Cada 6 de marzo se conmemora en todo el mundo el Día del Escultor, en honor al nacimiento de Miguel Ángel Buonarroti, uno de los mayores representantes de la profesión en el Renacimiento. Conocido bajo el nombre de Miguel Ángel, nació en 1475 en la ciudad italiana de Caprese.
¿Quién fue Miguel Ángel?
Además de escultor, fue arquitecto, pintor, y poeta, y desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma. Su escultura más emblemática es el David, la cual se expone en Florencia, pero realizó otras obras populares como la Virgen de la Escalera, El Baco con un Sátiro o La Piedad de la Basílica de San Pedro.
Miguel Ángel desarrolló su arte durante más de setenta años entre Florencia y Roma. Allí era donde vivían sus grandes mecenas: La familia Médici de Florencia y los diferentes papas romanos. Todos ellos habían caído rendidos a la perfección del artista que, desde muy pequeño era conocido por sus contemporáneos como el Divino.
Si bien es cierto que Miguel Ángel era conocido por su perfección, también era conocido en la época por su fuerte personalidad. Su lenguaje no era para nada acorde a su arte, el artista era muy mal hablado y hasta el Papa Julio II afirmó que era imposible hablar con él. Además, muchos de los ayudantes de la Capilla Sixtina afirmaban que estaba siempre sucio, mal vestido y desprendiendo un olor terrible.
A pesar de todo, no se puede negar el increíble talento del artista. Desde muy pequeño Michelangelo quiso dedicarse al arte, algo que molestó a su familia. En aquel momento ser artista no estaba bien visto pero, por suerte su talento hizo que Lorenzo el Magnífico lo invitara a vivir en su palacio/escuela, donde destacó sobre los demás.
Poco a poco el artista se dio a conocer por toda Italia y los más poderosos quisieron tener su obra. Así, Miguel Ángel realizó frescos, esculturas, dibujos y pinturas que le permitieron vivir una vida acomodada que además disfrutó como quiso.