«¿Por qué me deseas más suave? ¿Me tendrías
falso a mi naturaleza? Más bien digamos que interpreto al
hombre que soy.»
William Shakespeare, Coriolanus
Coriolano. Hay un mundo en cualquier parte es la versión libre de la tragedia política de William Shakespeare con una lectura actual de la realidad social y de sus dirigentes. Tejido Abierto Teatro presenta esta creación que nació de encuentros en nuestra ciudad y Buenos Aires entre artistas locales y Jorge Eines, su director.
La historia sucede en Roma y es representada por dos actores que –todo el tiempo en escena– dibujan –en poco más de una hora– la oscuridad de los artilugios del poder. Octavio Bassó interpreta a Cayo Marcio, a quien llaman Coriolano por su reciente victoria en Corioles. Un político y militar que en la intimidad de su hogar es un volcán de dudas y conflictos. Tiene una madre fuerte y despiadada que lo domina y hace de él un hombre con caprichos de adolescente e inmadurez, factores que lo llevan a su propia destrucción. Ante los demás, Coriolano se alza arrogante y soberbio, elevándose al pedestal del triunfo de sus batallas defendiendo a la República, despreciando al pueblo que grita hambre. Su mirada es sólo para su espejo, en el despliegue de su vanidad. Coriolano no puede decir lo que no siente entre la obstinación y la desesperación, con su orgullo de clase patricia. Tiene a flor de piel, en sus heridas de guerra, ese cinismo que grita y que los políticos desde la época del dramaturgo inglés esconden simulando empatía y solidaridad. En Coriolano su verdad es más fuerte que la estrategia de la mentira para ganar votos. Su fin no es el del pueblo sino el despotismo sobre él, moviéndose como un dios sobre los plebeyos a quienes odia. Es el político lleno de sombras que la iluminación describe y en sus glorias se deleita para exigir(se) más. Es la personificación de la soberbia en el ámbito del poder. El protagonista es firme en la expresión de una identidad destructiva y atormentada que va derrumbándose hacia su inevitable y trágico destino.
Camilo Céspedes tiene en la obra la gran responsabilidad de hilvanar escenas junto a Octavio en enfrentamientos y complicidades. Ambos sostienen la fuerza de sus palabras y es armónica la entrega física de las batallas que proyectan así como aquella interna (y en erupción) de Coriolano. Camilo conmueve con personajes disímiles por los que cambia de piel/vestuario todo el tiempo y en un giro, posee otra cara. Y lo hace con tal displicencia que da fluidez al relato, descanso al drama y un dinamismo que acrecienta el interés en la historia. Un actor que en esta obra demuestra la riqueza de recursos escénicos e interpretativos que confirman un talento sin techo.
La tragedia, desde los comienzos de la civilización occidental, es uno de los elementos más antiguos para pensar la subjetividad, lo social y la política de los hombres. La excelente dramaturgia de Eines y Bassó es la base sólida de una obra que respeta la lírica shakesperiana, el discurso formal y la época, para convidarnos una lectura clara y crítica de nuestra y todas las realidades sociales. Con grandes líneas de reflexión política, el libro invoca a una lectura contemporánea como tantas veces sucede con las obras de los clásicos.
Nidia Casís vuelve a asumir el rol de asistente de dirección, esta vez acompañando a Eines. Es destacable el trabajo escénico de Lucía de Frutos y Diego Julián López en escenografía, vestuario e iluminación. Los ruidos y elementos sonoros se mezclan entre el vestuario de diferentes texturas y los colores fríos de las luces que describen el estado anímico de un guerrero ruin hacia su peor final. Es el ámbito destacable que subraya la verosimilitud del juego verbal de Octavio y Camilo y donde los cuerpos tejen el espectáculo.
Eines consigue crear, junto a su protagonista, un texto provocador y placentero desde una compleja producción de Shakespeare. Y logra unir en una puesta de escena atractiva, drama y poesía en las claras y justas voces de Bassó y Céspedes. Una obra de arte que describe el carácter y los costes del orgullo, con la mirada fija a los que somos al mismo tiempo espectadores y reparto de la realidad.
Texto: Celi Di Notto
Fotos: Producción Coriolano
Nombre de sección: Gestos y gestas
Edición: N° 76