María Laura Divi es familióloga, egresada de la Universidad Austral en las Licenciaturas de Orientación Familiar y Ciencias para la Familia. Ejerce desde hace casi 10 años en la ciudad tratando diversas problemáticas que parejas y familias se acercan a intentar resolver. Se reconoce como una mujer formada en la interdisciplina, la cual expresa en su trabajo constantemente, para contribuir a hablar de los problemas que tenemos, afrontarlos, y procurar una familia funcional y saludable.
Toda historia tiene un punto de partida, y cuando se le pregunta a Laura sobre el suyo, inmediatamente sus ojos y su mente rememoran el momento en que comenzó con su camino: «Siempre tuve inquietud e interés por la calidad de las relaciones personales; buscando recursos para mi propia vida familiar descubrí un área que no conocía: Orientación Familiar. Noté que los conocimientos que iba adquiriendo generaban en mí una transformación y mejora personal, que también podía transmitir a mi familia. Cuestiones que, tal vez antes no sabía cómo resolver, las había podido ordenar de manera tal que afrontarlas no me generaran angustia. La reflexión sobre los temas que íbamos abordando me facilitó ordenar las prioridades para el estilo de vida que quería llevar. Pude ver que estos conocimientos podían ayudar a las familias y decidí transformarlo en mi profesión».
Entre algún que otro mate, cuenta las particularidades de su formación profesional: «Soy egresada de dos licenciaturas del Instituto de Ciencias Para la Familia de la Universidad Austral, en la carrera de licenciatura en Ciencias para la Familia, la cual brinda preparación para abordar proyectos ligados a la investigación, y también la licenciatura en Orientación Familiar, que posee un perfil de formación práctica y concreta para abordar casos puntuales y realizar las intervenciones necesarias para ayudar a las familias». Destaca como su raíz teórica fundamental a la antropología, «es lo que el hombre es en su esencia, todos nacemos con un potencial y el entorno (la familia) puede propiciar el desarrollo de ese potencial o no. Los profesionales de familia buscamos ayudar a que ese entorno promueva el despliegue de todas las potencialidades».
Pero, como muchos comienzos, una vez graduada, la realidad diaria laboral no fue nada fácil: «Si bien en la provincia hay varios orientadores familiares, acá en Santa Fe soy la primera. Por esa razón me tocó seguir un consejo de mi decano el día que me recibí: empezar golpeando puertas y contando de a poco de qué se trata la disciplina. En ese contar me ayudó mucho a persistir en la enorme vocación que siento, la gente no sabe muchas veces de qué se trata la familiología y por lo tanto es un trabajo de hormiga. La orientación familiar es una profesión que valoro mucho, y más allá de las dificultades siempre estuve dispuesta a tener la paciencia necesaria para que todos puedan conocerla y entender su importancia».
Hoy en día, Laura se reconoce y reivindica como familióloga: «Es una palabra que surgió en México, para identificar a esta profesión, creada porque otras disciplinas no trataban este enfoque. Desde la orientación familiar estudiamos la persona pero también a su contexto. No es lo mismo lo que le ocurre a una persona de manera aislada que entender por qué factor se ve interpelada, y este factor muchas veces está desencadenado por otros miembros de la propia familia. Cuando las personas vienen al consultorio encuentran una mirada que entiende que la persona está afectada por ese entorno más cercano».
Específicamente, nos explica gesticulando con sus manos el campo de acción de la orientación familiar: «Se centra en áreas disfuncionales de los vínculos, me contactan personas movilizadas por problemáticas vinculares con sus familiares. Esto puede deberse a problemas de comunicación: no hay entendimiento, se evita hablar de temas delicados porque quedan empantanados, y se hace un problema cada vez más grande “negar y silenciar” pero no desaparece». La familiología se encarga de afrontar los problemas familiares «cumpliendo un rol preventivo sobre un campo de acción implicado en cuestiones cotidianas que pueden desembocar, si no se las trata, en problemas de salud mental» y aclara que, sin embargo, «las patologías ya desarrolladas deben ser tratadas por profesionales especializados en ese campo».
No obstante, la importancia de resolver estas problemáticas lo más pronto posible resulta fundamental para la sociedad en la que hoy vivimos: «La familia es el lugar de mayor intimidad, todos provenimos de una y la necesitamos —asegura Laura—. Si uno no puede volver a casa a descansar, estamos en un problema. ¿Cómo hacemos para lidiar con lo complejo del mundo externo si no tenemos paz en nuestro hogar? Lógicamente, no vamos a pretender que todos los días sean pacíficos dentro de la casa, pero sí se puede trabajar para que el ambiente hogareño sea lo más sano posible, con ayuda y bienestar mutuos. Si todos aportan a la familia lo mejor de sí, se obtienen mejores resultados, y existen más posibilidades de alcanzar la funcionalidad familiar».
