CALOR DE CARNAVAL
Como un leño dispuesto a arder, dieciséis murguistas, van creando un fogón con la clara intención de “hacer un mundo mejor”. “La catalina”, así llamada por sus seguidores, visitó Santa Fe. Esta murga uruguaya, fruto de la pasión de los hermanos Cardozo; presentó en nuestra ciudad su último trabajo, “La comunidad”. Tras bastidores, Toda Santa fe tuvo el placer de conversar con su director Yamandú Cardozo .
TS- Cada día la murga tiene más seguidores, pero para los que aún no lo saben ¿Qué es una murga?
YC- La murga es una expresión cultural-popular del Uruguay, que reúne una cantidad de subgéneros artísticos, mezclados con la cuchara del ejecutante artístico común. Hay cosas de nuestro folclore que también son populares pero la murga tiene un valor agregado de ser una caricatura. A través del humor, la murga realiza el análisis socio-económico-político de la coyuntura que le toca vivir. Un análisis hecho por la gente que no tiene acceso al contar la historia. Una murga, podemos decir que es como una especie de
teatro musical, pero popular.
TS- En “la comunidad” se definen como príncipes utópicos. Galeano decía que la utopía servía para caminar y a ustedes los ha llevado por el mundo ¿Cómo se ve la murga allí?
YC- Si bien hemos universalizado las temáticas, sigue siendo una cosa muy particular de nuestro país, entonces es muy lindo ver como un hecho artístico que habla de vos se abraza y se recibe muy bien. Es una de la funciones más lindas del arte, el de eliminar todas las fronteras que nos dividen y descubrir que mientras dura la función uno es más cercano, o por lo menos más parecido a su hermano latinoamericano.
TS- Venís de una familia de talentos. ¿Cómo es una reunión en la casa de los Cardozo?
YC- Heredamos de esas dos grandes vertientes migratorias, los tanos y los gallegos, la mesa larga, mucha familia, discusiones apasionadas, guitarra, canto, alguna que otra copa también. Pero, se discuta de lo que se discuta siempre es desde el cuidado y el amor a no perder ese espacio de conversación, de abrazo, de escudo que te da la familia. Además con mis dos hermanos, que son mis mejores amigos, vivimos esta historia, de girar y trabajar juntos desde hace seis años y tenemos grandes discusiones porque hay una red de amor que lo soporta todo.
TS- Con esta idea de hacer un mundo mejor, ¿Qué harías si no fuera una murga?
YC- No lo sé, creo que al final esta historia de la murga es hija o nieta de alguna cosa de mis viejos que siempre estuvieron muy ligados a la militancia social, más allá de lo político partidario. De alguna manera, nuestro canto es un intento de transformación de la realidad, a nuestra escala, la más chiquita, la más cortita y no es casualidad, que “La Catalina” sea una cooperativa que intenta lo colectivo. De hecho “La comunidad” es un mensaje implícito a eso, como un homenaje. Me encanta la gente que intenta cambiar lo establecido pero cuando además ese cambio intenta ser colectivo, me emociona más. Si no hubiera hecho murga sería un tipo bastante más triste y tendría que haber encontrado otra manera para lidiar con mis demonios, pero hubiera hecho algo colectivo, seguro. Es mi manera de tener mi familia siempre conmigo.
Se apagan las luces del escenario y con la esperanza de que una pequeña chispa haya encendido en nosotros se despide. Quedan el eco de un redoblante; el calor en el corazón y “la certeza de que hoy estamos mucho menos solos que antes”.
CREDITOS: Mariana Garro Aguilar