Lleva la mitad de su vida trabajando en la producción de pinturas que formaron parte de importantes exposiciones a nivel nacional e internacional. El arraigo a su tierra no le impidió viajar por el mundo con ojos bien despiertos. Con un pie en Santa Fe y otro en su Rincón natal, vive planificando el reencuentro con los suyos. La instantaneidad cedida por la tecnología, posibilita burlar las distancias y así conocer un poco más de quien se descubrió a sí misma entre lienzos y pinceles. 

«La decisión de ser una artista fue muy complicada», dice, rodeada por sus obras en su casa, al recordar el momento en el que entró a la Mantovani, hace tres décadas atrás, para iniciar su formación que le marcaría un antes y un después en su carrera. Hacer lo que se ama es difícil; triunfar en ello aún más. «Mi locura es dibujar y pintar desde que tengo uso de razón», advierte. Sara Berón es una artista nacida en Santa Fe, en 1947, pero se considera una artista santafesina-rinconera.

Sara Berón y Elías Guastavino se conocieron cuando ella tenía 20 años y él 37. Fueron durante 4 años novios en secreto «para que no fluya el chusmerío», hasta que él le propuso casamiento y formaron una pareja tradicional. Se mudaron juntos y tuvieron 8 hijos. «La maternidad fue un viaje increíble, tan maravilloso. Durante años me dediqué a las tareas del hogar y al cuidado de mis hijos: criar es también crear», relata y continúa: «Soy de las mujeres que sostienen que hay que hacer una cosa bien y no dos mal. Así que cuando la más chica cumplió 6 años empecé a estudiar de noche. Primero, terminé la escuela secundaria, y después, comencé a formarme como artista». 

Se graduó en la Escuela Provincial de Bellas Artes «Prof. Juan Mantovani», como Técnica Superior de Artes Visuales. En sus comienzos, alternaba su vocación artística con el oficio de tallerista. Pudo mostrar su arte en la Casa de la Cultura, Museo Municipal y Provincial de Bellas Artes en Santa Fe, como así también en galerías de Buenos Aires y en la VI y VII edición de la Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia, Italia, entre otras. Regresó a Santa Fe tras haber estado durante 12 años entre Buenos Aires y el otro lado del océano. 

Su pintura posee una fuerte carga de geometría sensible, símbolos bíblicos e íconos de las etnias americanas. Sara encontró en el arte abstracto un modo de ser y de narrar los diversos estados espirituales y artísticos, que son vivenciales, experimentales y profundos. «Hija de cazadores, pescadores y empleados públicos, crecí en mi Rincón observando y admirando las obras realizadas por los grandes maestros paisajistas. Desde chica me gustó romper y hacer algo extraordinario. La pintura abstracta disuelve la realidad y la transforma en el lienzo en un escenario de ensueño».

Sara pertenece a una generación de artistas que están movilizados por la voluntad de expresión y el amor al arte. «No todos los que aprendían el oficio tenían la fortuna u oportunidad de aprender del mejor, Roberto Favaretto Forner. Hasta el día de hoy respeto la técnica que adquirí a través de la generosa enseñanza», asevera con una sonrisa. 

Desde sus comienzos sus obras se centraron en la pintura, abordando la misma a través de múltiples estilos, que van desde el retrato como género, autorretrato como subgénero, hasta la incansable búsqueda de la expresión y la espiritualidad a través de la abstracción. «El arte no es una puerta o un paso, es una experiencia espiritual, una conexión legítima y natural, consciente de mis antepasados y mi convicción religiosa», resume. 

Una vez más, fiel a sus raíces, describe el vínculo estrecho que tiene con su ciudad natal, «Rincón es parte de mi historia. Mucho de los disparadores de mis obras pasan por el recuerdo a esas tierras. Me encanta el contacto con mi ciudad, el río virgen, la cercanía con mi familia; Rincón es el contacto con una parte de mí. Siempre voy y vengo porque vivo con la sensación de que una parte de mi, mi familia, mi historia y mi contención quedaron allá y eso es algo que no se puede reemplazar”.  

El consejo a un o una novata de una promotora de la enseñanza pública, como Berón es: «Que aprendan y se nutran de todos los estilos. Que nunca paren de crear, que traten de hacer lo que otros no hacen, con pasión y que no olviden el compartir con la familia, se los dice una madre orgullosa de tener a su lado a sus 8 hijos y nietos”. 

Texto: Carla Zorzón

Fotos: Camila Gómez

Nombre de sección: Trazos y texturas

Edición: N° 77

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