“El arte, como lo han dicho muchos y parece un cliché, sinceramente creo que me salvó. El humor nace de la tragedia y el actor lo usa así, el músico compone y el que baila mueve el cuerpo y lo expresa. Yo como artista plástica al principio tenía una carga emocional fuerte. Hoy siento que si no la hubiera tenido estaría más complicada”.
TS – ¿Cuáles fueron tus orígenes en las artes plásticas?
SB – Cuando estaba terminando la secundaria empecé a consultar en mi entorno cercano, ¿si estudio arte que pasaría? Arquitectura también me gustaba aunque me parecía muy duro para mí. Entonces dije, voy a hacer decoración, algo también sensible, buscaba medios por donde poder expresarme. La decoración de ese momento no es la decoración de ahora y el arte de ese momento no es todo lo que se ve hoy por hoy. Tenemos más lugares para exponer, hay toda una movida mucho más interesante.Empecé a estudiar decoración y mientras tanto, como tenía profesores que, algunos eran arquitectos y otros eran de la Mantovani: Rojas Molina, Eduardo Croche, Francisco Roa, me enseñaron materias como dibujo morfológico y dibujo técnico que fueron puentes y herramientas que usé para animarme a decir lo que quería contar y mientras usaba esas herramientas, comencé a hacer bocetos, a dibujar y armé una carpeta enorme. Me acerqué a la Asociación de Artistas Plásticos y llevé la carpeta, me aprobaron, les gustó, y ahí se inició todo lo que devino después. Con muestras colectivas donde estaban Gaby Pertovt, Yeyi Andino, un montón de artistas, que creo que estábamos más o menos todos en lo mismo: “agrupados para crecer juntos”. Hasta que llegó la primera muestra individual, aunque todavía no me decidía a ser solamente artista.
TS –¿Te reconocés una Stella Brieva niña con esta veta sensible por los trazos y por las texturas?
SB – Si, era de dibujar para mis amigas, era la nena que dibujaba para todos. Tengo amigas del colegio que tienen guardados dibujos míos. Aprendí a tomar de los que me anteceden en la vida, más allá que están los que dicen que soy “autodidacta” yo no me siento autodidacta, porque creo que aprendí tanto de mi abuela que era profesora de música en el coro de niños, de mi abuelo que era violinista, mi mamá que estudió bellas artes, mi hermano que es actor.
TS – De hecho el patrimonio cultural que fue heredado, y vos pudiste expresarlo de este modo, canalizarlo por ese lado
SB – Desde ya, al tener una búsqueda muy intensa, personal, hace que tengas siempre la fuerza necesaria para decir sé lo que quiero, a lo mejor no tengo claro como lo voy a lograr pero lo voy a hacer. De esa manera fui tomando, inconscientemente creo yo, esas herramientas y modos de expresar los sentimientos sumando mi formación profesional como decoradora que también influyó.
TS – Tu obra, ¿con quién te parece que puede llegar a estar en diálogo?
SB – Decididamente, y aparte por la opinión de muchas personas, con Ricardo Carpani, ya fallecido, que fue un dibujante que perteneció al grupo Espartaco. A él lo descubrí y sabía que tenía la misma impronta de él cuando me presenté con carpetas para el Liceo Municipal, llevé mis trabajos para pedir sala, y me dijeron: “vos copias de Carpani” y yo le dije: ¡no! Primero yo no copio, lo que yo creo es mío, es genuino, es auténtico y me dijeron: “pero esto es muy parecido”. No conocía a Carpani y me puse a investigarlo. Cuando vi los rostros, las manos, los rostros facetados, me sorprendí mucho. Fue un encuentro, más que haberlo buscado, nos encontramos.
TS – ¿Por qué los clowns en tu obras?
SB – Los clowns surgen del pedido de mi hermano, a mi nunca se me hubiera ocurrido dibujar un payaso, él me decía: “vos sabés que a mí la plástica mucho no me va, y la verdad es que me encantaría tener cuadros tuyos, pero a mí me gustan los payaso. ¿Por qué no me hacés a mí, que soy un payaso? Asentí a su pedido, esbocé una idea, indagué cuál le gustaba y ahí empecé. La verdad es que me quedó la semillita, más allá que tuve una época más barroca para construir los cuadros, para hacer la composición, era más cargada pero lo de la parte escenográfica, todo lo que tenga que ver con lo teatral, la imagen teatral, el
maquillaje, es un mundo fascinante. En mi obra necesito poder encontrar el gesto necesario que yo pueda contar, algo que tenga fuerza. Necesito demostrar desde un sentimiento, una emoción, algo que me está pasando. Decididamente son emociones: las manos, los ojos y la boca. Son lugares del cuerpo por donde pasan mis emociones.
TS- ¿Cómo te ves en la actualidad?
SB – Cada uno elige a sus maestros y cada uno elije qué personas te pueden llegar a acompañar a descubrir qué necesitás contar”. Y yo tengo amigas, no soy ni carne de diván, ni voy todos los días al psicólogo, pero tengo amistades que son psicólogas, son para mí guías espirituales. En mi última muestra en AG arte estaban presentes acompañándome porque tienen mucho que ver con el momento que estoy viviendo. Considero que uno tiene que estar en paz con lo que elige para poder contarlo, no se puede contar si estás turbada, por eso es que también dejé de producir porque cuando uno tiene la cabeza en un tornado es muy difícil contar, no tenés claro nada.
TS – Esto que estás definiendo fue tu crisis ¿vos podés identificar que hay un momento de crisis con tu profesión?
SB – Si, si, decididamente. Muchas veces hay gente que suele pegar piñas para afuera, o sea se enoja y la piña va para afuera y hay gente que nos castigamos en lo que más nos duele. Y yo, en muchas cosas de mi vida siempre me comporté de la misma forma, cuando las cosas no me salen me pego a mí misma. Y bueno, me pegué en donde más me duele, me quité lo que más me duele. Pero si no hubiera pasado por esa crisis a lo mejor me hubiera costado, después, sentirme tan consciente y presente como me siento en este momento. El tema es que empecé a tener grandes insatisfacciones, llegaba a mi casa y decía ¿y yo que hago conmigo? ¿qué hago con mi vida? Era una batalla dura, que tuve que librar. Llegó un momento en que me agoté, empecé a no tener buena predisposición en los proyectos de otros, o siendo la colaboradora, dije basta, no quiero colaborar más con nadie, estoy todo el tiempo detrás de otros, no me animo a comandar mi propio barco. Y bueno, empecé a asumir mi propio poder que es esto que hago y me la estoy jugando por eso.
TS- ¿Cuáles son tus proyectos propios a futuro?
SB- Se viene un año cargado de cosas nuevas. Tengo que trabajar mucho para producir obras que van a ser presentadas en un crucero de artistas y maridaje de vinos, que lo propone una empresa bancaria, al que van a ir seis artistas selectos. Vamos a viajar, a trabajar, a hacer obras que después las personas invitadas por el Banco, van a votar por el cuadro que represente para hacer las etiquetas de los vinos en una edición limitada, es una clara propuesta de marketing, y los artistas aunque lo neguemos necesitamos marketing para darnos a conocer y así poder vivir de nuestra maravillosa profesión.
CRÉDITOS: Ezequiel Perelló