La sala en completa tiniebla, un velador ilumina desde una mesita central que, en ese momento, se transforma en banco; los trazos del rostro desaparecen en el blanco maquillaje, lo humano se quema y se entrelaza con las sombras que proyecta su cuerpo en movimiento en el fondo dela puesta en escena. Entre la oscuridad y la luz, habita lo monstruoso.
“Un hombre muerto a puntapiés” es,primeramente, un texto del ecuatoriano Pablo Palacios, escrito cuando tenía 20 años, y es considerado el primer cuento latinoamericano que pone el acento en la diversidad sexual; luego, un unipersonal dirigido y actuado por el español Aarón Navia. “El origen de todo es una experiencia personal traumática. En Ecuador la homosexualidad aún es tabú ‘está todo bien pero que no se diga’. Llegué al país y a los dos meses mi marido se enferma de neumonía, en ese proceso, no me daban información, le daban medicamentos vencidos. Luego de llamar a varias personas, ubiqué a un superior de mi esposo y las cosas se encaminaron. Los meses posteriores estuve en estado shock, con miedo, y ahí descubro este cuento, por recomendación de mi amiga Ruth Román.” Sus manos son delgadas y acompañan el relato acentuando el ritmo de las palabras que selecciona para narrarse. Habla con marcado acento español, mientras suena de fondo, como un susurro, “Le foule” de Edith Piaf. “Lo leí como cinco veces en una tarde. Necesitaba tener una reconciliación con el entorno, era la manera de sanar. Me agarré al texto. Cuatro meses pensé qué quería hacer; trabajé primero como director y me di cuenta de que el autor proponía un personaje andrógino, en el límite de los géneros, monstruoso; lo que la sociedad considera monstruo y yo quería ponerlo frente al público.”
Cuando Aarón habla no economizavocablos ni gestualidad, detrás de sus anteojos su mirada es clara “supongo que hay mucha gente que no piensalo que supone ser homo, trans, andrógino —o cualquier identidad fuera del espectro heteronormativo— en un entorno conservador”.
La mesa en un rincón de un bar con nombre de pintor impresionista es una preciosa trinchera, nos sabemos cómodos.“El tema es ¿por qué este personaje es así? ¿Por qué este hombre inicia una investigación policíaca en paralelo,poniéndose en riesgo? Porque le importa, porque para mí pertenece al LGTBIQ”. Nuestros cafés se han acabado. “La propuesta escenográfica va por ahí también: un entorno plástico que aísla, el interior de madera cruda, propone un adentro, un espacio íntimo donde es lo que quiere ser”.
¿Por qué textualidad y no una adaptación del cuento? “Era muy importante que no me acusaran de desvirtuar al autor. A Ecuador le pasa algo muy complicado con Palacios, él es el gran escritor pero, a la vez, pone el acento en los monstruos, en los personajes marginados de la sociedad. Yo no quería que nadie me pudiera decir que estaba obligándolo a decir cosas que el autor no dice.
El desafío actoral fue encontrar la manera de pasar de un personaje a otro y superar el miedo frente al público. He sentido en ocasiones el rechazo. El torso desnudo y unos tajos en el pantalón (en la cadera) son muy perturbadores.Determinada desnudez es perturbadora”.
Hace dos años le puso el cuerpo por primera vez. “Nunca pensé que llegaría tan lejos, de Guayaquil a Santa Fe. Preparé un fragmento para la inauguración de una sala de micro teatro y se lo recibió muy bien, y me dije: no tiene sentido dejarlo ahí. Con 33 años encontré mi voz para decir.”
La llovizna de otoño queda suspendida en su sombrero, nos inunda el petricor, atardece, hablamos denimiedades camino al teatro. Es la hora en que Aarón se pierde, multiplicándose en seis personajes que proyectan derrumbar las cavernas de nuestros monstruos hasta el final. “Al terminar salgo aproscenio y digo ‘Las palabras que acaban de oír fueron escritas por el ecuatoriano Pablo Palacios, en 1927, mi trabajo ha sido poner mi cuerpo para convertir el cuento, palabra por palabra, en teatro. Mi nombre es Aarón Navia. Muchas Gracias por venir’
Escena Mayor es una nueva propuesta del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia y el Centro Cultural Provincial Francisco “Paco” Urondo, que busca acercar al público obras novedosas y representativas de teatro actual, en pequeños y grandes formatos dela escena iberoamericana.
Texto: Victoria Bordas
Fotos:Esperanza Maldonado Javier Paz