Historia de una ciudad. Breve introducción al Patrimonio Santafesino.
Para entender el concepto de patrimonio, es importante considerar que es un concepto cultural muy complejo y mutante, de carácter histórico, por lo tanto, dinámico.
La periodización de la arquitectura santafesina y de la argentina en general, reconocen básicamente cinco períodos: el Colonial (1660-1810), el Republicano y Confederal (1810-1880), el Liberal (1880-1914), el de Integración Nacional (1914-1930) y el Moderno (1930-1960).
La ciudad por la que transitamos hoy, es el resultado de las sucesivas demoliciones y construcciones, la acumulación de supresiones e imposiciones históricas que nos vienen a testimoniar ideas, valoraciones y especulaciones que tuvieron los ciudadanos santafesinos desde que Juan de Garay fundó la ciudad bajo el esquema establecido en el «Código Urbanista de las Indias».
Básicamente, las ciudades fundadas bajo las leyes de Indias, seguían un trazado de cuadrícula regular teniendo como centro la Plaza Mayor o de Armas, en torno a la cual se ubicaban las construcciones más importantes de la ciudad como el Cabildo, la Iglesia y las viviendas de las autoridades, quedando los solares más alejados destinados a las viviendas de los ciudadanos en general. Este era el panorama de nuestra Santa Fe colonial.
Es a partir de nuestra independencia de España que el espacio urbano comienza a transformarse como consecuencia de las nuevas ideas, que además de repercutir en el plano político, también replantean su concepción urbanística y territorial desde la óptica de una nueva estética. Tanto los ideales neoclásicos como los del liberalismo ecléctico provenientes de otros países de Europa modificarán en esencia y apariencia los trazados reguladores indianos.
Dentro de nuestro patrimonio arquitectónico lamentablemente podemos contar con muy pocas obras del período «Colonial» y del «Republicano y Confederal». Además los escasos ejemplos que subsisten de estas dos etapas exhiben importantes intervenciones y sustituciones, lo que se suma a la desaparición de sus entornos referenciales, generando un panorama de difícil asimilación a su esencia misma.
Del primer período podemos mencionar como obras valiosas el Convento de San Francisco y La Casa de los Aldao. Del segundo la Iglesia Matriz y la Casa de Sor Josefa Díaz y Clucellas.
A diferencia de estas dos etapas, la que las sucede, producto directo del modelo social y cultural diseñado por la «Generación del 80», presenta aun hoy en Santa Fe innumerables piezas de gran valor arquitectónico y patrimonial. La Casa de Gobierno, el Convento de Santo Domingo, el Teatro Municipal, la Legislatura Provincial y la Basílica de Guadalupe son algunas de las obras correspondientes al «Periodo Liberal».
El ciclo siguiente comprende una breve etapa de transición y se denomina de «Integración Nacional». Presenta una producción arquitectónica profusa y paradójica. Existe aquí una cierta tensión entre las continuidades y las permanencias, entre las obras del academicismo y eclecticismo y las coloniales a lo que se suma la insistente búsqueda de una identidad arquitectónica nacional. Uno de los más logrados ejemplos es el edificio del Rectorado de la Universidad Nacional del Litoral. En este periodo se refleja una fuerte impronta ideológica de intelectuales y artistas.
La Modernidad no hace otra cosa que profundizar las contradicciones preexistentes entre «espacio artificial y espacio natural». El urbanismo que surge del Movimiento Moderno se ve desbordado por el crecimiento exponencial de las ciudades, el desarrollo de la industria, el transporte y los servicios. Una de sus principales carencias fue resolver las cuestiones relacionadas al patrimonio, cómo integrar los espacios heredados con las nuevas intervenciones arquitectónicas.
Santa Fe como la mayoría de las ciudades argentinas presenta innumerables influencias arquitectónicas y aquí radica su conflicto: la acumulación, supresión, superposición, siempre discordantes de tres momentos culturales determinantes como el Colonial, Liberal y el Moderno. Alguna vez la museóloga y experta en patrimonio Renée Sivan dijo «No se puede valorar lo que se desconoce y no se puede conservar lo que no se valora » y porque coincidimos en esta definición consideramos fundamental la difusión del Patrimonio Santafesino y la conservación de las obras que lo constituyen.
CRÉDITOS: Arq. María Laura Siguado