Además, la familiología busca poner especial énfasis en las consecuencias sobre los integrantes de la familia si no se resuelven los problemas: «Somos seres familiares, necesitamos la familia, y en un conflicto vincular todos están sufriendo y nadie es más importante que el otro. Sí es necesario tener especial cuidado con los niños y las consecuencias que generan las acciones de los adultos sobre ellos. Incluso puede llegar a desarrollarse una patología de salud mental si a una edad temprana no se soluciona un conflicto. Lo mejor que podemos hacer es escuchar a los niños y apoyarlos, intervenir para evitar que ese problema se transforme en algo mayor».
«A veces al ver una foto de una familia sonriente pensamos “que felices son” —agrega— sin embargo esa foto registra un momento, la realidad es que nadie va a ser siempre feliz, y está bien que así sea. No deberíamos sentirnos presionados a tener una familia perfecta, todos vamos a tener problemas, es parte de la vida. Lo que nosotros buscamos es aprender a resolverlos juntos, dialogando sobre estas dificultades para superarlas. El primer paso es empezar a hablar de los problemas, para continuar los procesos de cambio y aceptación que sean necesarios. Existen también muchos duelos y/o adaptaciones sobre los que nos enfocamos en las consultas, pueden ser desde pérdidas físicas de familiares que no están, separaciones, hasta el hecho de aceptar que una persona de la familia cambió (como es el natural proceso evolutivo de una niña o niño dócil y cariñoso que se convierte en un rebelde adolescente, por ejemplo) y se debe reconstruir o replantear la relación. También puede ser difícil para algunas madres y padres que tienen determinadas expectativas sobre sus hijos, surgen conflictos y les cuesta aceptar muchas veces que los planes que ellos tienen no coinciden con lo esperado. Cuando los hijos se convierten en personas adultas siguen necesitando a sus padres, pero de un modo diferente. En muchas familias esto puede ser un conflicto, porque suele dificultarse encontrar el nuevo rol y acompañar de cerca aún en las diferencias. En la familia todos necesitan el apoyo mutuo, adaptarse a las necesidades cambiantes del ciclo vital no es sencillo y muchas veces genera graves conflictos.»
La intervención sobre los casos comienza siempre por un proceso de conocimiento de la situación: «Nosotros abordamos delicadamente y con mucho cuidado un problema, teniendo en cuenta a todos los miembros de la familia, en las primeras entrevistas es fundamental recabar la mayor cantidad de elementos que permitan saber el origen de los problemas. Analizamos las áreas en conflicto, realizamos un diagnóstico y a partir de él trabajamos en cómo afectan las situaciones a cada uno de los miembros. Es fundamental cómo las personas se comprometen con el proceso para poder llegar a solucionarlo».
A lo largo de la entrevista, María Laura vuelve siempre sobre una misma palabra: la interdisciplina: «Mi formación y mi manera de pensar una problemática se encuadran bajo esta manera de trabajar. Cuando viene una familia o una pareja mi mirada es interdisciplinaria. Si es necesario convocar o derivar a otros profesionales se realiza la derivación específica a psicólogos, psiquiatras, sexólogos u otros especialistas. Los resultados de la interdisciplina son muy positivos, el intercambio de criterios ayuda a abordar el problema de una forma más abarcativa e integral».
Durante este año, tuvo la posibilidad de buscar en otras tierras nuevas oportunidades de crecimiento. Más específicamente en España, en la Universidad de Navarra, Pamplona: «Mi búsqueda de constante perfeccionamiento en mi formación me llevó a buscar qué puertas se abrían fuera del país —dice, con satisfacción—. Por esta razón llegué a la Clínica de la Universidad de Navarra, al Departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica donde funciona la Unidad de Diagnóstico y Terapia Familiar de la universidad. Fue un tiempo de formación teórica y práctica muy intensa donde pude participar de abordajes muy enriquecedores. También, el intercambio de experiencias permitió que los profesionales de la universidad y la clínica se sorprendieran gratamente del avance de la orientación familiar en nuestro país. A partir de su viaje a Pamplona fue designada por el equipo de «Educación de la Afectividad y la Sexualidad humana» del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, como coordinadora en Argentina del proyecto AMAR (Antecedents of Marital Adjustment Research). Se trata de una investigación que tiene como objetivo estudiar en diferentes países, qué características de una relación se asocian con el éxito de un matrimonio o de su fracaso.
María Laura es, también, coordinadora del Centro regional Santa Fe de Familiología, parte de una red que el Instituto de Ciencias para la Familia conformó a lo largo de toda América Latina: «En el país somos muchos graduados. Este año se lanzó la red para ayudar a los profesionales en su inserción laboral. Golpear puertas requiere paciencia, fortaleza y metas a muy largo plazo, pero uno no debe perder el objetivo. Mediante esta red vamos a favorecer a que esta profesión continúe consolidándose. El 23 de noviembre tuvimos nuestro primer encuentro de profesionales de la provincia (del mismo modo que lo están haciendo las demás regiones), y a partir de estas prácticas de trabajo en red y de divulgación de la importancia de nuestra disciplina queremos transmitir algo que puede ser una ayuda para la sociedad y la familia: si la familia mejora, la sociedad también».
Texto: Hernán Lestussi
Fotos: Leonardo Gregoret
Estilismo: Mariana Gerosa
Edición: N° 78