Giovi Novello es cantante y guitarrista de la banda de punk rock Vomitan Glitter. También es coordinador de la Asociación Civil de Varones Trans de Santa Fe. Esas dos facetas de su vida se potencian mutuamente. Militancia y arte construyen una historia de vida que, a través del trabajo colectivo, busca crear un punto de inflexión y cambio para su generación y las que vienen.
De la criolla a la distorsión
La música acompañó a Giovi desde siempre. «Creo que fue algo que vino conmigo», afirma y destaca su fascinación por los sonidos y encontrar música en cualquier situación. Recordando sus primeros acercamientos a los instrumentos, comenta: «Empecé a tocar la guitarra a los seis años e, incluso, ya se lo había pedido antes a mi papá. Pasaba algo muy loco: cuando íbamos a los locales de música, los vendedores le decían que “espere porque tiene la mano muy chica” (evoca entre risas). Y mi papá, sin entender nada, esperó un tiempo pero, a los seis, le dije “yo quiero tocar igual”. Entonces me compraron una criolla.»
Su interés por el punk rock nació desde muy temprana edad. «Las primeras bandas que me gustaron desde chiquito eran punk, por eso empecé con ese estilo. Siempre tuve bandas punk, pero lo loco es que en mi casa escucho otras cosas. Me gusta la energía que trae: la protesta, ir al choque; me interpela más por ese lado», se sincera.
Censorshit fue el grupo iniciático de Giovi. Fundado en el 2006, se mantuvo durante dieciséis años y editaron tres discos. «Cuando empecé mi transición, sentí que tenía que cerrar eso para empezar de nuevo», asegura.
Una nueva etapa
Actualmente, Giovi integra Vomitan Glitter en voz y guitarra, junto a Mely Dville en bajo y Julia Pagnutti en batería. En conjunto, se definen como punk rock disidente.
TS —¿Cómo nace Vomitan Glitter?
GN —Era la fase 1 de la pandemia y el proyecto aún no tenía nombre. Estábamos todes encerrades y lo único que hacía en mi casa era grabar con una compu. Había empezado en soledad con mis primeras inyecciones de testosterona. La gente no sabía que había transicionado y escribía sobre todo lo que sentía a nivel físico y emocional. Cuando escuché los temas, pensé: «Esto tiene que ser un proyecto colectivo, no tiene que quedar en mi computadora.» Decidí que tenía que tocar con mujeres o disidencias y me junté con Julia y Meli, que son amigas de la infancia. Eso me ayudó a hablar con ellas de mi transición e invitarlas a ser parte.
TS —¿Cómo es el vínculo entre tu militancia trans y tu vida artística?
GN —Antes de transicionar componía canciones en primera persona desde pronombres masculinos. Pero, como yo no cantaba, lo hacía para adaptarlas al chabón que sí lo hacía. Cuando empecé a cantar, vi que las composiciones seguían siendo así y fue bastante natural. Sí pensé mucho en los referentes. Cuando te entrevistan, te preguntan por tus influencias. ¿Y cuál es la influencia de una persona trans en la música, si no hay? Y ahí pensé que esto tenía que ir de la mano de una militancia, para mostrar que las personas trans hacemos arte y un montón de cosas, más allá de la carga negativa presente en el imaginario de la gente. Me di cuenta de que tenía que estar acompañado de un activismo, que debía hablar de esto, contar en todas las notas que soy un varón trans; y ahí lo pudimos ir mechando.
Música, lucha y reconocimiento
Vivir la expresión artística desde la lucha por los derechos, implica tomar decisiones con sus costos y beneficios. En ese sentido, Giovi reconoce que «fue todo un trabajo, un camino que no estaba hecho y fuimos marcando. En cada contratación, necesitamos que el lugar al que vamos sea un espacio cuidado. Es decir: ¿El bar acepta que sus empleades y la gente que trabaje ese día, tenga una capacitación sobre género y diversidad sexual antes de que nos presentemos? Si no, no nos interesa tocar ahí». A su vez, el compromiso y el mensaje le abrieron la puerta a un fenómeno muy especial: «Dentro del colectivo LGBT no hay muchas bandas de punk rock. Y entonces toda la gente que no se sentía cómoda yendo a un recital donde un patovica te pide un DNI en la puerta, de repente empezó a seguirnos. Y a todos los lados a los que vamos, tenemos público que conoce los temas.»
TS —¿Cómo es el vínculo con ese público?
GN —Es súper intenso. Hay un montón de varones trans a los que les pasa lo mismo que a mí: no tienen a nadie para tomar de referencia. Es muy loco crecer sin poder imaginar cómo vas a ser de grande. Yo crecí sin ver ni un dibujito, ni una publicidad, ni una persona en los medios que sea como yo. De repente nos encontraban en las redes y decían: «Uh, ¡mirá! Este es un varón trans, canta y tiene una banda con amigas.» Empezamos a recorrer un montón de ciudades en las que se acercaban a contarnos sus historias de vida, querían charlar y nos pedían ayuda. Algo muy fuerte es que vienen amigues o familiares de personas trans que ya no están y nos dicen que «le hubiese encantando». Así conocemos relatos de los que nos nutrimos para ver qué es lo que hace falta, porque hay un camino hecho pero se necesita un montón más: la tasa de suicidios en adolescencias y niñeces trans es muy elevada.
Acompañar y sostener
Acerca del trabajo que realiza como coordinador de la Asociación Civil de Varones Trans de Santa Fe, Giovi cuenta que «todos los martes nos encontramos con las niñeces trans y sus familias. Eso viene a nutrirme pero, además, a reparar mi propia historia. El punto de partida es ese: una niñez acompañada por su familia y referentes, no sufre lo mismo que una persona trans adulta que no tuvo esa presencia. Mi trabajo está ahí, en sostener y ser un espacio de escucha». Con respecto a los desafíos pendientes para el colectivo trans, Giovi manifiesta que «faltan políticas públicas reales. Muchas veces terminamos siendo parte de una foto en donde se habló sobre algo que nunca llegó a nada y, mientras tanto, las urgencias nos explotan a les militantes. Desde la rectificación de un DNI hasta los espacios de salud, lugares en los que no conocen nuestras corporalidades ni saben cómo tratarnos.»
Llegar a través de la música
Respecto a los objetivos de cara al 2023, Giovi adelanta que «pensamos seguir viajando, conociendo gente y llevando todos los temas que estamos grabando. Por medio de la música, que llega de otra manera, queremos unir ese mensaje de lo que soñamos y la sociedad que esperamos, con aquellas personas que no forman parte de los espacios de activismo», finaliza.
Texto: Juan Almará
Fotos: Stephan Zambrano – Pane Marucco
Nombre de sección: Música
Edición: N° 91