En 2019, el debut electoral del espacio CREO (integrante del Frente Progresista Cívico y Social) le permitió acceder a la banca que actualmente ocupa en el Concejo santafesino. Fiel exponente de una generación que nació en los albores de la democracia, la joven abogada busca impulsar desde su banca una concejalía popular, militando también por la igualdad de género y la defensa del medio ambiente.
Valeria López Delzar nació en Rosario del Tala, Entre Ríos, cuando los festejos por la vuelta de la democracia todavía resonaban en el aire. Se inauguraba un período difícil pero cargado de expectativas, en el que las mujeres lograrían ver plasmados en la ley muchos de los derechos por los lucharon durante décadas. «Soy hija de la democracia y del divorcio vincular, entre otras conquistas», subraya.
Se define como «una mujer que busca los consensos y que se involucró en política para trabajar por la igualdad. Una defensora de los derechos de las mujeres», interés que se despertó a partir de su ingreso en la universidad.
Su temprana militancia en el ARI, partido con referentes mujeres muy fuertes y militancias concretas en temas de género, le marcó el rumbo y la impulsó posteriormente a integrar también otras organizaciones como las Juventudes políticas contra la violencia de género (2013), la Multisectorial de Mujeres, la mesa Ni Una Menos y la Mesa de Mujeres por la Paridad, en Santa Fe y la Red Federal de Mediadoras con perspectiva de Género, a nivel nacional.
En el año 2018, su agrupación política en Santa Fe promovió la creación de un nuevo partido con el cual representar más fielmente los valores e ideales del grupo. Así surgió CREO (espacio integrante del Frente Progresista Cívico y Social), cuyos colores (blanco, violenta y verde), simbolizan la defensa de la transparencia, la igualdad de género y el medio ambiente.
Valeria se involucró fuertemente en el armado de este nuevo espacio, en el que buscó plasmar todas sus convicciones políticas: «Queríamos que se garantizara la opinión y la participación de las mujeres en la toma de decisiones, por eso lo armamos con exigencia de paridad en su carta orgánica», destaca.
Desafíos en el Concejo
En 2019, CREO tuvo su debut político, que le permitió a la concejala acceder a la banca que actualmente integra: «Realizamos una presentación de objetivos y formas de trabajo, con la idea de hacer de la banca una concejalía popular, y que cada iniciativa se nutriera de la opinión de todos los actores involucrados. Pero lo pudimos concretar muy poco», admite, advirtiendo que la pandemia alteró las formas y las prioridades.
La agenda del Concejo se reescribió, enfocándose principalmente hacia demandas alimentarias, sanitarias y ecológicas. El nuevo escenario evidenció una costumbre añeja: «Muchas mujeres poniéndole el cuerpo y asumiendo la tarea solidaria de ayudar a las infancias y personas adultas mayores de los barrios. Resolviendo, por ejemplo, las necesidades alimentarias», subraya Valeria y añade: «Nos abocamos también a eso, vinculándonos con distintos grupos que trabajan desinteresadamente. Es una pandemia con mucha gente movilizada y aportando».
Pero más allá de las dificultades propias del nuevo contexto, la concejala reconoce también haber podido impulsar algunos proyectos que la enorgullecen, entre ellos, uno recientemente aprobado, dirigido a brindar seguridad a los repartidores de aplicaciones digitales, trabajadores esenciales, habitualmente expuestos al virus y víctimas de la ciberexplotación laboral y de la plataformización de la economía.
«Les requerimos a estas empresas que constituyan un domicilio local y que abran una sede, donde se repartan las tareas a los y las trabajadoras, para que no estén varados en las plazas de la ciudad, que se les garantice refugio ante las inclemencias climáticas y condiciones de higiene frente al Covid, y que se hagan cargo de los seguros, entre otras exigencias», puntualiza.
Cuerpo de mujer
Temas relativos a su salud y un avanzado embarazo la ubican entre la población de riesgo: «Soy una mujer muy inquieta y la cuarentena me puso un freno», confiesa. «En lo profesional, esto genera toda una contradicción. Porque fui elegida para estar cerca de las necesidades de las vecinas y vecinos. Pero también me tengo que cuidar y cuidar al bebé que estoy esperando.»
Valeria reconoce que el camino de las mujeres en política suele ser más difícil que el de sus pares varones; sin embargo, observa que en la última década se han ido ganando espacios y empoderando a muchas mujeres: «Soy parte de la generación que ha experimentado el cambio», sentencia.
«Las diferencias radican principalmente en las tareas extras de las que nos hacemos cargo y que, en general, los varones tienen más resueltas, con alguien que las hace por ellos. En eso creo que todavía tenemos dificultades, al igual que con el tema de la maternidad. Hay cuestiones que pasan muy por “ponerle el cuerpo” y que nadie puede resolverlo por nosotras», señala, seguramente sopesando también los cambios que ella misma experimentará a partir del nacimiento de Salvador, su primer hijo.
«Con Edu, mi compañero, nos costaba ponernos de acuerdo con el nombre, hasta que finalmente surgió “Salvador”, a la vez como un deseo de paz para la próxima generación y como una respuesta frente al mundo tan complicado que le estamos dejando», reflexiona.
Texto: Joselina Berraz
Fotos: Ana Paula Ocampo
Estilismo: Mariana Gerosa
Nombre de sección: Gestiones Políticas
Edición: N° 82