“La ESI viene a hacernos pensar todo de nuevo”
De qué hablamos cuando hablamos de Educación Sexual Integral. “Es la igualdad entre todos los sexos o las identidades. El respeto al cuerpo, al propio y al ajeno. La soberanía del cuerpo”, define María José Marano, Secretaria Gremial de la Asociación de Magisterio de Santa Fe (Amsafe) y activa militante de la ESI.
El rosa es de nenas y el celeste, de nenes. Vos tenés pito y vos cotorrita. Los hombres no lloran. Las mujeres no mandan. ¿Cómo te vas a pintar? las nenitas se pintan. Uno de los pilares de la Ley de Educación Sexual Integral es, precisamente, deconstruir estructuras, derrumbar prejuicios. “La ESI viene a esto, a pensar todo de nuevo”, afirma María José Marano, Secretaria Gremial de Amsafe La Capital y militante activa por el cumplimiento efectivo de la Ley de Educación Sexual Integral.
Como carta de presentación, María José asegura que: “si me piden que piense en un momento feliz, me transporto a un recreo en la escuela pública”. En su trayectoria como docente y directora de escuela se destacan dos hechos iniciales: en los años 90, junto a un grupo de docentes, fundó la Escuela Esperanza Solidaria con la certeza de que “la educación es política, y hacíamos política educativa en la escuela, dando la posibilidad a niños a los que la escuela tradicional no amparaba”. Posteriormente, a través del Centro de Alfabetización que funciona en el local de la Central de Trabajadores de la Argentinos (CTA), llevaron la propuesta de finalizar la escuela primaria a los jóvenes de El Refugio, un lugar por el que transitan con diferentes propuestas los pibes que trabajan en el centro. Ese espacio permitió que “adolescentes y adultos tengan un lugar donde poder recuperar todo lo que es su derecho y el Estado les negó por alguna razón y puedan terminar su escuela primaria”.
Será por prejuicios, desinformación o falta de interés, pero la Educación Sexual Integral (ESI) es una ley nacional —que en octubre cumplirá 12 años— y, sin embargo, se conoce poco y se cumple a medias. María José Marano es una de las impulsoras de comunicar y difundir sus alcances.
MJM —Para nosotros ESI es una pasión. La Educación Sexual Integral es una ley, si la queremos mirar desde el lado legal, que nace después de mucha lucha en el año 2006. Tiene que ver con que los contenidos de educación sexual estén a lo largo de toda la trayectoria educativa de los pibes. Desde los más chiquititos, cuando ingresan a la salita de 3 o 4 años, hasta cuando egresamos de la universidad. Debería ser un contenido como cuando aprendemos matemática, por ejemplo.
María José explica que: “Esta sexualidad que a veces asusta, en realidad traducida, es la igualdad entre varones y mujeres —así los plantea la ley, nos gustaría que incluya todas las diversidades sexuales, ya lo lograremos—. Es la igualdad entre todos los sexos o las identidades. El respeto al cuerpo, al propio y al ajeno. La soberanía del cuerpo”. Y en el marco de este respeto es que decimos también “Sin ESI no hay NI UNA MENOS” porque los femicidios que dolorosamente vemos en las noticias cada día, tiene una raíz dolorosa en la idea de concebir a las mujeres como una posesión, contra esta y tantas violencias marchamos y paramos juntos sindicatos y organizaciones sociales en Argentina, generando esta marea imparable.
TS —¿Se observa resistencia por parte del Estado, de los padres?
MJM —Es un tema que pica, como dijo Darío Sztajnszrajber, y hay que rascarse. Los papás muchas veces tienen temores infundados, como que alguien puede influir en la sexualidad de sus hijos por permitir determinadas prácticas en las escuelas. Es indispensable el diálogo con las familias. En los talleres lo decimos siempre. Por eso, como primer punto, hay que develar los miedos, sacar los fantasmas. Hay padres que remiten la sexualidad solo a lo que se hace en forma íntima. A esas personas les decimos que nosotros vamos a trabajar la parte pública de la sexualidad: lo que los chicos viven en la calle, en la escuela, cuando hacen las compras, en la cancha de fútbol. Después está lo privado: que es la familia y ahí le toca a los padres, los abuelos, intervenir. No es lo mismo cómo nos tratamos en familia, adentro de casa, que cómo nos tratamos afuera. A veces, los chicos reproducen en la escuela lo que ven en su casa. Los docentes estamos para ayudar, para interpretar ciertos códigos de amor, de deseo, pero no nos metemos en lo íntimo. Eso es para cada una de las personas y con quién elija compartirlo.
