendí mucho con él. En un momento dado me dijo: “Vos sos muy tímido, cerrado, antisocial, presentate para una beca por el Fondo Nacional de las Artes para moverte en Buenos Aires, sino vas a estar muy limitado.” Y efectivamente, me presenté, gané el concurso del Fondo Nacional de las Artes y estuve dos años en Buenos Aires, haciendo experiencia y conociendo gente.
TS- ¿Cómo fue el tránsito para llegar a Europa?
FF- Me presenté para la beca de la Reina Fabiola, una de las becas más importantes que se otorgan en Europa. Fue una experiencia realmente fantástica. Habré tenido 27 ó 28 años, yo ya era museólogo y jefe de guía de museos y entonces tenía que dar charlas en, íbamos a Egipto o Turquía, a distintos lugares.
TS- ¿Qué recuerdo te quedó más marcado de esa experiencia?
FF- Pasó algo insólito, cuando vamos a visitar el Museo de Van Gogh y yo presenté la credencial como representante cultural de la universidad, una de las chicas, me pregunta si quiero cambiar unas palabras con la Directora Honoraria. Y le digo, sí, cómo no! Era La Reina Beatriz, cambié unas palabras y me dice: “cuando termine la visita guiada lo vamos a agasajar con un coctel con la gente”. Yo iba explicando las variaciones que tuvo Van Gogh, ella estaba atrás y cuando bajamos se acerca y me dice: “¿No le interesaría dar una conferencia en el Palacio de La Paz en la Haya?” Casi se me caen los pantalones. En el Palacio de la Paz, cada país donó algo para el Palacio y la Argentina donó la réplica del Redentor que está en Mendoza. Y entonces cuando empecé a hablar, dije que realmente me sentía honrado porque la Reina Beatriz me había hecho esa gentil invitación que me emocionaba mucho y más porque la Argentina, mi país, dono lo que corona este importante edificio.
TS- La educación ha transversalizado tu vida, Bellas Artes acá y en Entre Ríos, el Liceo Militar y el Colegio Urbano de Iriondo del Niño Jesús en San Justo. ¿Están trabajando actualmente en éste área?
FF- Ahora estoy trabajando con chicos de Jardines de Infantes, hago un poco la tarea de supervisor, en distintas escuelas que me llaman, juego un poco con los chicos, charlo con los padres, las abuelas, los tíos, porque, a veces, largan a los chicos como un paquete en los Jardines. Es una experiencia muy linda, a nivel docente todo me dio mucha satisfacción.
TD- ¿A quiénes consideras referentes dentro de la Historia del Arte en Santa Fe?
FF- Yo creo que posiblemente, en el momento en que él estaba en su apogeo, vuelvo otra vez a Zapata Gollán, fue una persona que, además de ser docente en la Universidad y en Artes Visuales, estuvo en el Museo Etnográfico y daba charlas, conferencias en forma permanente. Otro referente fue José Planas Casas, un catalán que admiré mucho como dibujante y como escultor. Otro ha sido, no solamente acá sino en Europa, López Claro. Él comunista, yo hipercatólico y demás, pero nos llevábamos muy bien. Él me ayudo mucho en el tema de comprar materiales, además me pidió que le hiciera la entrada de su museo, una escultura grande, me explicó las características y se lo hice. César me estimuló muchísimo, hemos expuesto en Florencia, con Julio Botta, pintamos un mural muy grande.
TS- ¿También hiciste el busto de César?
FF- Sí, hice el busto de César y luego el de su señora, que era quien lo llevaba para que yo hiciera el suyo. Él ha hecho una donación muy importante con sus obras que lamentablemente no se la está cuidando como sería lo ideal.
TS- ¿Vos, tanto como César, también tenés intenciones de hacer donación de tu obra?
FF- Yo quiero donar la biblioteca y parte de la obra y los materiales que están acá en el taller, lo quiero dejar para que los alumnos que terminen en la escuela de arte, que no tienen un mango para comprarse una pulidora, una soldadora, dejar esta casa para que la utilicen.
TS- Existen muchas obras tuyas emplazadas en la ciudad, la última donación fue “Orquesta de señoritas” para la Redonda.
FF- Lo veo más desde punto de vista docente, había un empresario que me la quería comprar y cambiar por un coche, pero preferí que queden allí. En su momento vino Binner con su Sra. y me preguntaron qué lugar quería yo, si el izquierdo o el derecho. Cómo César fue zurdo, elegí el derecho y la verdad es que estoy contentísimo con ese lugar, esa fracción. César fue otro referente que yo tuve, porque fue el único de América Latina que obtuvo el Gran Premio de Honor en la Bienal de los Países Bajos. Seria bueno poder tener folletería que explique un poco sobre los expositores y las obras para quienes visitan el lugar.
TS- ¿Cómo es la relación de tu familia con el arte?
FF- En mi familia a nadie le interesó lo que yo estoy haciendo. Por ejemplo, me invitaron para el Salón Blanco, ahí expuse con Norma Guastavino, estuvo cuatro meses la muestra allá. Y yo le dije varias veces y no me dieron bolilla, ninguno de mis familiares y amigos se arrimaron, entonces, yo dije bueno, les voy a retribuir con la misma moneda. Por eso prefiero donar mi obra para algo que va a tener continuidad, los estudiantes.
TS- ¿Hoy estás incursionando además en la pintura?
FF- Supisiche, en una oportunidad, me dijo que tenía muchas condiciones para la pintura. Pero a mi me atrapó la escultura porque fui obrero tantos años en la marmolería, haciendo cosas, y me atrapó esa cosa del recorrido, del espacio. Ahora estoy pintando mucho, muchísimo, pero no las expongo.
TS- ¿Ha habido un giro en tu obra en los últimos años?
FF- Yo no quería meterme con lo moderno, pero digo, la pucha, si yo me siento capacitado. He hecho posgrados en Europa para poder evaluar lo abstracto y lo concreto y ahora no me importa lo que digan las críticas, no me importa. Hay algunos que están metidos en lo figurativo y no salen de lo figurativo, yo antes tenía miedo si hacía figurativo, yo, que llevo hecho más de 100 bustos, cien bustos! Es una grosería!.
TD- Es de público conocimiento tu generosidad como ser humano y como artista. ¿No es común la generosidad en el mundo del arte, no?
FF- Mira, en el Liceo directores, profesores me decían: “pasamos por el lugar donde Ud. está dando clases y no vuela una mosca, por qué? ¿Qué sistema tiene?” Yo vengo de una familia de obreros, donde mi padre, semi analfabeto, me dijo: “para que te respeten en la vida, tenés que respetar y tratar bien a la gente”. Y eso es algo que me quedó, estoy siempre pendiente de esas cosas. Bueno, trato siempre de conectarme con todo el mundo sin distinción de estamentos.
TD- ¿Te reconocés como parte del patrimonio local?
FF- No, todos somos intrascendentes.
Crédito: Marcelo Jorge Fotos: Pablo Aguirre