El arte plasmada en la veta de la madera que nos incita, nos conmueve, nos trasmite develando en sus transparencias, una vida dedicada al arte tanto desde la producción como de la trasmisión de conocimientos. Miryan Robbiano, autodenominada como pintora, nos relata su vida transversalizada por la figura paterna de “un hombre sencillo pero gigante”, quien la esperaba al regresar del trabajo con lustres, maderas y herramientas listas para que su hija sólo tenga que disponerse a crear o -como prefiere llamarlo ella- trabajar. Hoy, nos presenta su nueva producción marcada por la época dorada del cine Hollywwodense y por el arte objetual, –parafraseando a Marchán Fiz- como una culminación de su estética procesual.
TS-¿Quién despabiló tu interés por el arte?
MR-Siempre tenemos un referente en la niñez, en mi caso fue mi padre, para mí fue un gigante porque hacía muebles, yo veía que de sus manos salían muebles, mi cama la hizo él, la mesa a la que me sentaba la hizo él, me hablaba de los nombres de las maderas: guatambú, cedro, roble, yo me imaginaba bosques, jugaba con las virutas, me enseñaba de las vetas, veta y contraveta de la madera, los olores me encantaban, las tintas, las nogalinas, todos esos elementos que él usaba. Después paso el tiempo, me hice grande y pasé por la Mantovani y allí también encontré grandes maestros. Fue la época de oro de la Mantovani, estaban todos los maestros. Con todas sus vivencias y ese bagaje de cosas que nos transmitían a nosotros, fue una etapa maravillosa para mí. Luego, volví a mi fuente, es decir la madera.
TS-¿Tenés una importante producción sobre madera?
MR-Sí, le di casi todo el tiempo y nunca la he abandonado, ahora la cubro, en este caso la cubro, pero voy a volver otra vez a la veta, la veta es como que te lleva y encontrás imágenes, encontrás cosas, es bellísimo porque se da la dualidad de la transparencia y que está presente la veta. Yo no la voy a abandonar jamás. Pero para aggiornarse un poco, hay que cambiar.
TS-Para estar vigente.
MR-Exacto, en una charla que tuve con el extraordinario crítico, Dr. Taverna Irigoyen, él me sugirió: ”¿por qué no hace objetos?”, yo fui profesora en la escuela de arte, nosotros todos esos temas los abordábamos y leyendo a Marchán Fiz donde pone lo conceptual y lo objetual en el arte, el último de los trabajos que hice plantea ese tema puntualmente.
TS-Marchán Fiz plantea que “el arte conceptual es la culminación de la estética procesual” ¿cómo definirías esa frase si la tuvieras que desglosar?
MR-Lo vemos en la obra, es cómo decodificamos un objeto que es una cosa y lo transferimos a otra.
TS-¿Recordás tu primer obra?
MR-Si, si, pero la primer obra después de recibirme, la primera en serio para mí fue esa, siempre volviendo a mi padre, estaba haciendo un mueble y tenía una madera terciada enorme, entonces yo le pido que me la deje, que iba a dibujar y me dijo que no, porque ya la tenía marcada para terminar el mueble, entonces yo empecé con las nogalinas, las tintas e hice unos ángeles, cuando lo vio mi papá quedó totalmente sorprendido, me dijo te la regalo. Me la enmarcó y la mandé al Salón del 25 de Mayo, donde saqué el premio del Fondo Nacional de las Artes.
TS-¿Tu padre apoyaba tu carrera?
MR-Mi papá no estaba muy de acuerdo -como siempre los padres- le parecía que una carrera como esa no era para subsistir. ¿De qué iba a vivir? Pero le empezó a gustar que hiciese eso, aparte no me dediqué totalmente en la vida al arte, además tenía que trabajar hice cartografía, dibujo técnico, después trabajé en la docencia, 38 años de la escuela Mantovani, siempre el alumno, era agobiante, agotador el trabajo de docente, pero hay una reciprocidad, vos recibís mucho del alumno, la gente joven siempre aporta desde sus vivencias.
TS-¿Tenés una obra que consideres que fue y será tu mejor obra, o la estás buscando?
MR-No, no la tengo, y ni se si la haré, yo siempre digo, soy una pintora, tengo oficio, mucho oficio porque trabajé mucho, trabajo y disciplina, porque el artista es otra cosa, es el que viene con la chispa sagrada. Lo mío es la necesidad que tengo de levantarme y ponerme a hacer algo, es disciplina, eso es todo, nada más.
TS-¿Producís a diario?
MR-Desde que no trabajo formalmente comencé a pintar todos los días y es una felicidad, lo que me sustenta.
MAESTROS
TS-Si tuvieras que elegir tres representantes de artistas plásticos santafesinos que hayan marcado el camino del arte en la ciudad, ¿a quién nombrarías?
MR-Es un compromiso, porque hay mucha gente que ha trabajado, que son artistas consagrados, realmente, Supisiche, Matías Molinas, Fernando Espino, hay tanta gente. De verdad.
TS-¿A alguno de ellos has considerado como tu maestro?
MR-Estuve 10 años al lado de ellos, Barnonek, Sedlascek, que venían con sus vivencias, porque ellos trabajaban, su mirada era hacia la isla, la vivenciaban y nos contaban todo ese mundo de ellos, que también es un bagaje de cosas que te van transmitiendo, formidables todos, uno va absorbiendo todo eso y luego libera lo que tiene adentro.
TS-¿Qué significó la docencia en tu vida?
MR-Trabajo, lamentablemente, trabajo. Me hubiese encantado ser una ermitaña para pintar todo el día. Pero la vida es lo que te hace, te lleva de un lado a otro, y que hice 25 años en casa de gobierno, dibujo técnico y cartografía, una tarea totalmente rígida en un tablero, un trabajo que nada tenía que ver conmigo, pero era mi sustento. Yo fui una pintora dominguera por años y años, realmente, los fines de semana me abocaba a pintar, y con bastante éxito, porque he obtenido becas, premios. Fueron buenos conmigo.
MR-Sí, estuve por becas, mucho mirando, observando, porque no tuve un maestro en especial y ellos son los maestros, ir a esos museos y estarse días y días y días. Goya una semana, solamente miraba Goya, me iba al subsuelo, veía las pinturas de la época negra, de los aquelarres, los monstruos y después cómo trabajaban la figura humana, porque mirando también se aprende.
TS-¿Qué significó el arte en tu vida?
MR-El noventa por ciento de mi vida, así lo describiría, para mí es todo, pero la vida me llevó por otros caminos, pero lo volví a retomarlo ahora que estoy en la recta final de mi vida.
NUEVA SERIE
TS-¿Por qué la época de oro del cine americano?
MR-Estaba trabajando sobre una serie desde la mirada del animal hacia el hombre, la depredación, qué le hace el hombre a los animales, le quita las pieles, las plumas, comercia con todo eso, pero necesitaba descansar. Entonces, dije, bueno voy a parar con esto y buscar otra forma de ver, otro tema. Y me gustó eso del glamour, buscar esa época dorada del cine que gusta mundialmente.
TS-Estás en busca del glamour.
MR-Y de volver a la síntesis. También hice abstracto, donde trabajé la madera cóncavo-convexos, con movimientos y eso lo quisiera volver a trabajar en dorado, como si fuesen chapas, con huecos, que detrás yo vea algo, ¿que habrá detrás de esa chapa? Tengo que indagar.
TS-¿Y qué hay detrás de Miryan Robbiano?
MR-No mucho, soy muy transparente, lo que ven.
CRÉDITOS: Marcelo Jorge
FOTOS: Juan Manuel Casco