como murciélagos

un rumor de chirrido de ratas

habita el pulmón de cemento de la urbe

diminutos pasos

en sentidos diversos

nadie sabe

qué dirección es la correcta

en la ansiedad reside la ceguera

de los que incluso a tientas

improvisan el vuelo

hormigas

no se quejan

cuando arrastran bultos

en centros comerciales

sonríen

y el hechizo se sostiene

después vuelven a casa

descargan paquetes

jadean

protestan

pero levantan la cruz

presurización

a metros del motel

acusó que no tenía cigarrillos

después ninguno supo

qué hacer con el silencio

descendió a la realidad en la vereda de un kiosco

y empujó la puerta con un taco

puse primera

y fui soltando el embrague

aferrado al volante

para que no me trague

la certeza

Lo que inspira Alfredo

Tamara Grosso dice: ¿Qué pasaría si por un momento desviamos la atención hacia lo que está debajo nuestro, hacia las cañerías, el subsuelode la ciudad? Eso es, de alguna forma, lo que hace Alfredo Ariel Rossi en Rata de ciudad. Se puede caer en la tentación de decir que la ciudad está en el centro de los poemas de Rossi; aunque, en realidad, sería más acertado decir que está en sus profundidades y en sus bordes, que se arrastra por ellos, que se asoma, que los roe. La de Rata de ciudad es una literatura urbana particular, que ilumina aspectos marginales y subterráneos del lugar en el que se desarrollan tantas vidas cotidianas.

Uno de los aciertos del libro está en las referencias a la cultura oriental y a otros sitios lejanos que, en comparación con occidente, desnudan una verdad un tanto asquerosa: las ratas (como tal vez los humanos, en el fondo) no tienen costumbres distintas, son iguales aquí y allá. Así puede verse en el poema Karni mata: “amanece en deshnoke /un monje del templo despierta entre roedores […] / algo parecido sucede en cualquier mega mercado /de occidente / pero las bestias ignoran / la mueca divina”.

La ciudad y la filosofía, tal vez, siempre van de la mano y eso puede verse en estos poemas con claridad. De ese tono reflexivo-filosófico se desprende una inevitable tendencia a la crítica de los comportamientos humanos; es una queja lejana, resignada, como la que se nota en el poema Hormigas: “No se quejan / cuando arrastran bultos / en centros comerciales // sonríen / y el hechizo se sostiene // después vuelven a su casa/ descargan paquetes // protestan / pero levantan la cruz.

Texto: Alfredo Ariel Rossi

Poemario: Rata de Ciudad

Editorial: Automágica, 2018

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