En la escena de la música santafesina —durante mucho tiempo dominada por el rock y los sonidos tropicales— han surgido espacios y propuestas originales; experiencias sonoras sin pretenciones de definición más cercanas al pop y sus búsquedas, que enriquecen la cultura siempre cambiante. Han formado, y forman constantemente, otros modos de ser artista y componer; más allá de (y aún con) los instrumentos, más amigable de las tecnologías, con fronteras corridas y más juego. Mixturas, lenguajes, mensajes y presentaciones nuevas. En una multiplicidad de propuestas y calidad cultural, la llegada de Vanda desde Eslovaquia no pudo encontrar lugar mejor para crecer.
Es una de las voces femeninas santafesinas —así la adoptamos— con más presencia escénica de los últimos años. Con una fuerte identidad pop y marcada tendencia electrónica desde sus primeras creaciones, la cantante ha demostrado sentirse cómoda tanto en el baile como en las baladas. Una especie de alto vuelo con una voz particularmente dulce y lastimosa que impone una singular energía en sus canciones más potentes.
Entre el lanzamiento de su disco Valor en 2017 e Invisible Girl, Vanda lanzó los sencillos «7 lunas», «El fantasma», «Humana» (en los idiomas inglés y español), además de covers —como el clásico de Soda Stereo, «En remolinos»— y sesiones en vivo. «Tenía ganas de hacer eso y después hacer un disco fuerte, que reflejara mis diferentes facetas», recuerda.
El nuevo material está conformado por seis canciones y un extra, la canción «Percepciones», en eslovaco. Es la primera vez que la artista se expresa en tres idiomas, sumando a su repertorio su idioma natal. «Mis viejos y amigos me preguntaban cuándo iba a cantar en eslovaco y, finalmente, acá tuve ganas de hacerlo.»
Ser canción
En Invisible Girl conviven, en un espacio onírico, cuatro personajes autobiográficos creados a través de obras anteriores: La Peregrina, La Reina del Bosque, Humana y La Chica Invisible, caracterizaciones y facetas de la artista. Cada una de ellas tiene su personalidad, preferencias musicales, vestuario y maquillaje. Vanda las describe y así nos habla de ella misma: «La primera es viajera nómade, veraniega, alegre, súper gitana, positiva. La Reina del Bosque es sofisticada, manipuladora, misteriosa, oscura. Humana es muy nostálgica, sumisa, depresiva, apenada por la vida, sufre mucho. La Chica Invisible es todo lo contrario a la anterior: empoderada, ruda a veces, rockera, confiada, cree mucho en ella misma, muy sana.»
«La chica invisible» fue esa canción por la cual Vanda pudo ver que estaba creando un disco conceptual. «La escribí en agosto de 2020. En ese instante tuve un momento de inspiración y me di cuenta de que ya había creado personajes semejantes en otras canciones, pero desde otro lugar. La chica invisible fue como un rayo de luz que me iluminó. Esa canción estaba hecha en dos horas, con letra, armonía, melodía; y la grabamos así, no cambié nada. Apareció la primera frase que dice, traducida porque está en inglés, “siempre pensé que mi súper poder iba a ser la invisibilidad”. Cuando era chica flasheaba qué superpoder quería tener. Quería ser invisible para que no me vean, pero sí poder ver yo a los demás. Desde esta frase, todo fluyó. Es una referencia a la adolescencia. Cuando hice esa canción, me invadió la sensación de que puedo con todo, sin importar nada.»
Musicalmente, el disco remite a los sonidos de los noventa, década favorita de la artista. «Amo el pop, grunge, rock; quería que se refleje la suciedad de ese pop rock. Usamos mucha instrumentación real —no sintética—, batería, guitarra. El disco anterior, Valor, fue diferente: con mucho sintetizador y programación», explica.
Una forma de ser ecléctica, múltiple, diversa; personalidad(es) que no solo se reflejan en canciones sino en su imagen, su trabajo audiovisual y presentaciones. En todo está la mirada y decisión de Vanda. «No hay nada que pase sin que yo lo revise antes o lo confirme, cuido mucho todo», admite.
Se lanzaron tres videos realizados en Buenos Aires, en los que se trabajó minuciosamente sobre la idea de plasmar las diferencias y complementariedad de estas mujeres que son también una. El primero de ellos fue de la canción «Despegar», que cantó La Peregrina; con una tonalidad naranja y en el cual, sobre el final, entra a un portal de color verde que indica el paso al próximo capítulo, en un escenario selvático que lleva este color: «7 lunas». Visualmente, el disco se estructura por capítulos, pensado como una saga. El cuarto video será de la canción que le da nombre al disco, «Invisible Girl», y saldrá a la luz acompañando el estreno del álbum el 22 de abril.
«Todas estas personalidades que están en el disco soy yo. Creo que no tenemos que encasillarnos en un rol, una caracterización. Como humanos, somos un montón de personalidades, tenemos diferentes papeles que jugamos en diferentes momentos.»
Vanda afirma sin dudas que este es su mejor disco: «Sin pensar lo digo. Amo todos mis discos y cada uno tiene algo diferente; pero Invisible Girl está muy bien hecho, pensado, tanto en la composición como la producción. Suena muy pegadizo y es muy yo, me reencontré en esas melodías y sonidos. Es el disco que más me representa.»
«Universo desechable»: de Vanda junto al dúo Enfermera. A partir de los cambios que la artista decidió hacer en su alimentación, y su decisión de llevar una vida menos consumista, sintió la necesidad de hablar del cuidado del planeta. Es una canción que invita a reflexionar y a tomar consciencia sobre la necesidad de cambiar nuestros hábitos para cuidar el mundo en el que vivimos.
Para escuchar más de la artista:
Texto: Celina Di Notto
Fotos: Martin Kozlowski y Bruno Gentile
Nombre de edición: Música
Edición: N° 88