Tiene 34 años, hace dos que es concejal por el Frente Progresista, Cívico y Social en Santa Fe. Es el menor de tres hermanos: Daniel (el Colo), le lleva 16 años y fue su figura paterna porque su padre falleció cuando él tenía tres; Laura es docente y le lleva 13. Sobre ella también afirma “era mi vieja”. Su madre trabajó mucho: fue empleada de comercio y luego personal no docente de una escuela. En poco tiempo será padre.
TS —¿Cómo era de alumno?
SB —A la primaria fui a la escuela Sarmiento, era perfil bajo, con responsabilidad, tenía buenas notas, no me costaba aprender, no era ojota para el deporte, terminé con muchos amigos que todavía veo. En la secundaria fui al Comercial Domingo Silva, allí están los mejores recuerdos porque hubo un desarrollo mayormente personal.
TS —¿Nació la militancia?
SB —Sí, con el centro de estudiantes, pero en ese momento no era amigo de la política, mi hermano, el Colo, fue quien insistió (aunque
reconoce que ya tenía una calco de la Juventud Radical pegada en su carpeta). Era delegado del curso.
Hoy soy inquieto, de las pequeñas ideas salen los grandes cambios y afloran las referencias y los liderazgos. Las primeras, permiten a un líder encaminarse en una causa, en cambio el liderazgo lo ejerce quien va hacia adelante marcando un camino. En 2003 ayudaba a mi hermano en la seccional, en la vecinal República del Oeste, volanteaba, armaba cartas a los vecinos, empecé a tomar vuelo. Pero llegó la inundación y me impactó mucho. Una noche salí solo y sentí miedo, había oscuridad, escuchaba llorar un nene, las canoas llegar desde el oeste. Sentí que me molestaba esa situación y empecé a militar activamente en la Juventud Radical, en el sector que representa Jorge Henn. Soy letrista, salía en una camioneta con los más grandes, un día agarré la brocha y hasta 2006 pinté paredes, en mi campaña no pinté mi apellido pero colgué pancartas.
TS —¿Cuándo el militan
te se transforma en dirigente?
SB —Cuando tenés respaldo de los demás militantes empezás a forjarte como dirigente. Pero no dejás de ser militante. Siempre voy a poder entrar a mi barrio con la cabeza en alto. Pertenezco a la generación de los 90, allí la clase política dinamitó la confianza, y eso solo se recupera con más política. Hoy hay muchos jóvenes en el concejo, en la Cámara de Diputados, debemos ser protagonistas.
TS —¿Cuál es el proyecto que ideó y cambió vidas santafesinas?
SB —El de la eliminación de la tracción a sangre está pendiente, es integral y requiere consenso, también, el de los cambios en el carril exclusivo de avenida Rivadavia porque golpeé puerta por puerta; el de la remodelación de calle Mendoza creo que es para bien pero el que impacta, directamente, en la calidad de vida es que los discapacitados puedan viajar con cualquier acompañante gratis en colectivo, eso es libertad, antes debían hacerlo con una persona determinada.
TS —¿Qué le aconsejaría a Sergio Basile, a punto de ayudar a los inundados una noche de 2003?
SB —Que se anime a comprometerse ante los problemas de la ciudad, no hay que mirarse el ombligo ni analizar el corto plazo, lo colectivo es lo que nos ayuda a estar mejor. Ser parte de algo es la línea común que nos debe llegar a todos, no se hace política desde lo partidario solamente, le diría que siga preguntando por qué, cómo y para qué, si uno quiere provocar cambios debe ponerse en el lugar del otro. Quizás al intendente le pasó eso, perdió percepción de lo que pasa en la ciudad.
Texto: Sergio Ferreyra
Fotos: Pablo Aguirre