En consonancia María José subraya: “ese es el aprendizaje con los chicos. Ver con quién ellos elijen compartir su cuerpo, de a poquito, dependiendo de las edades. A un nene y a una nena de sexto grado les vamos a enseñar cómo posiblemente ellos deban cuidarse cuando tengan una vida activa. Para que nada les pase sin que sepan. La escuela debe informar y lo que dice la ESI es que debemos dar contenidos científicos para cada una de las cuestiones que tratemos. Decimos, hablemos de todo. No hay un tema que no se pueda hablar. Hay edades para cada cosa y los maestros lo sabemos: porque estudiamos psicología y porque la ESI nos va planteando en qué momento tratar diferentes temas”.
TS —¿Cuál es el temor más recurrente cuando se habla, o se niega hablar sobre ESI?
MJM —La ESI aborda contenidos que no solo tienen que ver con la genitalidad, que a veces es el miedo que aparece cuando hablamos de educación sexual, sino que tiene que ver con la construcción de nuestra identidad sexual a lo largo de toda la vida. Y en un período de esa vida los chicos van a pasar por la escuela, nuestra tarea es acompañar. Que esa sexualidad pueda ser vivida, expresada, sentida, como realmente ellos son. Creemos que la sexualidad no se elige” —dice María José y parafrasea a Joan Manuel Serrat “Uno es lo que es y anda siempre con lo puesto”—.
TS —¿Cómo está la implementación de la ESI?
MJM —A nivel nacional está muy desfinanciada. Realmente, no se ha llegado a pautar claramente en las escuelas cómo se dan estos contenidos, hubo un tiempo en el que había materiales didácticos para trabajar en familia, ahora no llegan más. A raíz de mucha lucha, en Santa Fe tuvo, en la Cámara de Diputados, la media sanción de la Ley Provincial. Ahora falta que el Senado también lo apruebe y, de esa manera, conocer cómo se implementará realmente en las escuelas a nivel provincial. Vamos avanzando, con mucha militancia de la gente que está realmente comprometida, y con bastante poca apuesta del Estado a que sea una realidad en todas las escuelas.
Cabe recordar, que en el mes de agosto la Cámara de Diputados de la provincia dio media sanción al proyecto de ley que busca garantizar que la totalidad de los estudiantes reciban Educación Sexual Integral en los establecimientos a los que asisten, sean públicos o privados, y en todos los niveles.
TS —¿Cómo se abordan estos contenidos dentro de las aulas?
MJM —El abordaje debe ser integral. Se puede trabajar desde lo cognitivo, pero es importante abordarlo en general. Desde el discurso por ejemplo. Cuando un alumno ve que su maestro respeta las diversidades, es diverso. No solo darlo como una materia, sino además, tenerlo como una convicción ideológica de respeto que atraviese todo. Cómo le hablamos a los pibes, qué definiciones institucionales tiene la escuela. Cómo festejamos los actos, hay que revertir las estructuras de poder. Eso de que en las salas iniciales la cocina es de la nena, pero la construcción es de los varones. Hay varones que quieren jugar a pintarse, y hay nenas que quieren jugar a la pelota, a liderar, sueñan con ser presidentas. Estamos viviendo cambios muy grandes. El tema es ver cómo miramos esos temas, cómo lo deconstruimos. Si nos asustamos de las situaciones que vemos o si lo convertimos en una situación pedagógica. Fomentamos la discriminación, el estigma, o trabajamos desde la diversidad y la alegría.
Texto: Guillermo Capoya | Fotos: Pablo Aguirre | Maquillaje: Mariana Gerosa | Nombre de sección: Perfiles y personajes | Edición: N° 65