Hugo Lazzarini propone, en su narrativa plástica, el arte de invocar textos pictóricos universales y convocarlos a que, mixturados, fragmentados e intervenidos, reformulen “un decir” impregnado de transfiguraciones estéticas.
La trascendencia del mensaje deseado, está relacionada con una intensa búsqueda de “La Belleza”, por medio de la percepción sensorial y la subjetivación del objeto artístico que prolifera en múltiples y profusos frisos e imágenes provenientes de un acabado conocimiento del pasado y de la construcción arquitectónica de la realidad.
Arquitecto y artista plástico conviven en un quehacer cotidiano de pensamiento y acción, que coinciden en la necesidad de que el placer del arte atraviese y permanezca como un motor que impulsa hacia adelante, hacia un futuro siempre esperado.
TS– ¿Cómo comenzaste en el arte?
HL– Desde muy chico me interesó el arte. Nací en Venado Tuerto, viví en San Jerónimo Norte y desde la juventud en Santa Fe. Soñaba con pintar iglesias y otras Capillas Sixtinas, dibujaba en los cuadernos y en grandes hojas de papel blanco que mi papá traía de su imprenta, en los pizarrones de la escuela y en los tapiales de mi casa y me encantaban las historias antiguas, bíblicas y mitológicas. Toda una mata de raíces de lo que hoy realizo. Fui al Liceo Militar (que me disciplinó) y me recibí de arquitecto a los 22 años.
Con mi querida esposa, María del Carmen, eterna compañera de proyectos y locuras, viajamos desde muy jóvenes, varias, varias veces a Europa y bebí, desde los paisajes y pueblos más apartados a los grandes museos, toda la cultura europea, gozando hasta lo más mínimo de los grandes encantos de la vida. Absolutamente todo lo que ganamos monetariamente en nuestra profesión lo invertimos en viajes y aún tenemos cientos de proyectos por realizar.
TS– ¿Sos feliz en lo que hacés?
HL– En realidad soy un afortunado. Soy un eterno enamorado de la vida. Incansable laburante, activo, jovial, alegre, práctico, emprendedor, soñador y a pesar de los tristes momentos que pasamos, propios de la vida, luché por superarlos y emprender nuevas y felices experiencias. “Siempre adelante”, ese es mi lema y hasta la muerte, inevitable amiga que al final espera, quiero ganarle, dejando mi legado a mis tres hijas, diez nietos y una parva de amigos, que son mis acicates y constantes motores.
TS– ¿Cómo te formaste académicamente?
HL– Leo mucho. Por lo general sobre temas históricos. Tenemos una colección de libros, en mis casas de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba, que fácilmente alcanza o supera el medio de cualquier biblioteca pública. Estudio, prácticamente todos los días, las pinturas y técnicas de los grandes pintores universales. Ésa es mi formación, además de lo aprendido en la Universidad y compartido unos meses en los talleres de César López Claro y Álvaro Gatti. Frecuento mucho lo museos y galerías de arte y del trabajo de otros artistas aprendo muchísimo, aún de ciertas expresiones modernas que no me gustan demasiado.
TS– ¿Cómo encarás tu tiempo y tus actividades?
HL– Trabajo incansablemente en mi profesión y eso me permite ganar plata. A la noche y los fines de semana, dibujo y pinto con mucho entusiasmo. Hay momentos que me olvido del reloj y paso horas extasiado entre pinceles y colores. Permanentemente me acompaña la música: soy coleccionista de Bandas de Sonido de películas, acerbo que superan los mil ejemplares y sólo escucho música de cine, transportándome a otras historias, lugares y épocas.
A mis cuadros los inicio con acrílicos aguados, luego entonados y acabados al óleo, con mezcla de cortes de diversas pinturas. En realidad, me gustaría ser algo más desprolijo y espontáneo pero, no hay caso, vuelvo una y otra vez al acabado perfecto y detallista.
TS– ¿Cómo definirías a tu pintura?
HL– Mi pintura está cargada de alusiones. La temática y escenarios se multiplican, abarcando los mensajes más diversos. Trato de ser narrativo; en cada obra tengo algo o mucho que decir, símbolos y conceptos que quiero expresarlos en metáforas, reflexiones sobre la condición humana y nuestra realidad social plasmados en tramas texturadas o planos lisos, siempre utilizando una amplia gama de colores. Mi producción abarca tres temáticas, casi todas entrelazadas: la denuncia social, la iconografía histórica y las referencias al arte clásico, especialmente el Renacimiento. Del repertorio histórico, juego con acontecimientos y retratos de otros tiempos, trayéndolos al lenguaje actual.
TS– ¿Estás conforme con tu arte?
HL– Si, por supuesto, pero me falta aún mucho más. Siento que aún no encontré mi verdadero estilo, continuamente me esfuerzo por expresar nuevas ideas, temas y técnicas, buscando afanosamente “La Belleza” que es lo que me atrapa y me encandila como un faro en la noche.
“Mi producción abarca tres temáticas, casi todas entrelazadas: la denuncia social, la iconografía histórica y las referencias al arte clásico.”
CREDITO: Ezequiel Perelló
FOTOS: Pablo Aguirre